Pasa una semana entera y yo hago mi trabajo lo mejor que puedo mientras el señor brilla por su ausencia despues del cuarto día de la semana. He tenido que cancelar varias reuniones y aunque he tratado de buscar a mi jefe en todos lados, siempre me dicen lo mismo: es normal que se pierda, debe estar en Italia con un argán de mujeres. A mí realmente me vale que esté con un centenar de mujeres, lo que si me vale es que cada vez que pasó cerca de la señora Colleman me lanza miradas desaprobatorias.
Por eso mismo, al pasar los tres días, averigüe la dirección de su humilde casa y fui directo a ella, con mi carpeta llena de papeles que él necesitaba firmar para hoy. Y digo humilde con completo sarcasmo, porque es una casa de 3 pisos, marrón con gris y ventanas blancas, tenía dos árboles a cada lado y tuve que caminar un rato para llegar a la puerta. Me quedo mirando la puerta y noto que hay una rejilla para colocar un código, el cual me dió la señora Colleman cuando le dije que lo venía a buscar. Lo introduzco y paso como perro por mi casa, porque a mí no me van a despedir, sobre mí cadáver. Camino por la casa apretando los papeles contra mí pecho, siguiendo el sonido de risas femeninas. Puede que me pierda en los pasillos varias veces y tal vez me haya quedado contemplando los cuadros, e incluso, tal vez me caí por andar viendo esos cuadros. El punto está, es que al final llegué a la zona de la piscina, dónde había mujeres en trajes de baño y muchas mostrando orgullosamente los senos. La vista era un poco perturbadora para mí, Pero de igual forma pase, con mi pantalón liso y caro, un top de segunda mando, y un blazer para acompañarlo de color marrón. Las chicas me dedicaron varias miradas no muy agradables y algunas tuvieron la amabilidad de sonreírme. Muy pocas. Busque al señor Visconti por todos lados y salte cuando escuché mi nombre salir de sus labios a mis espaldas. - ¿Qué carajos haces aquí? - me giro con los papeles todavía abrazados. -Lamento interrumpir su fiesta...- y después la que es interrumpida soy yo. -Si lo lamentas, te aconsejo que te largues... A menos que te quieras desnudar, en ese caso eres bienvenida.- el olor a alcohol sale de su boca y yo hago una mueca, pensando en los ceros de mi cheque. - Señor, tiene cuatro días sin ir a trabajar y hay muchos debe... - ¿Ahora tu eres la jefa? - arquea una ceja y le da un trago a una bebida de color marrón transparentoso, que de verdad huele mal. - Soy su asistente señor, y como quiero seguir siendo su asistente, necesito que al menos, firme estos papeles.- el instinto de hermana mayor está comenzando a calentar mi sangre y por ende comienzo a respirar profundo. - Y yo quiero una mamada en este instante... ¿Por qué no haces un buen trabajo de asistente y cumples mi deseo? Esa boquita tuya se vería muy bien...- Zaz. Le suelto una cachetada que le voltea la cara. Él se queda varios segundos pensando y yo me acerco un paso a él, temblando por lo que acabo de hacer. Hace unos años jure que no iba a dejar que un hombre me volviera a faltar el respeto y mucho menos, hacerme sentir temerosa e insegura. -Mi trabajo no incluye ser una prostituta, así que le pido que madure lo suficiente para hacer el trabajo que usted debe hacer, y para no complicarme el mío. Así que ahora va a tomar este bolígrafo.- le ofrezco la pluma.- Y va a firmar los papales que debe firmar. Y mañana mismo va asistir a la oficina si no quiere que a esta misma hora esté tocando la puerta de la casa de su padre, quien es el verdadero dueño de empresa y por lo que he averiguado, no le gusta que sus hijos se comporten como mocosos mimados.- miro la escena llena de mujeres con los abiertos como platos y las bocas abiertas. Me giro de nuevo a mi jefe y me encuentro con su mirada llena de fuego, la cual me pone de los nervios inmediatamente.- Lo cual, está haciendo usted en este instante. El respira profundo y un segundo después me agarra fuertemente del brazo y comienza a caminar rápidamente hacia la casa. Escucho los murmullos de varias chicas y los nervios comienzan apretar mi garganta, causando un dolor de estómago que está haciendo que me den ganas de vomitar, mientras mi cerebro reproduce varias escenas que me dejan el corazón en la boca. -Eres una perra igual que tú madre.