Rodrigo Montalban
Hace dos días me dolía hasta el alma después de la paliza que me di con ese tipo del cual ni siquiera sé el nombre. Lo vi en el bar y lo provoqué para pelear. Después me enfrenté a dos de sus amigos. Necesitaba golpear a alguien, a cualquiera. No podía soportar la idea de Ellie, mi Bell, en los brazos de mi hermano. Desde que me dejó, me siento destrozado. Nunca conocí el amor hasta que la conocí a ella, y me traicionó. Me dejó y al día siguiente anunciaba su boda con mi hermano. Jamás me dio una explicación. Me marché de casa, necesitaba estar solo. Odio que las personas vean así, destrozado y lamentable. Frente a los demás finjo que Elizabeth no significó nada, y no les cuesta creerlo porque siempre he sido un mujeriego que nunca se toma nada en serio. Nadie imagina cuánto me ha destrozado Elizabeth. A nadie le importo, excepto mi abuelo. Mi madre siempre prefirió el dinero y a Ricardo. Mientras su hijo favorito esté bien, ella estará bien. Desde que revelé a la familia que me enamoré de Elizabeth, ella no me apoyó. En cambio, Ricardo sí. Salí de mis pensamientos cuando comencé a sentir dolores musculares. En pocos segundos, no podía respirar y me dejé caer en el sofá. Camilo, mi mejor amigo, alarmado, se acercó a mí. — Ro, ¿estás bien? —me entregó rápidamente un vaso con agua— El doctor ha dicho que debes reposar. Es increíble que yo sea tu niñera. Mi amigo cree que el agua lo cura todo. Quizás algún día me disparen y él me traiga agua. —No puedes seguir así, Rodrigo. Sé que te duele lo de Elizabeth... Le lancé una mirada y él permaneció en silencio. Le prohibí a Camilo mencionar el nombre de Elizabeth, y me lo prohibí a mí mismo, pero fallé rotundamente. Lo que más duele es que, a pesar de todo, él es mi hermano y no puedo alejarme de ellos como quisiera. Seguiré viéndolos, seré parte de su vida y ellos de la mía. Seré el tío de los hijos de la mujer que amo. El resto del día lo pasé durmiendo e intentando relajarme. Me encantaría sumergirme en el trabajo para no pensar, pero hoy es domingo. Me desperté de mal humor, bostezando, cuando mi celular comenzó a vibrar. Miré la pantalla y vi que era mi tía Rosalba. Me había enviado un mensaje. "Corazón, no puedo localizar a tu madre" Durante el vuelo, una mezcla de emociones me embargaba. A pesar de todo, Ricardo es mi hermano, pero algo en mí sentía que las cosas no estaban bien con él. Quizás él y Ellie sufrieron algún tipo de accidente. Miles de escenarios pasaron por mi mente: secuestro, accidente de coche. En cada uno de ellos, Ricardo y Ellie aparecían heridos. Afortunadamente, Camilo se ofreció a acompañarme. Sé que solo no podría enfrentar lo que nos espera. Aunque los haya odiado y hasta deseado lo peor para ellos, nunca quise que realmente les sucediera algo malo. Las horas del viaje fueron eternas hasta que finalmente llegamos al hotel donde estaba mi madre. Nunca la había visto tan devastada. Sus ojos estaban hinchados y en su rostro noté que no había dormido en horas. Ya no era la mujer impecable y arreglada que siempre había sido; ahora reflejaba una profunda tristeza en su mirada. Ella simplemente se acercó y me abrazó como nunca antes en mi vida, ni siquiera cuando era pequeño. —Tu hermano está muerto—Mi madre se deshace en lágrimas en mis brazos. Sus palabras confirmaban lo que mi corazón ya sabía desde hace horas. Sentí como si una parte de mí se hubiera ido, y esa parte era Ricardo. Sé que debo ser fuerte por mi madre, así que contengo las lágrimas aunque siento un nudo en la garganta y un deseo inmenso de