Respiro profundo, porque yo vine aquí a trabajar, solo a eso, no a discutir con nadie, y menos con mi jefe, el cual puede ser fácilmente modelo de una revista porno premium o menos aún, un Chris de Avengers, porque está divino. Lamentablemente, es un idiota y nada más y nada menos que el único que puede ocasionar mi despido.
Por ende, les ordeno a todas mis hormonas que le bajen dos a lo que están provocando dentro de mí, porque si no caí en mi adolescencia, no caeré en mi adultez. Yo tengo un objetivo, y los hombres, para mí, son un enorme obstáculo, porque he conocido demasiados y solo pocos pueden llamarse caballeros. Y con solo ver a este par, puedo notar que de caballeros no tienen nada. -Si me disculpan, voy a comer mi jornada laboral.- doy un asentimiento y comienzo a caminar - Yo no te he dicho que puedes empezar a trabajar.- me detengo, respiro profundo nuevamente y me giro lentamente. ¿Cómo es posible sentir odio hacia una persona si lo acabas de conocer? - Quien me contrató me dió instrucciones, por ende, voy tomarme el atrevimiento de comenzar mi labor, si no le molesta.- sonrío como toda una profesional. Que haga efecto los videos de tik tok de como ser una secretaria eficiente. Mi jefe me mira fijamente a los ojos varios segundos y yo le sostengo la mirada como toda una mujer segura, aunque por dentro de estaba derritiendo, no se amor ni nada por el estilo, sino de incomodidad y nervios. - ¿Cómo dijiste que te llamabas? - hago una sola línea en mis labios. Se lo dije hace un minuto. -Ava Torres, para servirle.- él mira a su hermano y ambos arquean las cejas, como si se estuviesen comunicando entre ellos. -Para comenzar mi día, me gusta tener en mi escritorio un caramel macchiatto, acompañado de un croissant relleno de huevo, espinaca y queso, y un cinnamon roll con bastante chocolate.- arqueo una ceja y no puedo evitar detallarlo bien. No pienses que alguien con el aura tan negra y el carácter tan horrible le gustara tanto el dulce. Yo lo imaginaba como se esos hombres que toman el café bien negro y sin azúcar, más una galleta de avena y un triste cup cake de vainilla - ¿Por qué no anotas? - pregunta mirándome de una forma extraña. -Soy capaz de recordarlo.- respondo únicamente. - ¿Y si escuchaste bien? Porque no te veo ir a buscar mi pedido.- ¿Esto es un adulto? Tiene cara de 30 años, tal vez un par menos, Pero es el típico niño de padres con mucho dinero que están acostumbrados a qué todos obedezcan sus órdenes, y lamentablemente, yo soy la chica a la que le pagan para obedecer esas órdenes. Es lo único que he conocido en mi vida. - Ya se lo traigo.- comienzo a caminar hacia él ascensor y me volteo justo en el momento que ellos estaban viendo hacia abajo y alzan la mirada rápidamente. Espero que haya más mujeres trabajando en este lugar, porque no me gusta estar tanto tiempo rodeada de hombres cavernícolas.- ¿Tiene alguna tarjeta empresarial que pueda usar? - alzo la mano y el baja la mirada. -Solo pide a mi nombre. La empresa paga después.- asiento y me voy, escuchando como empiezan hablar entre ellos de la incompetencia de su prima al escoger secretarias. Lo peor es que todos saben que los escucho, porque estaban a unos metros del ascensor, el cual apenas estaba cerrando sus puertas. ***** Regreso unos buenos 40 minutos después, porque la cafetería estaba a reventar. Había personas en todos lados y una fila que casi salía del local. Aunque eran rápidos atendiendo, no se daban abasto. Apenas entro al edificio, ahora sí hay personas caminando de un lado a otro, apurados y otros tranquilos, incluso algunos con maquetas en mano y pocos con bolsos llenos de papeles. Entro al ascensor y antes de que se cierren las puertas, veo al hermano del ascensor caminar hacia la salida con los mismos tres hombres detrás de él. ¿Por qué necesita tanta protección? Llego arriba con el sudor bajando por mi frente y cuando se abren las puertas en el último piso, puedo notar lo lleno que está. Todos están sentados haciendo si trabajo y cuando doy un paso al frente, es como si me escucharan, porque todos se giran y fijan sus ojos en mí unos segundos antes de volver a su trabajo. Camino con paso apresurado hacia la oficina del jefe y todo la puerta varias veces, sin recibir respuesta. - El señor Vanetto se marchó hace 40 minutos.