Pasaron dos días desde la visita de Lorna al ático, y Elizabeth permaneció encerrada como casi siempre, incluso si le prohibían salir, ella se quedaba obedientemente en ese frío lugar como si ya hiciera parte de ella, algo que no está lejos de la realidad.
—Elizabeth.La voz fría de Enzo sacudió a la débil muchacha, y la puso poner de pie inmediatamente, con la cabeza en dirección hacia abajo, solo mirando sus pies.—Padre —lo mencionó, pero sentía que esa palabra hacía mucho peso en su boca, como si sus dientes se convirtieran en un duro metal —¿Qué lo trae por aquí?.Ella no se atrevía a alzar la mirada, en repetidas ocasiones que se atrevía a hacerlo, recibe una bofetada inesperada, esa acción siempre es hecha por su hermana Lorna, pero las raíces del miedo ya están apoderadas de Elizabeth.—Alza la cabeza —le exigió su padre, ahora con un tono más amable, algo que hizo que el corazón de Elizabeth diera un brinco abrupto —obedece, mírame.Al escuchar la segunda insistencia de su padre, Elizabeth se atrevió a mirarlo, pero con el máximo miedo que se pueda reunir en el mundo de las almas que se han atrevido a presenciar la muerte. Algo como eso.—Padre...—lo pronunció por segunda vez, y un pequeño rayito de esperanza, de recibir un poco de amor, se encendió en su maltratado corazón.—Elizabeth —la engañosa sonrisa del hombre se hizo presente —has sido una buena niña, y muy obediente. Harás todo lo que papá te diga, ¿Verdad?.—Si...padre.Elizabeth puede parecer muy sumisa a las personas de su alrededor por el ambiente en que se ha criado, bajo maltratos y sumisión, sin embargo, sabe cuándo las personas tienden a ponerse una máscara para conseguir lo que quieren, una máscara engañosa, que cualquiera que no haya pasado por caminos espinosos, podrían ser envueltos.En este caso, Elizabeth apagó su último rayito de esperanzas al ver que su padre se ha puesto aquella máscara para por fin, darle uso a esa niña obediente.—Quiero que te cases, Elizabeth —soltó su padre sin tanto rodeo—cásate con un hombre millonario.La petición de su padre dejó a Elizabeth un poco desubicada, sin embargo, muy poco sabía de ser esposa de alguien, o lo que significaría algo como eso.—¿Casarme? —ella solo se mostraba confusa, pero sabía que eso implicaría algo grande —¿Que quiere decir exactamente?.Su padre ensanchó una sonrisa, y guardándose el asco para sí mismo, se sentó en la vieja y sucia cama de Elizabeth, para luego invitarla a su lado también.—Elizabeth, ¿No desearías salir de este sucio lugar? —le preguntó, esperando que Elizabeth mostrara un aspecto luminoso, pero nada de eso pasó, en el rostro de ella no hay vida —. Creo que sí lo deseas.—Padre...—Si anhelas libertad, puedes tenerla, pero con una condición —le puso una mano en el hombro —cásate, Elizabeth, tienes que casarte, y así podrás tener la libertad que deseas.Si en algo es experto Enzo, es en el arte de manipular, y una chica tan ingenua como Elizabeth, podría creerle fácilmente.—¿Y si no quiero?.La frase tan despreocupada de Elizabeth, sorprendió al hombre, al tan punto que ya no podía ocultar la mirada de desprecio.—No tienes esa posibilidad, debes hacerlo, es por tu bien.Para no decir que para el bien de la familia. Era como un sacrificio, le entregan a la ilegítima, y toman una buena recompensa, solo es carne inservible para vender.—...esta noche habrá una cena, quiero que estés presente.Los ojos de la pelinegra se abrieron de par en par, sería la primera vez en su vida que se sentaría en el comedor con los Jones, siempre come en el ático, y no comida, sino sobras.—¿Enserio, padre?.—Si. Te van a preparar muy bien, vamos a recibir un invitado especial, tu prometido, con el que te vas a casar.El tono de voz de su padre cambió, su actuación no duraría mucho tiempo más, es difícil demostrarle cariño a alguien por quien sólo sientes desprecio. Solo cuando te será de utilidad.—Pero, padre...—Ya te dije que no tienes opción de negarte, no creo quieras recibir un castigo, ¿No es así?.—No.—Entonces, has lo que te digo —se levantó de la cama, acomodando su elegante saco negro — si no quieres seguir en este lugar por el resto de tu vida, acepta este matrimonio sin objetar. Solo has lo que te diga, y no me hagas quedar mal delante de alguien tan importante.El hombre estaba apunto de marcharse, pero se detuvo en seco, se volvió hacia la chica que estaba sentada en la cama, y le tomó el mentón con fuerza.