gritar. Bueno o malo, Ricardo era mi hermano. Ha estado conmigo desde antes de que yo naciera y, a pesar de todo, lo quería. Siempre lo he querido. Me duele no solo su muerte, sino también nuestra última interacción, cuando peleamos y llegué incluso a desearle la muerte. Todo por culpa de Elizabeth. —Quiero verlo, quiero despedirme —insistí con voz entrecortada, buscando algo de paz en medio del caos. —Mañana nos entregan el cuerpo —respondió mi madre, con los ojos hinchados por el llanto. —Esto no puede ser real. ¿Qué pasó? —pregunté, mi mente luchando por asimilar la tragedia. —Lo mataron en su propia habitación. Le dispararon en la cabeza a mi niño —dijo mi madre, con un dolor palpable en cada palabra. —¿Pero cómo y por qué? No entiendo nada —musité, abrumado por la confusión y la pena. —Estoy segura de que fue esa mujer m*****a. Planeaba quedarse con nuestra fortuna, por eso se casó con él y lo mató —acusó mi madre con indignación.— Ella nos odia, Rodrígo, los envidia a ustedes dos por arrebatarles la fortuna de su abuela. Ricardo era el CEO y futuro heredero de la empresa. —No la creo capaz de sentir tanto odio —dije, con incredulidad. —Siempre has sido tan ingenuo. Solo piensa, Rodrigo, los separó y se deshizo de ustedes para quedarse con la fortuna, todo lo tiene planeado —respondió mi madre con voz amarga. Es verdad que todo parece planeado. Me usó para luego desecharme, y ahora hizo lo mismo con Ricardo. No sé si sea una asesina, pero sí es una manipuladora y una traicionera con cara de niña buena. En parte es responsable por mi alejamiento de Ricardo. Eso nunca se lo perdonaré. La odio como nunca odié a nadie, pero me vengaré tarde o temprano. —No le funcionará —insisto con determinación. —Esa niña siempre odió a tu hermano. Solo lo usaba a él como a ti, pero a él lo asesino. Todo está claro como el agua —responde ella, tomando mi mano. —Sé fuerte, mamá. Yo te necesito —añadí, tratando de consolarla. —Tú me ayudarás a vengar su muerte —dijo mi madre, con una frialdad que me aterró. —Cuenta conmigo. La encontraré y la llevaré a la cárcel —prometí con firmeza. —Eso no es suficiente castigo. Quiero que tomes el lugar de Ricardo y hagas de su vida un infierno, como lo es la mía por la pérdida de mi hijo —exigió mi madre, con una mirada dura. —¿Qué? —respondí, atónito. —Lo que escuchaste. Debes vengarte y hacerla confesar, o de lo contrario tu hermano nunca descansará en paz, y yo me moriré de dolor. Es lo que quieres, ¿verdad? verme muerta. Ayudarme es lo menos que puedes hacer —me dijo, con desesperación. —Lo haré, mamá —le respondí sin dudarlo. Es la oportunidad perfecta para obtener justicia, y sería un tonto si no la aprovecho. Ella pagará por todo lo que nos ha hecho. Haré de su vida un completo infierno.Elizabeth Este último mes ha sido notablemente tranquilo para mí. Al regresar sola de Houston, mi abuelo reaccionó con intensidad, expresando preocupación por mi seguridad y advirtiéndome sobre los riesgos involucrados. Mi tía mostró una reacción aún más vehemente. Desde entonces, no he recibido noticias de mi esposo, salvo un mensaje matutino al partir, lleno de amenazas. Afortunadamente, mi suegra también se marchó hace algún tiempo. ¿Por qué no me fui? La razón principal es mi abuelo. No puedo soportar la idea de causarle más dolor al desaparecer de nuevo. Revelarle la verdad no es una opción; sería devastador para él descubrir que Lucrecia y Ricardo, a quienes considera familia, están manipulándome de esta manera. Personalmente, creo que Ricardo ha superado su enojo inicial. Él mismo admitió que solo quería lastimar a Rodrigo y que mi dinero ya cumplió ese propósito. Ahora debe estar contento con su amante, estoy segura que está con ella. Me doy cuenta de mi ingenuidad pasada
