Un error

Elizabeth Romano

En cuanto me empujó a la cama, comenzó a desabotonar su camisa. Aproveché rápidamente para levantarme y corrí hacia la puerta intentando abrirla, pero noté que estaba cerrada con seguro.

Observé su pecho, que parecía más marcado que la última vez. Alguien ha estado haciendo ejercicio, pero eso no importa ahora.

Me concentré en quitar el seguro de la puerta, pero antes de que pudiera lograrlo, me levantó en brazos desde la cintura.

Es extraño, Ricardo usualmente me agarra del cabello o del brazo de manera violenta, pero Rodrigo es diferente.

Mis pensamientos se interrumpieron cuando me bajó suavemente en el borde de la cama y empezó a besarme los labios. Intenté apartarlo llevando mis manos a su cabello, pero él las sostuvo firmemente mientras continuaba besándome.

No pude evitar notar lo diferente que era este beso: más suave, más cuidadoso. Me cuestioné por qué no sentía miedo o asco.

En un rápido movimiento, mientras aún estaba desconcertada, él me qu
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