- me agarra fuertemente del brazo y me lanza contra el piso, mientras observo con los ojos llorosos como se desabrocha el pantalón. Sacudo mi cabeza y con fuerza me suelto del agarre, sintiendo el miedo que estoy tratando de evitar. - Que sea la última vez que me toca, señor.- le digo mientras tomo distancia y un segundo después estoy contra la pared, con sus brazos encarcelandome y su rostro demasiado cerca del mío. El dolor todavía se mantiene y las ganas de vomitar son enormes, porque los nervios no se van y el estrés comienza hacer que mi mano tiemble. - Dame una razón para no despedirte ahora mismo.- respiro profundo y me coloco lo más firme que soy capaz. - Porque aunque no lo crea, me necesita. Yo solo quiero hacer mi trabajo.- me sincero aguantando el vomito por lo cerca que está. No es que le tenga asco, es solo que está tan cerca que mi corazón está latiendo demasiado fuerte. Él me detalla y se acerca un poco más. - No vuelvas aquí. Nunca.- se separa y agarra los papeles en mis manos. Yo le doy una leve mirada a mi mano izquierda y no puedo evitar tragar saliva cuando veo su agitación constante. Respiro profundo y la escondo detrás de mí espalda, cerrada en un puño. - Lamento si te incomode, pero que sea la última vez que pisas está casa. Tu trabajo está en la oficina, no tienes nada que hacer aquí.- me ofrece los papeles y yo los agarro con la otra mano, de nuevo abrazándolos a mi pecho. - No falte al trabajo cuando tiene deberes que hacer y yo no vendré aquí de nuevo, sino, lamento decirle que aquí estaré.- él arquea una ceja -Si lo haces, te despediré.- una sonrisa confiada aparece sin querer en mis labios y sus ojos inmediatamente se van hacia esa zona, por lo que la borro. - Lamento decirle que usted no tiene ese poder.- el hace un sonido que sale desde su pecho y después se gira, mirando una espalda desnuda perfectamente esculpida. Estaba tan nerviosa antes que no había notado que andaba sin camisa, pero ahora... Ahora lo puedo notar y eso solo ha hecho que mi corazón de un vuelvo y una sensación extraña se pose en mi vientre, bajando hasta la zona prohibida. Me llamo los labios por si la baba se atreve a escaparse y en ese momento se gira el señor Visconti, por lo que los miro directamente a los ojos a pesar de que siento que logró captar que estaba cautivada por su espalda esculpida. - ¿Sigues aquí? Piérdete.- y se va. Yo suspiro y los recuerdos de su cuerpo me acompañan todo el camino a la oficina. Apenas llegué, entrego los papeles y con una fé sin mucha obra que digamos, paso todas las reuniones pendientes para mañana, orando para que mi jefe asista y no me maten por dar una información mal. Cómo hoy es mi día libre en el restaurante (porque me obligan, no porque lo quiera), voy directo a casa. Mis hermanos están en casa de una amiga de Jessi, la cual conozco desde pequeña y es de las pocas que tienen una familia en la cual confío. Ellos deben llegar en dos horas y por eso mismo paso primero al súper, ya que les quiero hacer una rica comida, y tal vez planear una noche de películas. Apenas llego a la puerta, siento que algo no está muy bien. Miro a todos lados sintiendo mi corazón latir por miedo a algo que todavía no se ha presentado y abro la puerta suavemente, viendo a todos lados, hasta que consigo a mi madre toda golpeada en el sofá. Oh, Dios. Eso no es bueno. Corro hacia echa tirando las bolsas de compra en el suelo, y comienzo a revisar sus signos vitales, ya que está completamente desmayada. Apenas noto sus palpitos, respiro profundo, aún con los nervios de punta. Ella susurra algo todavía con los ojos cerrados y con el corazón en la boca trato de escuchar, Pero no soy capaz. La voz de un hombre me hace saltar y me giro para ver un tipo de aproximadamente dos metros mirarme con sangre en los ojos. -Tu debes ser Ava... Quien me va a pagar todo lo que me debe su mamita.