Esos pequeños labios carmesí se curvan en una gran sonrisa al ver la silueta del chico de mal humor que viene a lo lejos. Su figura se postula en la misma dirección del sol mostrando a un chico de cabello color negro en forma de cuaderno, acompañando ese rostro de niño rico y malcriado con esos ojos de similitud ámbar casi semejantes al dorado. —¡Llegaste! —la niña se abalanza sobre él para darle un abrazo —te estaba esperando. Elizabeth sonreía felizmente mirando hacia arriba para encontrarse con un rostro confuso y lleno de desagrado por el contacto. Se aleja temerosa y titubea antes de decir:—Lo siento. —No me gusta el contacto físico —aclara, peinando su cabello con sus dedos —¿Sabes que me haces perder el tiempo?. —¿No...querías venir? —lo sigue mirando con inocencia. —¿Por qué querría?. —Pero...estás aquí. Él permanece callado ante esa alegación. Si, está ahí, justo parado enfrente de ella y todavía no puede creer que le haya hecho caso a una niña porque de cierta manera
Los labios de Callum se curvaron hacia abajo al caminar por el pasillo que conlleva a su habitación y escuchar unos sollozos provenir de una de las recámaras. Se detiene y suspira porque sabe que es su madre. Cuidadosamente abre la puerta de aquella habitación y la ve a ella sentada en el borde de la cama sosteniendo un pañuelo. —¿Callum? —ella se percata de su presencia y limpia sus lágrimas rápidamente —¿Qué haces ahí? Ven, acércate. Callum termina de abrir la puerta y entra caminando hacia su madre. Se detiene en frente de ella y ve la punta de su nariz roja, y sus ojos húmedos así como vio hace unas horas a Elizabeth cuando lloraba. —¿Otra vez peleaste con papá? —le pregunta, extendiendo su mano para alcanzar la mejilla de su madre. Emplea el mismo acto que hizo con Elizabeth, y seca sus rastros de lágrimas con el dedo pulgar. —Tu papá no me quiere —suelta ella de la nada —deberías saberlo. No me quiere. El chico bajó la mano de inmediato, sintiéndose confuso y al mismo tiem
***—¿Qué me pasó? —la niña parecía confusa al despertar, y encontrarse en una sala de hospital. —Te has caído por las escaleras cuando estabas jugando —responde su padre que estaba sentado a su lado. —Pero no te preocupes, pequeña, no resultó grave, solo tienes algunas lesiones mínimas —le explica el doctor brindándole una sonrisa amistosa —¿Como te sientes?. —Me duele un poco la cabeza —se queja —y un poco el cuerpo. —Es normal, te pondrás bien al tomar medicamentos, ¿De acuerdo?. —De acuerdo —asiente. Por suerte sus lesiones no terminaron por ser graves. Su padre se lavó las manos cuando preguntaron por esos golpes recientes diciendo que son producto de las caídas contundentes que ha tenido. Y al su hija no recordar nada, le fue muy fácil mentir. Pero por dentro estaba furioso porque por su culpa ha tenido que perder tiempo estando con ella en el hospital. Sin embargo, eso cambió después de haber llamado a la niñera para que se quedara con la niña en el hospital y así él irs
[...]Elizabeth.—¡No! —suelto un grito y abro los ojos de golpe causando que Callum a mi lado se levante preocupado encendiendo la lámpara de la mesita de noche. —¿Estás bien, Eli? —me mira inquieto sosteniendo mi mano mientras me incorporo —¿Qué pasa? ¿Otra pesadilla?. —Si...—asiento lentamente, totalmente aturdida. El sudor frío corre por mi frente, y mi respiración está entrecortada —. Otra vez las pescadillas. —Tranquila, ven aquí —me jala hacia él haciendo que mi cabeza descanse sobre su duro pecho mientras que su espalda descansa en el cabezal —¿Qué soñaste esta vez? ¿Fue horrible?.—Con Louise—confieso, aún temblando por el sueño —la primera vez que me tocó. Fue tan vivido que...incluso estoy asustada. —Todo está bien, tranquila —me acaricia el cabello mientras me da palmaditas en la espalda —. Ahora estás conmigo, solo fue un sueño. Cada vez es peor. Tengo sueños continuos de mi pasado, cuando era niña, cuando era abusada, y cuando Louise me tocaba por las noches. Son pe