- me giro para ver una chica con varias carpetas en sus manos. Tiene unos lentes grandes, Pero unos hermosos ojos azules, que resaltaban gracias a su cabello negro. Era bastante pequeña y con una muy linda figura. Incluso parecía ser menor que yo, por la cara de niña que tiene. - ¿Se marchó? Pero si hace 40 minutos hizo este pedido.- ella suspira y asiente. -Debes ser su nueva asistente, por lo visto.- asiento.- Entonces ya habrás notado lo idiotas que son nuestros jefes, los hermanos Vanetto. - suspiro. -Tal vez lo haya notado un poco.- ella asiente. - Guarda eso por ahí, los más seguro es que apenas llegue lo exija y si no lo tienes, es peor. - tomo todo eso en cuenta.- Por cierto, mi nombre es Alba. Si tienes alguna duda no dudes en consultarme, yo soy la asistente del señor Enzo. - ¿Cuánto llevas trabajando aquí? - coloco la bolso en una mesa apartada de mi puesto y ordeno la cantidad de carpetas que hay en el escritorio con una mi nombre grabado en una tarjeta de metal pegada a la mesa. Se mueven rápido. - Dos meses. Según he escuchado, he Sido la asistente que más ha durado. Esperemos que te ganes el mismo título.- asiento sonriendo. Claro que lo haré. Ningún idiota me hará echar este trabajo por la borda y mucho menos mi jefe. -Esperemos.- le respondo y me siento en la silla, que al menos es cómoda. -Ya configure el sistema. Para obtener la información horaria del señor Vanetto, solo debes agregar tu teléfono y lo llevarás contigo a todos lados.- le dedico una sonrisa de lo más real. - Muy agradecida.- ella asiente. -Ya sabes dónde encontrarme.- asiento y la veo marcharse. Después de eso, comienzo a trabajar. Reviso todos los documentos y los voy separando por importancia y antigüedad. Me aprendo el horario de arriba abajo y de abajo arriba, sorprendiendome, ya que este hombro tiene ocupaciones hasta los domingos a las doce se la noche. Después de varias horas, logro tener todo perfectamente ordenado tanto en el sistema como en mi cabeza, porque mi memoria es así de buena. Cuando se hace la hora del almuerzo, como aquí mismo, leyendo algo interesante que contre en la computadora, que dicta las alergias y mañas del jefe. Es alérgico a los camarones y a un medicamento para el dolor de cabeza. Odia toda clase de te y que lo llamen cuando está en el gimnasio o almorzando. Todo eso lo memorizo y cuando se hacen las 3 de la tarde, se hace el silencio y eso me hace alzar la mirada, para ver al señor Vanetto caminar directo hacia mí. - ¿Dónde está mi pedido? - no dice buenas tardes mi nada, Pero que puedo esperar de este señor. Me giro y tal como lo traje, se lo doy. Él entrecierra los ojos y le sonrío. -No olvide que tiene una reunión con los representantes de industrias Chan en una hora, y que debe llamar a su madre a la misma hora de siempre. -Cancela la reunión con... -Por favor, permitase recordar la importancia de hacer negocios con una industria tan grande como lo es la China. Perderla es perder billones de dólares por una razón que frente a esto, no lo vale. - ¿Cómo sabes que no lo vale? - pregunta y se apoya de la pared, sacando el cinnamon roll. - ¿Vale más que billones de dólares... Señor? - entrecierra los ojos, más no responde. Solo entra a la oficina y cierra la puerta suavemente. No sé si gané algo, pero definitivamente se siente un poco de esoApenas salgo del trabajo, corro directo al restaurante, debido a que salí como una hora tarde porque desde que llegó el señor Vanetto me tuvo de arriba a abajo por todo