Rodrigo Montalban. Fue un mes complicado. Logré cerrar el negocio pendiente de Ricardo, usurpando no solo su identidad con Ellie sino también su papel en la empresa. La ejecución de mi hermano aún me atormenta, y estoy seguro de que el asesino está cerca. Mi madre cree que nuestros planes coinciden: hacer que Ellie confiese y encarcelarla. Sin embargo, mis intenciones son distintas. Planeo hacerla sufrir hasta que desee la muerte, pero también buscaré al verdadero asesino. Para eso, necesito ser Ricardo. Cuando él descubra que su trabajo no está completo, atacará de nuevo, y ahí lo atraparé. Mi plan es claro: yo soy Ricardo y Rodrigo está en Nueva York. Camilo me apoya plenamente, y no pienso dejarlo solo. A partir de hoy, debo dividir mi tiempo entre nuestra empresa y los negocios de los Romano. Por suerte, conozco bien el manejo de la empresa, ya que trabajé allí durante algún tiempo. No creo que me resulte difícil asumir la identidad de mi hermano. Conozco cada detalle de
Elizabeth Romano En cuanto me empujó a la cama, comenzó a desabotonar su camisa. Aproveché rápidamente para levantarme y corrí hacia la puerta intentando abrirla, pero noté que estaba cerrada con seguro. Observé su pecho, que parecía más marcado que la última vez. Alguien ha estado haciendo ejercicio, pero eso no importa ahora. Me concentré en quitar el seguro de la puerta, pero antes de que pudiera lograrlo, me levantó en brazos desde la cintura. Es extraño, Ricardo usualmente me agarra del cabello o del brazo de manera violenta, pero Rodrigo es diferente. Mis pensamientos se interrumpieron cuando me bajó suavemente en el borde de la cama y empezó a besarme los labios. Intenté apartarlo llevando mis manos a su cabello, pero él las sostuvo firmemente mientras continuaba besándome. No pude evitar notar lo diferente que era este beso: más suave, más cuidadoso. Me cuestioné por qué no sentía miedo o asco. En un rápido movimiento, mientras aún estaba desconcertada, él me qu
Elizabeth Romano En este momento, me encuentro charlando con mis mejores amigas, Jimena y Celeste. Las conozco desde hace más de dos años. Ambas apoyaron mi relación con Rodrigo y, de hecho, se llevan muy bien con él. En un momento al inicio de mi relación, Rodrigo ayudó a Jimena con un problema que tuvo su hermano y por eso le está muy agradecida. Además, ella está trabajando con Camilo y está profundamente enamorada de él, aunque Camilo es un mujeriego imperdonable. Jimena siempre es la clase de amiga que me anima a hacer cosas fuera de lo común; fue la primera en apoyarme. En cambio, Celeste es más sobreprotectora conmigo; ella es más seria y reservada. Vinieron a visitarme a mi casa y no pude contenerme; les conté absolutamente todo. Aunque ellas ya sospechaban que algo malo estaba pasando, porque eran testigos del profundo amor que siento por Rodrigo y el repudio que tengo por Ricardo. Que de un día para otro dijera que me casaría con el gemelo del amor de mi vida era muy ex