—...y algo más, Elizabeth —su tono endureció aún más —cuando te cases, tienes que evitar un divorcio a toda costa, si algo como eso llega a pasar por tu inutilidad, volverás a este hueco de ratas nuevamente, y serás tratada aún peor. ¿Eso es lo que quieres?.—N-no, padre.—Bien —la soltó abruptamente —vendrán más tarde sirvientas a prepararte para esta noche, no lo arruines, Elizabeth.La última palabra salió tan fríamente que dio unos cuantos golpecitos dolorosos en el pecho de Elizabeth. No la llama «hija» así como hace con Lorna, los tratos son totalmente diferentes en todos los aspectos.Al cerrarse la puerta, Elizabeth pudo soltar todo el aire retenido en sus pulmones, sus manos y piernas estaba temblando. Eso se debe a que su padre solo va al ático cuando quiere castigar a Elizabeth por algo, pero esta vez resultó ser diferente, ahora ni siquiera hubo gritos.La mente de la joven empezó a procesar toda la información, debía casarse para ser libre, según las palabras de su padre, o sino se quedaría toda su vida en ese frío y oscuro lugar soportando golpes y maltratos, algo que cualquiera en su lugar no podría soportar.Elizabeth ya lo había aceptado desde que su padre dijo la primera frase «quiero que te cases», ya estaba decidido, no por ella, sino por su padre, ella ni siquiera tenía voz para negarse, así que es como si el receptor de su mente estuviera en luz verde a cualquier petición fuera de su voluntad.Sin embargo... Elizabeth vio esto como una oportunidad para escapar de su cruel destino, y ese de seguro sería morir a golpes. Si se casa, podría salir de la casa Jones, aunque no sabe si lo que le espera será peor, pero aún así, no haya nada que hacer, simplemente aceptarlo.***La casa Jones estaba echa un caos, desde el estudio de Enzo se podían escuchar los reclamos de Lucrecia, la cual, fue una de las primeras que se opuso al matrimonio en cuanto escuchó la noticia por boca de su esposo.—¿¡Como es que puedas elegirla a ella, Enzo!? —cuestiona la mujer, sin bajar la guardia —¡No lo acepto!.—Esa no es asunto tuyo, Lucrecia, basta de escándalos innecesarios, me duele la cabeza —Enzo tomó asiento, sintiéndose fastidiado por los reclamos de la mujer.—¿¡Que tiene de bueno esa mugrosa, para que la escojas como esposa de Callum Winston!? ¿¡No pensaste en Lorna!?.—Lorna ya está con Axel, además, si estuviera en mis manos, escogería a Lorna, pero no fue mi decisión—el hombre soltó un suspiro cansado.—¿Como?.—No fui yo quién escogió a Elizabeth, fue el mismo Callum Winston, no yo. Además, aquí lo que importa es el crecimiento de nuestra empresa, ¿Te das cuenta de todo de lo que nos vamos a beneficiar? Nuestras familias se unirán, y cuando mencionen el apellido Winston, también estará el Jones.—Espera un momento —la mujer tomó asiento, procesando lo que su esposo le acababa de decir —¿De donde conoce el señor Callum a Elizabeth? Ella ni siquiera tiene permitido salir de esta casa, y un hombre tan importante como él no se fijaría en cualquier mugrosa.—No lo sé, y tampoco me importa, aquí lo importante es que él escogió a Elizabeth y, a cambio, nos dará un contrato beneficioso con su empresa, ¿Lo entiendes?.Lucrecia guardó silencio, sus manos se cerraron en un puño, tanto que las uñas estaban hiriendo su palma, imaginar que Elizabeth sería la esposa de Callum, y no su hija Lorna, la hace enfurecer demasiado.Pero lo que no entiende de todo esto, es como sería posible que ese hombre conociera a Elizabeth, si tiene totalmente prohibido salir de la casa, no tendría oportunidad ni siquiera de mirarlo de lejos.—Enzo, cariño —la voz de la mujer cambió a una más suave y pasiva —¿No podemos hacer que cambie de opinión? Recuerda que a nuestra hija siempre le ha gustado Callum, era su sueño casarse con él, podemos hacer algo.Esa era una de las debilidades de Lorna, Callum Winston, ella siempre fija su mirada en peces gordos, y él era uno de esos. No sólo por el estatus, sino también por lo guapo que se dice ser en los medios de comunicación.—¿De qué se trata este juego, Lucrecia? Se supone que Axel y ella están juntos —cuestiona Enzo, un poco fastidiado por la conversación.—Eso no es algo serio, querido, son solo amigos. Puedes convencerlo para que cambie de opinión con respecto a Elizabeth, y así escoger a Lorna, piénsalo, además, sabes que tu hija no pertenece al mundo social, ¿Que pasa si nos deja en ridículo?.—Veré que puedo hacer, esta noche hay una cena, y el señor Callum es el invitado especial.—¿Elizabeth también asistirá?.—Por supuesto, tiene que estar presente ya que por el momento es la prometida.—Pero cariño, si él ve a Lorna en vez de a Elizabeth, tal vez cambie de opinión, nuestra niña es muy linda, seguramente el señor Callum la escogerá.—Si es así, entonces no veo por qué Elizabeth no deba estar presente, si el señor Callum se enamora de Lorna, y no de Elizabeth, entonces se arregla la boda con ella y punto.—Pero Enzo...—No se discute más el asunto, Lucrecia, ambas estarán presentes. Ahora retírate.Lucrecia se tuvo que resignar a que Elizabeth estuviera presente en la cena, pero iba a hacer todo lo posible para que no sea la favorecida, sino su hija Lorna.No permitirá que le ocurra a Lorna lo mismo que a ella, y es que una la hija de la ex amante de su esposo, le robe el lugar a su prestigiosa hija.—¡Eres una maldita zorra igual que tu madre! —despotrica la rubia contra Elizabeth, la cual yacía en el suelo por la bofetada que de la nada, recibió en su mejilla —¿¡Como te atreves a fijar tu mirada en mi hombre!?.Elizabeth se notaba confusa, no sabía por qué su hermana estaba tan enojada si se mantuvo en el ático el resto de la tarde para no molestar a nadie, solo esperaba a que las sirvientas que enviara su padre llegaran para arreglarla. —¿Que te he hecho? No sé de qué hablas —se atreve a gesticular. —¿Que no lo sabes, maldita gata? —la toma del brazo, y la hace levantar del piso frío —¿Acaso no sabes que te vas a casar?. —S-si, pero...—¿¡Lo ves!? —la empuja contra el piso violentamente sin dejarla terminar —¡Eres una arrastrada que no sabe su lugar!. La rubia estaba furiosa ya que secretamente había escuchado la conversación que tenían sus padres sobre el posible matrimonio entre Elizabeth y Callum Winston. —No es mi decisión, lo juro...—¡Cállate! —otro golpe le propina
Un vestido color pastel que le llega hasta las rodillas, mangas cortas y un escote moderado combinado con unas zapatillas medio tacón. En su cintura se envolvía un hermoso cinturón delgado que hacía juego con la vestimenta el cual también es combinado con accesorios. —Luce espléndida —comenta una de las sirvientas a sus espaldas. —¿No es... demasiado? —inquiere insegura la joven. —¿Demasiado? ¿Que quiere decir?. —Ah...no es nada. Elizabeth se veía como una persona completamente diferente vestida de esa manera tan elegante resaltando la belleza que estaba oculta en ella. Aunque fuera algo temporal, ya que solo tiene ese privilegio simplemente para recibir a su "prometido", se siente como si fuera otra persona. La puerta de la habitación donde estaban preparando a Elizabeth se abre, y por ella asoma la cara Louise, el cual ya estaba listo para la cena. Vestido tan formalmente dejando ver lo atractivo que es siendo el primogénito familiar, con rasgos exquisitos de un joven de vein
—Ella viene conmigo. Todos se miraron las caras en cuando salió esas tres palabras de la boca de Callum. Reaccionaron de su breve shock cuando Louise, oponiéndose a la idea, toma del brazo de Elizabeth y la hace levantar de la silla abruptamente. —Sobre mi cadáver —sentencia —no permitiré que te la lleves. La posiciona detrás de su espalda como queriéndola cubrir con su cuerpo, mientras hacía eso ella le suplicaba al desconocido con la mirada. «Ayuda» era lo que sus ojos pedían a gritos. —¡Louise! —su padre reacciona —¿Qué demonios crees que haces?. —¡Ya dije que no se la llevarán, papá! —ruge como una bestia airada. Su padre tenía esa chispa de confusión y enojo, no sabe la razón del comportamiento de su hijo, sin embargo, tiene la obligación de cumplir con su parte del trato. Si firmó el contrato, entonces Elizabeth ya le pertenece a Callum y tiene el derecho de llevársela, o esperar hasta el día del matrimonio. —¡Basta con esto, Louise! —su padre interfiere de nuevo, pero el
Un cielo oscuro adornado de estrellas con una luna resplandeciente, el paisaje de la noche es tan hermoso y lleno de vida que Elizabeth logra sentir la paz. No está en un ático soportando frío ni inhalando polvo que la enfermaba de vez en cuando, no está en una esquina oscura sufriendo por el anhelo de salir y probar la libertad, ahora todo es completamente diferente.—Elizabeth —la llama Callum. Ella por el susto pega un respingo y se aleja de la ventana en donde contemplaba el lindo paisaje de la noche.—Lo siento, no lo escuché entrar —le dice ella, mientras que Callum toma asiento en la cama.—Está bien, ven aquí —le pide. La chica obedece y tímidamente se acerca, pero no se sienta en la cama sino que se mantiene de pie frente a él —siéntate aquí, a mi lado —le ordena Callum.—¿Quiere decirme algo? —inquiere sin inmutarse a tomar asiento.—Si, quiero decirte algo, pero siéntate —insiste —es de mala educación hablar de esta manera.—Bien —obedece y toma asiento a su lado, pero poni