el edificio. Tuve que buscar maquetas en el piso 6, subir al último piso, después bajar a darle especificaciones sobre lo que quería el señor realmente, subir nuevamente, llevar papeles de un lado a otro, correr a buscarle comida, agendar reuniones, cancelar ciertas reuniones, tomar llamadas, aunque la mayoría era de mujeres buscando otras cosas. Mi primer día fue realmente movido, y cuando terminé de trabajar en el restaurante, llegué a las 12 de la noche muerta. Caí sobre la cama y no duré ni un segundo más despierta. ****** Un ruido extraño hace que mis ojos se abran de golpe, con el corazón latiendo a millón, temiendo que algo esté pasando. Me enfoco en la habitación y veo a mi hermana menos dormir en su cama. Busco a los mayores y no los encuentro por ningún lado. Siento una presión inmensa en el pecho y me lev
Me quedo afuera de la cuarta tienda que he visitado en la cuadra, ya que los precios de toda la ropa me ha dejado un tanto sorprendida, debido a que siempre he comprado en tiendas de segunda mano y esto es muy diferente, más si estás prendas que tienen varios ceros. ¿En serio un pedazo de tela puede costar tanto? Suspiro y entro, buscando algo sencillo y elegante, lo más económico que pueda encontrar. En el fondo un maniquí llama mi atención y le sonrío a una chica mientras camino hacia él, tocando el blazer beige. Se ve tan cómodo y hermoso que me muerdo el labio, por lo que comienzo a buscar la tarjetilla de precio. - Estás perdiendo el tiempo.- salto con el corazón en la boca y me giro para ver a mi jefe justo detrás de mí. - Usted me envió.... -Si, pero no para que andes deambulando. ¿No viste el horario de la reunión? Ya vamos tarde.- mi boca se abre y comienzo a pedir disculpas, por lo que él entrecierra los ojos y me detiene con la mano. - No parlotees tanto.- busca una de
Pasa una semana entera y yo hago mi trabajo lo mejor que puedo mientras el señor brilla por su ausencia despues del cuarto día de la semana. He tenido que cancelar varias reuniones y aunque he tratado de buscar a mi jefe en todos lados, siempre me dicen lo mismo: es normal que se pierda, debe estar en Italia con un argán de mujeres. A mí realmente me vale que esté con un centenar de mujeres, lo que si me vale es que cada vez que pasó cerca de la señora Colleman me lanza miradas desaprobatorias. Por eso mismo, al pasar los tres días, averigüe la dirección de su humilde casa y fui directo a ella, con mi carpeta llena de papeles que él necesitaba firmar para hoy. Y digo humilde con completo sarcasmo, porque es una casa de 3 pisos, marrón con gris y ventanas blancas, tenía dos árboles a cada lado y tuve que caminar un rato para llegar a la puerta. Me quedo mirando la puerta y noto que hay una rejilla para colocar un código, el cual me dió la señora Colleman cuando le dije que lo venía
Me miro en el espejo y unos ojos llorosos e hinchados me devuelven la mirada. Respiro profundo y comienzo a maquillar todos los morados enormes que me quedaron en el rostro, los cuales duelen horrible y siento que con cada mueca que hago, se me va a desprender una parte de la piel. Sin embargo, eso no es lo peor, sino los hematomas en el resto de mí cuerpo que al menos puedo cubrir con suéter de manda larga y pantalones. Estoy perfectamente cubierta y agradezco que esté en una zona donde siempre hace frío. Suspiro tratando de no recordar todo lo vivido el día de ayer y continúo mi labor por 30 minutos más, hasta que estoy satisfecha con el resultado del maquillaje. Salgo del baño y me tengo que agarrar de la pared, porque el dolor que me recorre el cuerpo me corta hasta la respiración. Respiro profundo y me enderezo, caminando hacia la cocina con una sonrisa. Mis hermanos se giran con miradas preocupadas y yo les sonrío. -Estoy bien, estoy realmente bien .- les miento y miro h
