CAPÍTULO 5

Ambos se sentaron en el sofá y a pesar de sus recientes palabras, él se acostó a su lado y ella sin darse cuenta termino acurrucándose cerca de él. Aunque a los pocos minutos él se sentía arrepentido, porque sentir el calor que emana de su piel y su aroma lo excitaban demasiado. 

Esto que ella despertaba en él, lo asustaba. Pero él no ha tenido sexo desde hace mucho tiempo. Cuando su mujer lo traicionó y la encontró en la cama con su mejor amigo. En un aranque de ira él, los asesinó a los dos. Después de eso, él intentó estar con otras mujeres. Pero no ha logrado excitarse. Los recuerdos de su mujer y su amigo en la cama lo perturban cada vez que está con una mujer.  

Según su médico, el problema no es físico sino psicológico. Al parecer se trata de un bloqueo mental, por el trauma de ese momento. Pero con el tiempo su cuerpo volverá a reaccionar.

Por eso, él está desconcertado, porque esta niña ha logrado despertar en él lo que ninguna otra mujer, con mejores curvas, ha podido. Su erección es evidente, entonces él decide levantarse hasta el baño y aprovechar de complacerse, pero por más que trató de contenerse, unos pequeños jadeos se escapan de sus labios y siente que se escucharon afuera. Pero él estaba tan cerca del orgasmo que, aunque trata de apretarse más sus labios. En ese momento, comienza a correrse y doy un último gruñido de placer. 

En ese momento, escucha que tocan la puerta y escucha la dulce voz de su anfitriona.

—¿Estás bien?

Él sin poder evitarlo le responde con voz jadeante, le responde.

—Sí, sí, mejor que nunca.

Él aun esta agitado, pero está feliz. Hace más de tres años, que no tenía un orgasmo y para hacerlo más cómico, el Gran Vicent Santoro se ha masturbado, pensando en una chica con una horrenda cicatriz en la mejilla. Esto debe ser una m*****a broma.

Después de burlarse de su propia desgracia, sale del baño y camina hasta el sofá, ahí la encuentra acostada en el sofá y envuelta desde los pies hasta la cabeza. Él se acercó, se acostó a su lado y ella lo abraza para dormir, acurrucándose junto a él.

Al día siguiente, él se despierta primero y se queda mirándola fijamente.

Ella tenia una belleza excepcional, su rostro estaba perfectamente combinado, sus ojos eran grandes y azules como el cielo, su nariz era pequeña y perfilada, sus labios eran pequeños, pero carnosos y lo más excitante era ese color rojo natural que poseían, todo en ellos incitaban a morderlos a devorarlos con pasión.

Después Vicent se fijó en su cabello, era rubio y suave, liso y de largo lo usaba como a la altura del hombro. Él terminó de describir y dejó lo mejor para después, su cuerpo, esa guitarra donde él estaba ansioso de tocar la melodía de la pasión, esas montañas hermosas que formaban un valle que lo incitaba a incursionar en el y probar cada centímetro de esa exquisita piel.

Melissa se removió a su lado y él terminó de levantarse para caminar hasta el baño y encerrase ahí. Vicent no quería que ella notara que con ese recorrido visual que dio por su cuerpo, él estaba inevitablemente excitado.

Melissa abrió los ojos y buscó a su invitado desconocido con la vista, pero al escuchar el ruido de la ducha, volvió a acurrucarse. Ella debía ir a la universidad, pero podía dormir un poco más, mientras él salía del baño.

Vicent salió después de algunos minutos, su cabello aun estaba mojado, su piel estaba fresca y ya estaba recuperando su color de piel, aunque sus labios aún permanecían algo delicados por haber estados expuesto al frio. Vicent se había puesto de nuevo su ropa, que gracias a Melissa estaba limpia y seca.

Después caminó sigilosamente y se sentó en el sofá, cerca de donde estaba Melissa dormida, pero a los pocos minutos ella se despertó y fijo su mirada en él.

—Buenos días —le dijo mostrándole una hermosa sonrisa.

—Buenos días, bella durmiente —le respondió el y ella instintivamente se llevó su mano al rostro, para tocarse la cicatriz.

Vicent se sintió conmovido y se acercó a ella, para retirarle la mano de la cicatriz y la tomó por la barbilla para verla directamente a los ojos.

—Eres bella, muy bella. Nunca lo olvides.

Melissa se sonrojo y se alejó de él sutilmente, para después levantarse y caminar hasta el baño.

Vicente se miró la mano con la que la había tocado y la llevó a sus labios. Él estaba desconcertado con los sentimientos que esta pequeña despertaba en él.

Melissa sale del baño, envuelta en una toalla y Vicent no puede evitar disfrutar de la vista. Ella trata de avanzar muy rápido hacia su habitación, pero él aprovecho y no se perdió ningún detalle

—¡How! Esta niña va a enloquecerme. —susurró para sí mismo, mientras se arreglaba el pantalón, para evitar que se notara su entusiasmado amigo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo