—¿Y Olivia? —pregunta Callum al llegar a la sala del comedor —¿Se ha ido tan pronto?. —Así es, señor —alega Rosario —se fue un poco molesta. —¿Sucedió algo? —interpela mirando a Elizabeth que se encuentra sentada en el comedor jugando con su comida —¿Le dijo algo a Elizabeth?. —Usted sabe que la señorita Olivia está un poco desconcertada, no está muy feliz con todo esto. —Entiendo —asiente pensativo —necesito que me hagas un favor, Rosario. —¿De qué se trata?. —Encárgate personalmente de atender a Elizabeth. Enséñale los alrededores de la mansión, mantenla distraída mientras que yo no estoy, y que por nada de mundo vea las noticias, por favor. —¿Pasó algo?. —Hay cierto escándalo de mal gusto en los medios que tengo que resolver. No le sentará nada bien si se entera sobre eso, así que encárgate de ella. —No se preocupe, estaré a cargo. Dejando claro las cosas, Callum se acerca a la mesa sorprendiendo a la joven con un beso en la mejilla que la sobresalta y la hace ruborizar.
—Oh. No sabía que la señorita tendría visita hoy —comenta la señora confusa —¿El señor Callum sabe de su visita?. —Como le dije, señora, soy el hermano mayor de Elizabeth, solo quiero saludarla, ¿Es necesario avisarle al señor para visitar a mi hermana? —inquiere con una sonrisa fingida —no me tomará mucho tiempo. —Bueno, si es así, no le veo el problema —repone dubitativa —. Sin embargo, en estos momentos la señorita se encuentra en el jardín, además, no sé si sabrá sobre el revuelo que hay recientemente sobre la joven y el señor. —Estoy al tanto, señora. —Por órdenes del señor, ella no debe enterarse sobre ese asunto —musita —. Cuento con que sea un poco prudente sobre ese asunto al respecto. —No se preocupe, señora, soy su hermano, y no le diría algo que la haga sentir mal, y mucho menos por rumores y chismes sin fundamentos, créame —esboza media sonrisa aparentemente amistosa, pero en el fondo es maliciosa —. Solo quiero saber cómo está ella, ahora que está apunto de casarse,
Callum se encontraba en una reunión importante cuando recibe la llamada de Rosario informándole el estado de Elizabeth. No dudó en cancelar todos sus compromisos y salir de la empresa como alma que lleva el diablo. Cuando llega a la mansión encuentra a Rosario preocupada caminando de un lugar a otro en su espera. —¿Como está ella? —pregunta subiendo las escaleras al tiempo que Rosario lo sigue —¿Que fue lo que le pasó de repente? Ella estaba bien esta mañana. —Yo tampoco lo sé, señor —llegan al pasillo —pero su fiebre no es lo que más me preocupa, sino lo que tiene en su cuerpo. Callum frena sus pasos de golpe girándose hacia la mujer que también se detiene. —¿Que hay en su cuerpo? —pregunta tensando su mandíbula —. Responde. —Pues...múltiples golpes, marcas rojas y cicatrices —contesta temerosa —. Cuando le quité el vestido para limpiarla y bajarle la fiebre, eso fue lo que vi. Aparte que está muy delgada, tal vez por eso se encuentra en ese estado. Los manos de Callum se cier
La expresión de Callum cambió totalmente. Elizabeth se incorpora en la cama con la mirada baja pensando como debería explicarle a Callum el "secreto" que tiene con su hermano, no quiere que la vea de manera diferente después de decirle todo. —Elizabeth —Callum también se incorpora, sujetando a la chica pos los hombros —. Repite lo que dijiste hace un rato. —¿Está molesto conmigo? —inquiere asustada —lo que digo es verdad, sé que es difícil de creer, pero él me dijo que no somos hermanos, y luego... —¿Y luego? —aprieta su agarre haciendo que Elizabeth muestre una mueca —dímelo, qué pasó luego. —Me duele...—se queja, a lo que Callum reacciona y la suelta. —Lo siento —se disculpa, pasando una mano por su cabello un poco frustrado —. Solo quiero que me digas todo lo que te hacía tu hermano. —¿Va a creerme?. —Por supuesto que sí —frunce el ceño con extrañeza —¿Por qué no te creería?. —Pues...es algo que no se cree con facilidad cuando se trata de "hermanos". —Yo te creo, así que