- no por favor, otra vez no. ***** Por favor, dejen en comentarios que les está pareciendo la historia y si necesito algo más!!!Me miro en el espejo y unos ojos llorosos e hinchados me devuelven la mirada. Respiro profundo y comienzo a maquillar todos los morados enormes que me quedaron en el rostro, los cuales duelen horrible y siento que con cada mueca que hago, se me va a desprender una parte de la piel. Sin embargo, eso no es lo peor, sino los hematomas en el resto de mí cuerpo que al menos puedo cubrir con suéter de manda larga y pantalones. Estoy perfectamente cubierta y agradezco que esté en una zona donde siempre hace frío. Suspiro tratando de no recordar todo lo vivido el día de ayer y continúo mi labor por 30 minutos más, hasta que estoy satisfecha con el resultado del maquillaje. Salgo del baño y me tengo que agarrar de la pared, porque el dolor que me recorre el cuerpo me corta hasta la respiración. Respiro profundo y me enderezo, caminando hacia la cocina con una sonrisa. Mis hermanos se giran con miradas preocupadas y yo les sonrío. -Estoy bien, estoy realmente bien .- les miento y miro h
Suspiro ante esas palabras y en ese momento alguien toca la puerta. Yo me alejo un paso con una pequeña mueca en mi rostro. Un segundo después, la puerta se abre y por ella entra un hombre muy bien parecido, con las mismas características que mi jefe, con una única diferencia, es que ese parece rondar sus treinta finales, y mi jefe debe estar en sus veinte finales. El hombre fija sus ojos en mí y como ya estoy acostumbrada, me ve como si fuera una poca cosa. Suspiro. - ¿Dónde está tu asistente? - alzo la mano ante su pregunta, hecha por una voz gruesa, solo que no causa lo mismo que la del señor Visconti. - Esa soy yo, señor. ¿Qué se le ofrece? - me comporto lo mejor que puedo porque desde aquí me huele que este también es un jefe. -Busca dos café sin azúcar y dos tortas de limón.- asiento, pensando en la mala suerte que tengo el día de hoy. Yo que no me quería mover tanto. Doy un paso al frente y la voz de mi jefe me detiene. -No tienes que ir a buscar nada, para eso tienes tu
Dante Visconti Desde que estos japoneses se antojaron de comer en este lugar, ya sabía que las cosas no iban a ir bien. Ellos estaban emocionados, hablando de negocios y yo no podía evitar llevar mi mirada hacia mí asistente, que estaba evitando la mía a toda costa. Debo admitir que verla aquí me molestó y por alguna razón que hasta el momento no logro comprender, tuve que controlar mis ganas de levantarme, ir hacia ella y sacarla de aquí, porque la he estado observando y no ha dejado de hacer muecas cada que camina, incluso se ha detenido para respirar y continuar con su trabajo. Mi interes por ella es algo que me ha estado molestando desde que la Vi el primer día que llegó a la empresa, el día que consiguió el trabajo. Yo estaba llegando cuando la Vi salir con una sonrisa y de la nada comenzó a saltar y bailar. Eso provoco algo en mí y me llamó tanto la atención que no me bajé del auto solo paga observarla, porque algo en ella desbordaba una inocencia que llevo años sin conocer
Camino rápidamente sin mirar atrás, con el corazón en la boca, latiendo a mil por hora. Miro a todos lados antes de cruzar las calles, ya últimamente estoy tan de malas que fácilmente puede aparecer un carro de la nada y chocarme, darse a la fuga y para completar, yo ser la culpable de todo.Me limpio las lágrimas rebeldes que caen y entro al edificio, solo saludando a algunos vecinos hasta que llegó a mi apartamento, dónde me quedo pegada a la pared, respirando lo más que puedo para pasar el susto de la situación y la vergüenza misma.Los ojos de Dante, de mi jefe, se mostraban llenos de una emoción que no esperé ver en él por algo que me hicieron a mí. O sea, no es como que se haya ofrecido a rescatarme de una cruel bruja ni nada por el estilo, pero no lo sentí como un completo idiota sin sentimientos, arrogante e insoportable, más bien, fue un poco dulce que se ofreciera a traerme.La puerta se abre y yo me giro para ver a Kyle.- ¿Estás bien? - pregunta y yo asiento, entrando.-