[...]Callum La gran piscina está llena de globos y de pequeñas cabezas de niños nadando dándose clavados en ella. Las risas de cada uno de ellos llenan mis oídos y me hacen sonreír como un tonto. Son los amigos de la escuela Eileen y Elijah, hoy es el cumpleaños número cinco de los mellizos, así que decidimos hacer una fiesta aquí en la mansión de mi padre. El gran jardín está decorado con globos rosas y azules, Eileen nos pidió que añadamos rosas blancas, así que también lo hicimos. Hay muchos globos inflables con los que juegan tanto en el agua, como en el patio. Aparte de que hay un gran mesa con dulces, postres y cualquier bocadillo que se les antoje a los pequeños invitados. Por otro lado está la zona donde están los adultos. Mi padre ayuda a Asher con una parrillada, la favorita de Elizabeth. Amanda acomoda algunos platillos en la mesa mientras que Olivia está con su esposo jugando con los niños en la piscina. Algunos amigos están invitados, como Gael, Thomas mi secretario
En esa mesa estaban esos dos hombres, uno lleno de codicia y sediento de poder, y el otro con ganas de comerse al mundo, buscando en cada rincón lo que ha perdido, algo valioso que ha estado buscando durante mucho tiempo que, por cosas del destino, el cual estaba en su contra, perdió. —Usted tiene algo que es mío, señor Jones —empezó Callum, con una mirada penetrante e indiferente —y yo tengo algo que usted necesita. —Hmm —Enzo frotó su barbilla con una mirada de sumo interés —¿Puedo saber qué es lo que tengo yo que le pertenece?. —Primero dígame si en verdad desea firmar el contrato con nuestra empresa —demandó, uniendo ambas manos en una sola sobre la mesa. —Sabe cual es mi respuesta, señor Winston —Enzo sonrió con arrogancia —si tengo algo que usted desea, y puedo dárselo, haremos un buen acuerdo. Ambos nos beneficiamos. —Veo que es usted un hombre de negocios, interesante...—Callum lo miró con neutralidad. —¿Y bien? Dígame qué es lo que desea de este humilde hombre. —Seré c
Pasaron dos días desde la visita de Lorna al ático, y Elizabeth permaneció encerrada como casi siempre, incluso si le prohibían salir, ella se quedaba obedientemente en ese frío lugar como si ya hiciera parte de ella, algo que no está lejos de la realidad. —Elizabeth. La voz fría de Enzo sacudió a la débil muchacha, y la puso poner de pie inmediatamente, con la cabeza en dirección hacia abajo, solo mirando sus pies. —Padre —lo mencionó, pero sentía que esa palabra hacía mucho peso en su boca, como si sus dientes se convirtieran en un duro metal —¿Qué lo trae por aquí?. Ella no se atrevía a alzar la mirada, en repetidas ocasiones que se atrevía a hacerlo, recibe una bofetada inesperada, esa acción siempre es hecha por su hermana Lorna, pero las raíces del miedo ya están apoderadas de Elizabeth. —Alza la cabeza —le exigió su padre, ahora con un tono más amable, algo que hizo que el corazón de Elizabeth diera un brinco abrupto —obedece, mírame. Al escuchar la segunda insistencia de
—¡Eres una maldita zorra igual que tu madre! —despotrica la rubia contra Elizabeth, la cual yacía en el suelo por la bofetada que de la nada, recibió en su mejilla —¿¡Como te atreves a fijar tu mirada en mi hombre!?.Elizabeth se notaba confusa, no sabía por qué su hermana estaba tan enojada si se mantuvo en el ático el resto de la tarde para no molestar a nadie, solo esperaba a que las sirvientas que enviara su padre llegaran para arreglarla. —¿Que te he hecho? No sé de qué hablas —se atreve a gesticular. —¿Que no lo sabes, maldita gata? —la toma del brazo, y la hace levantar del piso frío —¿Acaso no sabes que te vas a casar?. —S-si, pero...—¿¡Lo ves!? —la empuja contra el piso violentamente sin dejarla terminar —¡Eres una arrastrada que no sabe su lugar!. La rubia estaba furiosa ya que secretamente había escuchado la conversación que tenían sus padres sobre el posible matrimonio entre Elizabeth y Callum Winston. —No es mi decisión, lo juro...—¡Cállate! —otro golpe le propina