**A la mañana siguiente** Se siente cálido. La sensación a la que todavía Elizabeth no se acostumbra. Unos fuertes brazos la rodean, la tienen atrapada y logra sentirse bastante bien. En sus labios se dibuja una sonrisa porque es consiente de que el que le produce esa cálida sensación es Callum, quien la abraza fuertemente por la espalda. Abre sus ojos lentamente ya que la iluminación del sol dando paso a la hermosa mañana, le fastidia en la cara. Observa los brazos de Callum que están rodeándola por la cintura, su sonrisa desaparece cuando se da cuenta de los pequeños rasguños que tiene Callum en sus manos como si se hubiera herido con algo. Recuerda que la anoche anterior habían fuertes ruidos que provenían de afuera, pero por el sueño no se levantó. ¿Habrá pasado algo?, Se pregunta. Se da la vuelta lentamente logrando que su cara quede frente a la de Callum que aún sigue dormido. Es un hombre hermoso incluso cuando está durmiendo, su cabello negro es suave y Elizabeth no evita
—Callum...¿No fue demasiado? —inquiere Elizabeth que está sentada al lado de él en el sofá —fueron demasiados vestidos. —¿Demasiados? —la mira con la ceja enarcada —creo que fueron pocos, tenemos que ir de compras. —¿Vamos a salir? —una sonrisa le dibuja en los labios. —¿Te pone contenta? —la carga y la sienta en su regazo —. Podemos salir cuando quieras, justo hoy quiero sacarte de compras. —¿Más compras? Creo que los vestidos que encargaste para mí fueron suficientes —protesta —¿Eso era lo que tenías para mí?. —Por supuesto, ¿No te gustó?. —Me gustó mucho, no había visto vestidos tan lindos como esos —lo abraza por el cuello dándole un beso en la mejilla —pero siento que es demasiado para mi. —No es demasiado, Elizabeth, te mereces eso y más —declara dejando un pequeño beso en punta de su nariz —. Aleja esos pensamientos de tu cabeza, no me gustan. —Está bien. —En dos días tendré un desfile de modas —le informa —y quiero que vayas conmigo. —¿A un desfile de modas? —sus oj
Las miradas de todos solo estaban puestas en la pareja que escogía diferentes prendas en un centro comercial. Toda la atención solo se centraba en ellos. Callum le concedía a Elizabeth todo lo que le gustara, incluso la llevó a una boutique donde le compró joyas y la terminó de llenar de vestidos caros. Aunque ella quisiera parar, Callum solo estaba ahí para complacerla. Las mejillas de la chica estaban rojas cuando llegó el momento de comprar ropa interior. Callum personalmente la ayudaba a escoger sus prendas, cosa que dejaba sorprendidos a los subordinados que lo acompañaban. —Eso...no lo voy a usar —se niega avergonzada de lo que Callum escogió para ella —. No creo que debas hacer esto. —Me gusta este, combina con tu piel —insiste, con la prenda roja y sexy en su mano —¿Por qué no lo probamos?. —Estás loco, eso es...diminuto—masculla ruborizada. Callum en ves de escoger ropa interior para ella, ha escogido mayormente lencería que no cubre de manera funcional. —Lo llevamos —i
La noche oscura llegó abriendo sus puertas a una hermosa luna brillante. Elizabeth se encontraba de pies cerca de la ventana admirando aquel bello paisaje que el cielo estrellado le proporcionaba. Tenía un poco de frío ya que la ventana estaba abierta y el viento entraba azotando su piel. Y más por esa nueva pijama que Callum compró para ella, se la puso sin pensar que era más reveladora de lo que creía, pensó en quitársela porque no estaba acostumbrada a usar ese tipo de cosas, pero pensó que a Callum le gustaría ya que él mismo la escogió. Estaba a su espera, y al poco tiempo la espera culminó cuando el chirrido de la puerta la hace sonreír debido a que Callum entró a la habitación. Ella se giró hacia él con una tímida sonrisa en sus labios, él la observaba anonadado de pies a cabeza por lo bella que estaba. Una pequeña chica con una diminuta pijama de seda blanca y suave estaba parada en esa ventana sonriéndole dulcemente, el viento movía su hermoso y sedoso cabello negro dándol