Capítulo 10

La puerta se abrió de nuevo, esta vez fue Pablo junto con Katia, quien al entrar vio a la mujer que estaba a mi lado.

Su expresión facial cambió mucho, entró con una sonrisa y en cuestión de segundos la sonrisa se borró de su rostro.

La saludé sacudiendo la mano, pero su mirada era fría.

"Mira esta puta, se atreve a ignorar a Alessandro” dijo Ada entre dientes.

"Así es mejor, para que la mosca muerta no se acerque, pero lo que me preocupa es el palo de escoba nuevo, se ve que es una puta, tenemos que deshacernos de élla", respondió Becky al murmullo de Ada.

El que no se desanimó fue Sebastián, que quería matarme, pasó junto a mí y fingió que se había caído su batido por accidente.

Me puse en pie para golpearlo, pero Becky se me acercó para darme papel para limpiarme.

-¿Estás bien? me preguntó mientras me miraba tímidamente.

Asentí con la cabeza mientras me secaba la camisa, pero me sentía incómodo, ella era una de las más bonitas del bachillerato y yo no tenía experiencia con mujeres.

Siempre escuchaba cuando murmuraba cosas buenas sobre mí con su amiga Ada, pero me miré en el espejo y no noté nada especial en mí, tal vez este amuleto de esta anciana loca me estaba ayudando, o tal vez fue por el dinero de mi padre.

Después de un rato me acerqué a la silla de Katia, me acerqué a su oído y empecé a sonreírle mientras le murmuré. "¿Estas celosa?

Se volvió hacia mí y cuando estaba a punto de decir algo apareció mi hermano Matteo.

-Hermano, padre a dicho que solo te has gastado mil dólares de la tarjeta, ¿qué te pasa? Sabes que esta tarjeta tiene mucho dinero, empieza a gastar.

Todos los ojos de nuestros compañeros de clase estaban puestos en nosotros, todos querían acercarse a mí para gastar mi dinero con ellos.

-Está bien hermano, empezaré a gastar más dinero, le dije que se fuera de ahí, quería hablar con Katia, pero cuando mi hermano se fue vi que Katia ya no estaba en su asiento.

Nuevo trabajo

Era hora de irse y yo estaba de camino al trabajo. Tenia que cubrir mi medio día en la cocina lavando platos, esperando el momento de ver entrar a Katia que llegó unos minutos tarde ya que el autobús se había retrasado.

"Tarde otra vez, ¿cuántas veces van ya?", Espetó el jefe,

"Quiero que te vayas a casa, conseguiré una nueva camarera ...

"Señor, disculpe, el autobús se retrasó, juro que no volverá a suceder", la voz de Katia sonaba triste y sollozaba mientras se anudaba la garganta.

"Lo siento Katia, pero no puedo soportarlo más, estoy cansado de que siempre llegues tarde, toma tus cosas y vete a casa".

Katia tomó sus pertenencias y salió del restaurante con las piernas temblorosas por tanto caminar, eran mentiras de que el autobús se había retrasado, ni siquiera había pasado, por lo que Katia había caminado todo el camino para llegar allí.

Salí de la cocina para seguir a Katia, pero mi jefe me detuvo, “si sales por esa puerta no vuelvas más, dijo enojado, pero comencé a trabajar allí solo para ver a Katia, si ella no estaba allí, ¿qué sentido tenía seguir trabajando como lavaplatos?

"Lo siento señor, gracias por todo", dije mientras caminé siguiendo a Katia, quien estaba afuera bajo la lluvia esperando el autobús.

"Katia espera", grité cuando vi a Katia empapada.

"¿Qué quieres, Alessandro?" ¿Frotárme en la cara que soy irresponsable por llegar tarde?" – Katia bajó su mirada triste mientras trataba de contener las lágrimas – si es así, ve y déjame en paz –

"Deja de decir tonterías, tengo una idea", respondí.

–¿Una idea?

"Sí ", tomé a Katia de la mano y la llevé en mi auto.

"Dime, ¿cuál es tu idea, Alessandro?", preguntó Katia, llena de incertidumbre.

"Sé paciente, niña tonta", dije y sonrei suavemente.

"Joven, ¿a dónde te llevo?", preguntó John, mi conductor.

–Llévanos a la tienda de ropa.

Katia frunció el ceño, "¿la tienda de ropa?" ¿Es una broma? – preguntó enojada – me acaban de despedir y ¿piensas comprarme ropa?

"Por supuesto que no", te dije que fueras paciente.

John aceleró el coche y en cuestión de minutos estabamos allí.

"Estamos aquí, joven maestro", dijo John y bajó a abrir la puerta del auto.

"Ven conmigo, Katia", tome la muñeca de Katia y la llevé a la tienda del anciano y la nieta.

"Bienvenido", espetó el anciano emocionado.

"Buenas noches, señor", dije, "¿Qué pasa con sus ventas?"

-De nuevo son malas hijo, hoy han llegado muy pocos clientes-

"Cálmate señor, le traigo una solución", dije mientras el anciano y Katia se encontraban confundidos.

–¿Una solución? ¿Dime qué hijo?

"¡Nosotros!", dije emocionado.

Katia y el anciano estaban aún más confundidos mirándome.

"Usted necesita clientes, puedo tomar clientes, pero quiero hacer un trato con usted, señor.

"Dime, ¿qué hijo?" Porque no estoy entendiendo nada.

-Como sabes mi familia tiene mucho dinero, solo mi padre me dio una tarjeta para comprar mis caprichos pero en lugar de eso quiero patrocinar esta tienda, yo seré el dueño y la imagen, tú serás el diseñador con tu hija y Katia será el cerebro que se lleve las finanzas.

Todos estaban fascinados por la idea mientras intercambiaban miradas entre sí.

"Este chico es un genio", dijo el anciano, ya que sus números estaban en rojo y era cuestión de tiempo antes de que se declarara en bancarrota.

"Pensé que eras solo un tipo con una cara bonita, pero veo que estaba equivocada, también tienes cerebro", dijo Katia sorprendida mientras me miraba con admiración.

"¿Pero crees que funcionará?", Preguntó el anciano.

"Déjame todo a mí", respondí y luego volvi mi mirada hacia Katia, "¿Aceptas trabajar para mí?" Le pregunté en un tono cortés mientras sostenía su mano.

"Sí", espetó Katia emocionada.

"Toma mi tarjeta de crédito Katia", le dije mientras le daba ese plástico. "Tú te haras cargo de todo"

"José Gregorio Jr. Es mi nombre,, puedes llamarme por mi nombre si quieres", dijo el anciano con cierta felicidad reflejada en sí mismo, sabía que era una gran cantidad de dinero lo que estaba invirtiendo en él.

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