Entrar a la oficina fue definitivamente un error. Dante estaba insoportable, demasiado. No dejaba de gritar por teléfono, diciendo lo inservible que eran ciertas personas y el dinero que le han hecho perder a la empresa, sin contar el tiempo también invertido. Muchos han venido, demasiados ingenieros y arquitectos que han dado ideas para que la construcción no llegue a la demolición, sin embargo, hay demasiados contras que lo evitan. Si ese edificio se construye, las posibilidades de derrumbe por cualquier fallo son altas. Incluso Dante hizo una demostración holográfica de lo que pasaría con él edificio si había un mínimo sismo, ya que las bases no eran las adecuadas para un rascacielo. Después de eso, todos salieron corriendo para hacer su trabajo. Yo me quedé alrededor anotando todo y haciendo las llamadas requeridas, sin embargo, estaba nerviosa porque no había hablado con mis hermanos. - ¿Eres dependiente de tu novio o algo? - alzo la mirada de mi teléfono, el cual he visto cin
Paso una semana entera, una semana completamente estresante, tanto que tuve que renunciar al restaurante porque simplemente no tenía tiempo. Sin embargo, algo bueno salió de todo eso, y es que cuando recibí el pago de la empresa, fue mucho más de lo que me esperaba. Una parte de mí se había olvidado por completo que aquí pagaban horas extras y conseguí más de lo que hubiese conseguido en el restaurante si me hubiese quedado. Eso me hacía muy feliz, por lo que hice una buena compra para la casa y también me puse a ver apartamentos en alquiler. En dos meses podría mudarme fácilmente sin tener que llevarme nada de aquí y eso me emocionaba. No les había dicho nada a mis hermanos, Pero si les comenté el viaje que iba hacer el día de mañana. Cómo no podía dejarlos solos aquí, hablé con nuestra vecina de confianza y para evitar una respuesta negativa, me ofrecí a pagarle por su cuidado. Ella acepto fácilmente. - ¿Por cuánto tiempo te irás? - pregunta Jessie desde su cama. -Una semana com
Dante Las cosas se habían complicado por completo, ya que el robo llevaba meses y los involucrados no tenían el dinero para pagarlo. Mi padre estaba furioso y no dejaba de repetirlo. Estos días que me iba a ausentar, él iba a ir a poner orden en la empresa, lo que me ponía a mí como un inservible ante el consejo. Mi título dejaba de tener poder por la incompetencia de la gente. Y lo peor no era eso, sino que tenía la orden de despedir todo aquel que podía estar involucrado, incluyendo a Ava, quien no tenía un gramo de maldad en su cuerpo. Yo lo notaba, mi hermano lo notaba, y si mi padre la conocía, también lo iba a notar, porque después de todo, fue ella la que se dió cuenta de los errores. La miro de reojo y una ligera sonrisa llena mis labios. Está tan concentrada en su trabajo que ni siquiera nota que la estoy mirando. Ava es una chica hermosa, de esas que atraen a la primera, pero que alejan porque traen demasiado equipaje, lo pude notar el primer día que la Vi y lo termine de
DanteAva está borracha. Muy borracha y aunque al principio pensé que esto iba a ser divertido, no lo es, no cuando tengo que ver su rostro hermoso lleno de lágrimas. Las turbulencia quedaron atrás hace mucho tiempo y ahora tengo que lidiar con esto.- Creo que lo mejor es llevarla a la ducha. Eso le hará bien.- Alma o Alba, como sea que se llame, trata de ofrecerle un vaso de agua a Ava, desde el que era mi asiento y del cual fui expulsado hace unos minutos por tocar una fibra en ella.Solo pregunté por sus hermanos y ahora está así.-No quero bañarme.- balbucea.- Yo estoy bien, excelente, en sereo.- sobre por la nariz y se limpia los mocos que le llenan la mejilla. Es absurdo que incluso con esas fechas, se siga viendo hermosa, ¿Que mierda me pasa? - Solo quiero saber si ellos están bien.- es lo más correcto que ha dicho en un rato.-Ellos están bien, deben estar descansado.- trata de aliviarla la asistente de mi hermano.-Tan normal que se ve.- Marco toma un poco de su copa y me ve