En este momento, me encuentro con Antonio. Él ha sido mi mejor amigo desde que tenía cinco años; crecimos juntos en la isla. Siempre ha estado enamorado de mí e incluso me siguió a la ciudad. Sin embargo, yo siempre le dejé claro que solo somos amigos. Se enfadó mucho cuando comencé a salir con Rodrigo, pero con el tiempo lo aceptó. Antonio fue el primero en darse cuenta de que algo andaba mal cuando terminé mi relación con Rodrigo y comencé una con Ricardo. Se ha infiltrado en la mansión como chofer para cuidarme y reportarle a mi mamá que estoy bien. También me ayuda a saber de ella, ya que nadie en la mansión sabe que estoy en contacto con mi madre. Mi abuelo la considera una ladrona y una secuestradora. Tuve que rogarle a mi abuelo para que no la denunciara. Con la ayuda de Antonio, tengo información de ella y ella de mí. Esto ha sido fácil porque nadie sabe que Antonio y yo somos mejores amigos. El único que llegó a conocerlo fue Rodrigo, pero como él no vive en la mansión,
Rodrigo Montalban. Ya no soy el mismo de antes. No controlo el deseo que siempre me ha provocado, y ella no merece que sea considerado. Se ha convertido en un objeto que utilizo cuando se me da la gana. Es la única forma que encuentro para olvidarla. Con otras mujeres ha funcionado: luego de llevarlas a la cama, me aburren. Elizabeth no es diferente, ni especial como yo lo creía; ella es exactamente igual a todas: una interesada y una mentirosa. Estoy seguro de que pronto me aburriré de su cuerpo. Lo que tenemos es solo físico. No hay espacio para el amor porque maté todo el amor que alguna vez sentí por ella, o más bien, se transformó en odio, un intenso odio que no me deja vivir. Ella también mató los buenos sentimientos que tenía. Nunca había odiado a nadie en mi vida, pero ella despertó esos sentimientos en mí y me convirtió en un hombre completamente diferente al que solía ser. Ahora entiendo por qué Ricardo era tan cerrado y oscuro con las mujeres. Él solo las utilizaba, y
— ¿Qué te hizo? ¿Te lastimó? —me pregunta Antonio. — No, este fin de semana sin falta nos vamos.— Respondí con simpleza. — Ya está todo listo —él acaricia mi mejilla—. Pronto se acabará esta pesadilla. Los días transcurrieron rápidamente y hoy es el día en el que huiré. No puedo creer que en unas horas estaré lejos de todo, principalmente lejos de mi abuelo; eso es lo único que me duele. Me gustaría despedirme de Rodrigo. Me niego a creer que él solo jugó conmigo, aunque todo apunta a que sí. Ricardo es muy capaz de intrigar contra él, y yo no caeré en su juego perverso. No dejaré que me lastime más de lo que ya lo ha hecho. No pude evitar pensar en ello durante la semana. Estamos durmiendo en el mismo cuarto y no solo eso, también estamos conviviendo como marido y mujer, pero pronto acabará. Salí de mis pensamientos en cuanto él comenzó a bostezar, luego estiró sus brazos. Es el mismo ritual que hace Rodrigo al despertar; definitivamente son familia. Tienen varios háb
Rodrigo Montalbán:Estuve reflexionando sobre lo que me dijo Elizabeth con respecto a nuestra discusión en la luna de miel, o más bien su discusión con mi hermano.Debo encontrar la forma de obtener información sin que sospechen que no soy el mismo.Salí de mis pensamientos en cuanto una de las empleadas entró a mi oficina. Es increíble el terror en su mirada; todos los empleados me observan con temor, como si fuera una especie de asesino o algo parecido.Sé muy bien que mi hermano era estricto con los empleados, pero no creí que tanto.— No quiero interrumpirlo, señor. Sé que está ocupado. — Dice la empleada al entrar.— Si soy amable, sospecharían — dije con calma —. Solo habla así, me quitas menos tiempo.— Disculpe, quería decirle que tendré que renunciar porque estoy embarazada, pero yo conseguiré un reemplazo rápido.— Pronuncia con la voz temblorosa sin mirarme a los ojos.— Felicidades, pero no tienes por qué renunciar. Puedes trabajar por un tiempo; incluso hay una guardería a