02 - Decisión Difícil.

El pedido de Emily golpeó a Margaret como un puñetazo en el estómago, dejándola sin aliento y tambaleándose en el umbral de la sala de estar. No podía aceptarlo. La idea de llevar un hijo para su propia hermana la llenaba de repulsión y horror.

— ¿Cómo que no vas a ayudarme? — gritó Emily, ignorando a su madre que acaba de ingresar y hacer una pregunta.

— Madre, Emily pidió que sea su sustituta y yo…, yo la verdad no puedo acceder a algo como eso. — Miró a su hermana —. Lo siento, Emily, pero simplemente no puedo hacerlo.

Su voz salió temblorosa, tratando de mantener la compostura mientras luchaba contra las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos.

La mirada de Emily se volvió fría y calculadora, sus labios curvándose en una sonrisa que enviaba escalofríos por la espalda de Margaret.

— Oh, claro, ¿por qué deberías hacer algo por tu propia familia, verdad, Margaret? — espetó con veneno en cada palabra —. Siempre has sido egoísta y egocéntrica.

Margaret se estremeció ante el tono malévolo de su hermana. Sabía que su relación siempre había sido tensa, pero nunca había imaginado que Emily fuera capaz de ser tan cruel.

Margaret miró a su madre, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que no podía ocultar la verdad por más tiempo.

— Madre, dile algo — pidió la joven, pero los ojos de su madre eran fríos con ella, como siempre lo fue.

— Margaret, esta no es una petición, es una orden — dijo con voz firme y autoritaria, haciendo que Margaret retrocediera sorprendida —. Nuestra familia está pasando por una crisis y si no lo resolvemos, nos quedaremos en la calle.

Margaret podía ver el dolor en sus ojos, la agonía de una madre que veía desmoronarse todo lo que había trabajado tan duro para construir.

— Lo siento, mamá — dijo Margaret con sinceridad —. Debe haber otra forma de arreglarlo. Puedo hablar con papá.

Pero su madre la miró con desesperación, sus ojos llenos de lágrimas.

— Margaret, por favor, entiende. Esta es nuestra única oportunidad de salvar a la familia. Acabamos de descubrir que Emily es infértil, y la condición de este matrimonio es que tu hermana le dé un heredero. Si perdemos esta alianza matrimonial, perderemos todo — dijo su madre —. Además, tú padre está muy enfermo. Si le decimos nuestros planes, puede morir.

— ¿Acaso quieres que papá se muera? — gritó su hermana mayor —. Ponte los pantalones y has algo por primera vez por tu familia.

Margaret sintió un dolor punzante en el pecho. Sabía desde el extranjero sobre las dificultades en el negocio familiar, pero no tenía idea de que fueran tan perjudiciales. También había oído hablar de los derechos matrimoniales de Emily, pero nunca imaginó que se enfrentarían a una situación tan desesperada.

A todo eso, sumemos que acaba de enterarse de que su progenitor está enfermo.

— Debes hacer esto, de lo contrario, si lo perdemos todo y a tu padre le pasa algo, será tu culpa. ¿Quieres cargar con ese peso en tus hombros? — cuestionó la madre, mirándola con profundidad.

Una sensación de impotencia la envolvió mientras miraba a su madre, luchando contra sus propias lágrimas. Sabía lo que significaba esta decisión. Sabía que, si aceptaba, estaría sacrificando su propia felicidad y libertad por el bien de su familia, además de un hijo.

Con un nudo en la garganta y un dolor en el corazón, Margaret finalmente asintió, aceptando el pedido de mala gana. Porque sabía que, en última instancia, sus responsabilidades hacia su familia superaban sus propios deseos y sueños.

Solo esperaba que valiera la pena este sacrificio. Mientras tanto, Emily y su madre, se miraron victoriosas por conseguir lo que deseaban, y ahora utilizarían el cuerpo de la escuincla y bastarda hermana. Emily siempre la odio, y logró que sus padres la mandaran al extranjero, y ahora, por más que detestara la idea de que sea ella quien tenga que acostarse con su futuro esposo, no tenía opción.

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