—¡¡No!! Vamos a la mansión. Es una herida superficial, yo mismo sacaré esa bala. —les dijo el viejo, acomodándose en el asiento, mostrándose fuerte delante de sus hijos. —Padre... Vicent trató de persuadirlo, pero el viejo lo ignoró y dio órdenes directas al chófer. —Fiore. ¡Vamos a la mansión! Quiero ver y abrazar a mis nietos. El hombre asintió viendo al viejo por el retrovisor. Los hermanos se observaron entre sí y entendieron que debían apoyarlo. De igual manera, Vicent sacó su teléfono y tecleó algunos mensajes. —Ok, padre. Primero llegaremos a la mansión. Evaluaremos la situación y después mandaré a buscar a la familia. —le respondió Vicent con la voz entrecortada. El viejo asintió y un silencio ensordecedor se apoderó del lugar. Vicent no podía hablar con el nudo que tenía en la garganta. Fabiano le reprochaba a Dios el hecho de quitarle a su padre cuando por fin lo había encontrado, y el viejo Vicente le pedía a Dios poder ver a sus nietos antes de morir. El viejo Santo
El doctor revisó al viejo Santoro y se dio cuenta de que su estado era delicado. Tenía que trasladarlo de emergencia a un hospital, para operarlo y extraer la bala. El doctor limpió la herida y la cubrió con gasas, para detener el sangrado e inmediatamente salió asustado de la habitación para hablar con Vicent. —Señor debemos trasladar a su padre. Aquí no puedo atenderlo. Cuando le extraiga la bala, puede desangrarse. Vicent negó con la cabeza. Sin embargo, entró a la habitación y trató de persuadir a su padre. —Padre, por favor debemos llevarte a la clínica. El viejo Santoro le sonrió a su hijo y negó con la cabeza. —¿Dónde están mis nietos? —Fabiano fue por ellos. No deben tardar. Pero padre, no seas tan terco. Deben operarte, el doctor necesita sacarte esa m*****a bala. El viejo Santoro observó fijamente a su hijo y le extendió la mano para que se sentara junto a él. —Vicent. Hijo, entiendo tu preocupación, pero quiero m
Al funeral al que asistieron grandes figuras del mundo empresarial y también del bajo mundo. De la familia, solo asistieron los hermanos Santoro. El resto de la familia fue trasladada a una casa de seguridad a las afueras de la ciudad. El lúgubre evento solo duró seis horas, después los restos fueron enviados a una cripta familiar, dónde Vicente Santoro reposaría al lado de su amada esposa. Vicent y Fabiano se sentían realmente tristes. Ellos esa noche regresaron a la mansión y se sentaron en el piso de la terraza en la habitación del viejo. No era conveniente reunirse con su familia en estos momentos. Ellos no sabían por quién estaban siendo vigilados. Los hermanos conversaron, lloraron y rieron de las anécdotas del viejo. Vicent le relataba a su hermano, los detalles de su niñez junto a su padre. Jamás habían podido hablar de este tema. Y en este momento, fue Fabiano quien le pidió a su hermano que le permitiera conocer esa historia. Fabiano sintió un gr
El corazón de Milena se aceleró al confirmar que Fabiano venía hacia ella.—Mi zorrillo apestoso. ¿Cómo estás? —le preguntó Fabiano, despeinando el cabello del pequeño.El pequeño se arrojó a los brazos de su tío y Milena se lo entregó con una dulce sonrisa en sus labios.—Pequeño traidor —le susurró ella al pequeño, antes de darle un beso en la mejilla.Fabiano tembló al sentir la cercanía de la joven. Su dulce aroma lo embriagó, él cerró los ojos para disfrutar de ese breve momento. Milena sonrió al ver la expresión de tonto en el rostro de Fabiano.—¿No quisiste atrapar el ramo? —le preguntó Fabiano y Milena negó con la cabeza antes de responderle.—No, creo que ese hechizo dura diez años. Y aún estaré muy joven para casarme. Quiero ser libre y viajar por el mundo.Fabiano sintió su corazón romperse en mil pedazos.—Qué bueno, que tengas planes para tu futuro.—Sí, te juro que sentí un alivio cuando te vi llegar acompañado. Al menos, ya me libré de ti. Ahora puedo volar lejos. —le d
Una brisa fría que recorre las solitarias y oscuras calles de Canadá azota sin compasión el cuerpo de una joven chica. La joven friolenta que se abre paso en la espesa neblina es Melissa Travis. Que, como siempre, camina de regreso a su casa, después de una extenuante jornada de trabajo. Su semblante es triste y su mirada está fija en la punta de sus pies. Vigilando cada paso que da en el húmedo pavimento. Ella se lamenta de su mala suerte, porque el frío invierno hace que todos se refugien en sus casas y son muy pocos los que salen hasta el Bar Restaurante donde ella trabaja, lo que suma otro problema a su lista. Uno que inevitablemente le afectará mucho. La falta de propinas. Lo poco que recibió solo le alcanzó para comprar un pan dulce. Ella necesita calmar su estómago que aún se queja del hambre. En realidad, su salario solo alcanza lo gasta en pagar el arriendo y sus estudios. Y el dinero de las propinas es exclusivamente para comprar sus alimentos. Pero, al parecer, el invier
Después de dejarlo acostado y abrigado, Melissa va a la cocina y regresa con un poco de agua limpia, un pañito limpio y comienza a limpiar su rostro. El hombre está muy sucio, tiene una mezcla en su rostro de sangre y lodo. Con mucha sutileza, voy descubriendo una piel suave y unas facciones elegantes y refinadas.Sus labios son muy sensuales, ellos están rodeados por su bigote y barba bien cuidados, lo que le da un toque de masculinidad.Después de observar cada detalle. A Melissa no le queda ninguna duda de que es, un hombre guapo. Su piel es de color canela, su cabello es negro, liso y sedoso, a pesar de estar sucio. Por su apariencia, Melissa puede pensar que su invitado debe tener como treinta años. Un treintañero guapo, sexy y adinerado.Melissa no pudo evitar sonreír en señal de burla hacia ella misma. Estaba exhausta, tenía hambre. La calefacción estaba trabajando con deficiencia, por lo que estaba haciendo algo de frio y ahora sus únicos cobertores buenos estaban siendo utili
El hombre mostró una sonrisa ladina y le respondió:—No miento e incluso cuando te vi aferrada a mí, pensé que eras mi esposa o algo así.—¿Yo? ¿Tu esposa? Ja, muy gracioso, por lo menos tienes sentido del humor. Pero dime, en serio, ¿a dónde te llevo?, o ¿a quién llamo? Tengo que salir y, como comprenderás, no puedes quedarte aquí.El semblante del hombre cambió y fijó su mirada en ella.—Lo sé y lo entiendo. Es solo que no me gustaría marcharme así. ¿No me pudo quedar? ¿Por lo menos, hasta que me recupere? Prometo no molestar y ayudarte en lo que necesites.—Mira, guapo, voy a ser muy sincera contigo. Yo apenas logro comer dos veces al día con lo que gano. No puedo alimentar a otra persona. Además de que yo no te conozco y, al parecer, ni tú mismo te conoces. Entonces, ¿cómo sé que eres un asesino en serie o algo así?Melissa sentía mucha compasión por el hombre y lamentaba tener que abandonarlo en su estado, pero no era su problema y no cargaría con él.El hombre no pudo evitar son
El hombre sintió mucha calidez en su corazón al oírla tan preocupada por él y decidió aceptar su ayuda.Entonces se levantó, se apoyó en su hombro e inmediatamente volvió a sentarse, al sentirse mareado. Él no había comido nada desde el día anterior y eso comenzaba a afectarlo.Sus pasos eran lentos, el hombre se sentía muy débil y al cruzar la puerta de la casa, sintió el agradable calor, rozando su rostro y le agradeció a Melissa.Melissa lo ayudó a sentarse en el mueble y caminó hacia la cocina. Después de algunos minutos, regresó con una bandeja con panecillos, un chocolate bien caliente y se los ofreció al hombre.—Toma. Debes comer esto, tal vez no te llenes, pero es lo único que tengo.El hombre sin dudarlo, lo recibió y comenzó a comerlo muy despacio, para evitar que le cayera mal.Melissa se alejó de él, para dejarlo comer con tranquilidad.—Come despacio. Ya regreso, déjame ver, si te consigo algo de ropa, para que te cambies esa ropa mojada.—Gracias —le susurró él con la b