Suspiro ante esas palabras y en ese momento alguien toca la puerta. Yo me alejo un paso con una pequeña mueca en mi rostro. Un segundo después, la puerta se abre y por ella entra un hombre muy bien parecido, con las mismas características que mi jefe, con una única diferencia, es que ese parece rondar sus treinta finales, y mi jefe debe estar en sus veinte finales. El hombre fija sus ojos en mí y como ya estoy acostumbrada, me ve como si fuera una poca cosa. Suspiro. - ¿Dónde está tu asistente? - alzo la mano ante su pregunta, hecha por una voz gruesa, solo que no causa lo mismo que la del señor Visconti. - Esa soy yo, señor. ¿Qué se le ofrece? - me comporto lo mejor que puedo porque desde aquí me huele que este también es un jefe. -Busca dos café sin azúcar y dos tortas de limón.- asiento, pensando en la mala suerte que tengo el día de hoy. Yo que no me quería mover tanto. Doy un paso al frente y la voz de mi jefe me detiene. -No tienes que ir a buscar nada, para eso tienes tu
Dante Visconti Desde que estos japoneses se antojaron de comer en este lugar, ya sabía que las cosas no iban a ir bien. Ellos estaban emocionados, hablando de negocios y yo no podía evitar llevar mi mirada hacia mí asistente, que estaba evitando la mía a toda costa. Debo admitir que verla aquí me molestó y por alguna razón que hasta el momento no logro comprender, tuve que controlar mis ganas de levantarme, ir hacia ella y sacarla de aquí, porque la he estado observando y no ha dejado de hacer muecas cada que camina, incluso se ha detenido para respirar y continuar con su trabajo. Mi interes por ella es algo que me ha estado molestando desde que la Vi el primer día que llegó a la empresa, el día que consiguió el trabajo. Yo estaba llegando cuando la Vi salir con una sonrisa y de la nada comenzó a saltar y bailar. Eso provoco algo en mí y me llamó tanto la atención que no me bajé del auto solo paga observarla, porque algo en ella desbordaba una inocencia que llevo años sin conocer
Camino rápidamente sin mirar atrás, con el corazón en la boca, latiendo a mil por hora. Miro a todos lados antes de cruzar las calles, ya últimamente estoy tan de malas que fácilmente puede aparecer un carro de la nada y chocarme, darse a la fuga y para completar, yo ser la culpable de todo.Me limpio las lágrimas rebeldes que caen y entro al edificio, solo saludando a algunos vecinos hasta que llegó a mi apartamento, dónde me quedo pegada a la pared, respirando lo más que puedo para pasar el susto de la situación y la vergüenza misma.Los ojos de Dante, de mi jefe, se mostraban llenos de una emoción que no esperé ver en él por algo que me hicieron a mí. O sea, no es como que se haya ofrecido a rescatarme de una cruel bruja ni nada por el estilo, pero no lo sentí como un completo idiota sin sentimientos, arrogante e insoportable, más bien, fue un poco dulce que se ofreciera a traerme.La puerta se abre y yo me giro para ver a Kyle.- ¿Estás bien? - pregunta y yo asiento, entrando.-
Entrar a la oficina fue definitivamente un error. Dante estaba insoportable, demasiado. No dejaba de gritar por teléfono, diciendo lo inservible que eran ciertas personas y el dinero que le han hecho perder a la empresa, sin contar el tiempo también invertido. Muchos han venido, demasiados ingenieros y arquitectos que han dado ideas para que la construcción no llegue a la demolición, sin embargo, hay demasiados contras que lo evitan. Si ese edificio se construye, las posibilidades de derrumbe por cualquier fallo son altas. Incluso Dante hizo una demostración holográfica de lo que pasaría con él edificio si había un mínimo sismo, ya que las bases no eran las adecuadas para un rascacielo. Después de eso, todos salieron corriendo para hacer su trabajo. Yo me quedé alrededor anotando todo y haciendo las llamadas requeridas, sin embargo, estaba nerviosa porque no había hablado con mis hermanos. - ¿Eres dependiente de tu novio o algo? - alzo la mirada de mi teléfono, el cual he visto cin