A la mañana siguiente los rayos del solo entran por la ventana de la habitación de Callum. Elizabeth quien no se había despertado aún, frunce el ceño por la iluminación y se acomoda en la cama. Su incomodidad aumenta cuando palpa con sus manos algo duro que tiene un rico olor. No logra diferenciar qué es lo que toca y sigue palpando con su mano mientras sus ojos se van abriendo de apoco. —No soy de hierro, deja de tocarme así. Al escuchar la voz ronca de Callum Elizabeth se aleja de un brinco pegando abruptamente su espalda en el cabezal de la cama. Se dio cuenta que lo que tocaba minuciosamente era el pecho de Callum y que incluso ella descansaba sobre él. —Ten cuidado —le dice él cuando se percata que ella se golpea la espalda con la cama —. No te asustes, fuiste tú la que me buscó anoche. —...¿Le hice algo anoche...? —pregunta conmocionada. —Digamos que solo me abrazaste pensado que era tu oso de peluche o algo similar —confiesa peinando su cabello con una mano. —Lo siento —
Callum toma la mano de Elizabeth para bajar juntos al comedor. En la mesa solo estaba Olivia a la espera y los sirvientes alrededor, Gema, que también se podía pensar que estaría presente, no lo estuvo ya que después de haber discutido con Callum, decidió irse. Callum ayuda a sentar al chica para luego él tomar asiento. Su hermana, que no estaba muy feliz con la presencia de Elizabeth, solo se mantuvo moviendo los cubiertos en completo silencio. Ya Gema la había puesto al tanto de la pequeña discusión que tuvo con Callum por culpa de Elizabeth, o más bien por la imprudencia de una mujer dolida. —Veo que no estás de buen humor —comenta Callum, rompiendo el sepulcral silencio —¿Gema habló contigo?. —No es justo como la tratas —responde dejando los cubiertos en la mesa —¿Solo porque quería hablar con tu "prometida"?.—No estabas ahí, Olivia, así que deja esa actitud arrogante —espeta, mirando a Elizabeth que no ha probado bocado —. Mejor tomemos el desayuno en paz. —¿En paz dices?.
—¿Y Olivia? —pregunta Callum al llegar a la sala del comedor —¿Se ha ido tan pronto?. —Así es, señor —alega Rosario —se fue un poco molesta. —¿Sucedió algo? —interpela mirando a Elizabeth que se encuentra sentada en el comedor jugando con su comida —¿Le dijo algo a Elizabeth?. —Usted sabe que la señorita Olivia está un poco desconcertada, no está muy feliz con todo esto. —Entiendo —asiente pensativo —necesito que me hagas un favor, Rosario. —¿De qué se trata?. —Encárgate personalmente de atender a Elizabeth. Enséñale los alrededores de la mansión, mantenla distraída mientras que yo no estoy, y que por nada de mundo vea las noticias, por favor. —¿Pasó algo?. —Hay cierto escándalo de mal gusto en los medios que tengo que resolver. No le sentará nada bien si se entera sobre eso, así que encárgate de ella. —No se preocupe, estaré a cargo. Dejando claro las cosas, Callum se acerca a la mesa sorprendiendo a la joven con un beso en la mejilla que la sobresalta y la hace ruborizar.
—Oh. No sabía que la señorita tendría visita hoy —comenta la señora confusa —¿El señor Callum sabe de su visita?. —Como le dije, señora, soy el hermano mayor de Elizabeth, solo quiero saludarla, ¿Es necesario avisarle al señor para visitar a mi hermana? —inquiere con una sonrisa fingida —no me tomará mucho tiempo. —Bueno, si es así, no le veo el problema —repone dubitativa —. Sin embargo, en estos momentos la señorita se encuentra en el jardín, además, no sé si sabrá sobre el revuelo que hay recientemente sobre la joven y el señor. —Estoy al tanto, señora. —Por órdenes del señor, ella no debe enterarse sobre ese asunto —musita —. Cuento con que sea un poco prudente sobre ese asunto al respecto. —No se preocupe, señora, soy su hermano, y no le diría algo que la haga sentir mal, y mucho menos por rumores y chismes sin fundamentos, créame —esboza media sonrisa aparentemente amistosa, pero en el fondo es maliciosa —. Solo quiero saber cómo está ella, ahora que está apunto de casarse,