Cautivada por mi jefe
Cautivada por mi jefe
Por: AtharisS
Prólogo

El sonido retumbante de gritos de miedo, de furia y de dolor llena el pasillo nunca silencio. Los pocos vecinos que caminan, llegando o yéndose, nos miran con lástima, pero nadie dice nada, porque todos en este edificio tienen problemas, y los nuestros, son solo importantes para nosotros.

Aprieto a mi hermanita de 4 meses contra mí pecho y miro a mis otros hermanos, todos agarrados de mi camisa fuertemente. Tal vez no sea capaz de escuchar sus corazones, pero prácticamente puedo sentir como laten con fuerza por el miedo a lo que esos gritos en nuestro departamento significan.

Demasiados problemas.

Trago saliva y respiro profundo, pensando en que debo hacer para cuidar a mis hermanos.

-Tal vez deberíamos ir al parque otro rato.- hablo y miro a Kyle, mi hermanito de 9 años. El mira a Jessy, quiero pone sus grandes ojos verdes en los míos, se muestran tan asustados que lo único que quiero es entrar al departamento y pedir que por favor, se detengan, lamentablemente sé que eso nunca va a funcionar, porque una vez lo intenté y dure dos días sin ser capaz de moverme de la cama, llorando porque Kyle se estaba arriesgando demasiado al cuidar a nuestras otras dos hermanas.

Jessy de 6 años y Anna, de tan solo 2 meses en ese tiempo.

-Pero tengo hambre y Anna también, por eso vinimos.- respiro profundo nuevamente y miro la puerta durante lo que creo fueron varios minutos, no lo sé. Estaba tratando de armar una especie de valor dentro de mí, para hacer lo que mis hermanos necesitaban.

Sin embargo, yo también soy una niña.

-Ok, vamos a hacer algo. Ustedes se van a quedar con Anna aquí. No van entrar hasta que yo les diga que lo haga, ¿Está bien? - busco los ojos de Kyle, los cuales se ponen aguados de inmediato.

-Pero, Ava... Ellos.- los mando a callar.

-Voy a estar bien. Solo están borrachos.- trato de calmarlos. Obviamente no funciona.

-Asi son más peligrosos.- susurra Jessy y yo le entrego la niña a Kyle, que me súplica con sus ojos.

-Todo va a estar bien, ya van a ver. Solo quédense aquí.- les toco el hombro a todos y los dejo en una esquina donde no pueden ver ni la puerta del apartamento, más que todo por su propia seguridad. Si alguien sale, alguien peligroso, ellos no serán vistos.

Les vuelvo a decir que todo va a estar bien y camino hacia la puerta de nuestra casa, donde se escucha como algo de vidrio es estampado contra el suelo. Mi corazón comienza a latir con todavía más fuerza y aprieto mis manos en puños antes de armarme de valor para girar la perilla y darle frente a la escena que se lleva a cabo en el pequeño apartamento de dos habitaciones, un baño, una sala mínima y una cocina todavía más pequeña. Y la escena, hacia ver todo más pequeño, porque solo podía captar más y más desastre.

Los sillones sucios que habían, estaban volteados, había vidrio y cosas rotas por todo lados, incluso gotas de sangre manchando las cortinas y el suelo. Las pocas flores que había, estaban todas sueltas, ensuciando el lugar por completo y dándole a todo una vista de película de terror.

Lamentablemente, eso no era lo peor, sino la pelea que se estaba llevando a cabo, dónde el padre de Anna, le estaba dando patadas a mi madre, quien estaba tirada en el suelo, gritando de dolor mientras su amante la mirada con un odio demoníaco.

Otras veces, tal vez, me hubiese puesto a llorar por todo el daño que le estaban haciendo. Hoy, ya estaba acostumbrada a todo esto, porque mi madre, era la peor persona para escoger pareja. Es comos i ella amara que la maltraten, porque solo se busca hombres que la ven como un saco de boxeo.

Mi madre escupe una bola de sangre y eso es lo que me hace reaccionar, porque no importa nada más, solo que ella, sigue siendo la mujer que me dió la vida.

Corro hacia Javier, y en el camino, agarro una pequeña escultura de metal, la cual le lanzo directo a la cabeza. Él se gira hacia mí y la escultura le da justo en el ojo, haciéndolo gritar. Anteriormente hubiese cometido el error de correr a ayudar a mi madre, pero está vez hago otra cosa, lanzo mi pequeña pierna hacia el pecho de Javier y como está concentrado en su ojo, no está preparado para soportar mi patada y cae al suelo.

El miedo me quiere paralizar, pero lo único que hago es tratar de levantar a mi madre, que lo única que hace es escupir sangre.

-Vamos, mami. Vámonos.- le suplico con lágrimas en los ojos mientras no pierdo de vista a Javier, que ya se está levantando con maldiciones y amenazas saliendo de su boca. Si no nos marchamos lo antes posible, esto va a empeorar.- Mamá, por favor. Tenemos que salir.

-Esta es mi casa.- susurra adolorida, pero trata de levantarse.

-Mama, nos va a matar.- le suplico y un alarido de miedo se me sale cuando Javier se levanta y enfoca su vista ensangrentada en mi.

-Pequeña perra.- gruñe y se lanza hacia mí. Mi mamá trata de interponerse, Pero solo hace salta un empujón para tenerla de nuevo en el suelo, dejándome a mí en el camino de un Javier lleno de ira.

Yo miro hacia un lado y trato de agarrar un pedazo de maceta que quedó encima de la mesa. La tomo en mis manos, Pero un jalón fuerte de cabello me lleva hacia atrás, tirandome fuerte al suelo, haciendo que mis manos, mis brazos y parte de mi espalda sean víctimas de vidrios que se meten directo a la piel.

Un grito de dolor sale de mí, el cual es remplazado de inmediato por gritos de ira cuando Javier se lanza hacia mí y yo le lanzo el pedazo de maceta afilado, la cual se entierra en su mejilla. El grita de dolor y yo me arrastró hacia atrás.

Lamentablemente no soy lo suficientemente rápida, porque una simple patada que me lanza, me deja fuera de combate. Soy consciente, Pero no tengo la fuerza para luchar contra los golpes que recibo después de eso, solo me coloco en posición fetal y recibo las patadas mientras la sangre de las heridas que le provoqué, caen sobre mi.

Mi boca se llena de sangre de inmediato, mi cuerpo comienza arder y lo único que puedo pensar, es que si salgo de esta, jamás voy a permitir que mis hermanos pasen por esto. Jamás.

En algún punto, todo se detiene y estoy lo suficientemente consciente, para ver un cuerpo grande caer al suelo en un solo estruendo.

Después de eso, nada.

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