Los tres hombres se abrazaron y Fabiano mentiría si no reconocía que sentía que había roto unas cadenas. Se sentía liberado y al fin se sentía completamente feliz. Vicente, por su parte, le agradeció a Dios haberlo abrigado con su misericordia. El perdón de su hijo, era lo último que él deseó tener antes de partir y ahora lo tenía. Definitivamente, podía dar fe de que, Dios perdonaba a la oveja que volvía arrepentida a su rebaño. La felicidad reinaba en el lugar, pero en este momento era efímera. Entonces el viejo interrumpió el abrazo y besó la frente de su hijo menor. —Gracias hijo, gracias por tener ese corazón tan noble. Te amo y te amaré hasta mi último aliento. Fabiano solo asintió y palmeó el hombro de su padre. Vicente después giró hacia su primogénito y también lo besó. —A ti también te amo. Vinz ustedes son mi razón de ser y deben cuidarse entre ustedes, como lo han hecho hasta ahora. Yo quisiera seguir protegiendo a todos, pero mi ti
Los tres hombres salieron del despacho. El viejo Vicente caminó hacia la cocina. Fabiano fue hacia el jardín, se escuchaban risas y gritos. Pero Vicent subió casi corriendo hacia su habitación. El nudo en su garganta le impedía respirar. Vicent llegó a su habitación y cerró la puerta con seguro. Él se acostó en la cama y comenzó a llorar como un niño. Ya había pasado por esta m*****a experiencia una vez. El cáncer le había quitado a su madre y ahora se llevaría a su viejo. Vicent sintió una mano en su hombro y levantó la cabeza, para encontrarse con la mirada compasiva de su esposa. —Tranquilo amor. La esperanza es lo último que se pierde. Vicent entendió que su esposa ya lo sabía, pero en este momento, solo le interesaba fundirse en su pecho y sacar todo este dolor. Vicent y Melissa permanecieron en la habitación por más de dos horas, hasta que unos fuertes golpes en la puerta los interrumpieron. —¡Vamos! ¡Salgan de ahí! ¡Parecen conejos! —les gritaba Fabiano entre risas, desde
Vicente cerró los ojos y tomó una gran bocanada de aire, antes de buscar el origen de la voz. Un nudo se formó en su estómago. Esto era malo, muy malo para su familia. Sobre todo para su hijo menor. Pero ahora, su hijo contaba con todo su apoyo y ningún enemigo podrá lastimarlo. Sin embargo, el viejo aclaró su garganta antes de levantarse, para saludar al recién llegado. —Jeremy Boulton, qué sorpresa tenerte por aquí. El joven sonrió y caminó hacia el viejo para estrecharlo entre sus brazos. El viejo besó ambas mejillas del joven y le mostró su afecto. —Me imagino que no me esperabas, aunque sabía que algún día regresaría. Tengo una cuenta pendiente que saldar. Estas palabras confirmaron las sospechas del viejo. Jeremy venía a cobrar venganza por la muerte de su padre. Jeremy Boulton es ahijado del viejo Vicente. Era el hijo de Gerónimo. El joven tenía doce años cuando su padre fue brutalmente asesinado y juró vengar su mue
Jeremy intentó levantarse, pero Fabiano no le dio tregua, caminó hacia él y lo tomó por el cuello antes de dejarlo recuperarse. Fabiano golpeó repetidamente a su rival. Quería asesinarlo con sus propias manos. Jeremy trataba de defenderse, pero era inútil, Fabiano parecía un león furioso sobre él. —Eres un maldito marica, igual que tu maldito padre. —le gritó Fabiano a Jeremy, mientras lo golpeaba. El viejo Santoro, solo observó a su alrededor. Jeremy había traído a muchos hombres con él, pero sabía que en ese lugar no se podían cometer actos violentos. Entonces se acercó a su hijo y le puso una mano en el hombro para tratar de calmarlo. Fabiano miró el rostro de su padre y pudo ver un rastro de nerviosismo y preocupación. Entonces soltó a Jeremy y se alejó de él, pero estudiaba cada movimiento de su rival. Solo esperaba que el rubio le diera un motivo para asesinarlo en ese mismo lugar. Jeremy se quejó y se levantó con dificultad e intentó sacar su arma, pero Fabiano otra vez s
—¡¡No!! Vamos a la mansión. Es una herida superficial, yo mismo sacaré esa bala. —les dijo el viejo, acomodándose en el asiento, mostrándose fuerte delante de sus hijos. —Padre... Vicent trató de persuadirlo, pero el viejo lo ignoró y dio órdenes directas al chófer. —Fiore. ¡Vamos a la mansión! Quiero ver y abrazar a mis nietos. El hombre asintió viendo al viejo por el retrovisor. Los hermanos se observaron entre sí y entendieron que debían apoyarlo. De igual manera, Vicent sacó su teléfono y tecleó algunos mensajes. —Ok, padre. Primero llegaremos a la mansión. Evaluaremos la situación y después mandaré a buscar a la familia. —le respondió Vicent con la voz entrecortada. El viejo asintió y un silencio ensordecedor se apoderó del lugar. Vicent no podía hablar con el nudo que tenía en la garganta. Fabiano le reprochaba a Dios el hecho de quitarle a su padre cuando por fin lo había encontrado, y el viejo Vicente le pedía a Dios poder ver a sus nietos antes de morir. El viejo Santo
El doctor revisó al viejo Santoro y se dio cuenta de que su estado era delicado. Tenía que trasladarlo de emergencia a un hospital, para operarlo y extraer la bala. El doctor limpió la herida y la cubrió con gasas, para detener el sangrado e inmediatamente salió asustado de la habitación para hablar con Vicent. —Señor debemos trasladar a su padre. Aquí no puedo atenderlo. Cuando le extraiga la bala, puede desangrarse. Vicent negó con la cabeza. Sin embargo, entró a la habitación y trató de persuadir a su padre. —Padre, por favor debemos llevarte a la clínica. El viejo Santoro le sonrió a su hijo y negó con la cabeza. —¿Dónde están mis nietos? —Fabiano fue por ellos. No deben tardar. Pero padre, no seas tan terco. Deben operarte, el doctor necesita sacarte esa m*****a bala. El viejo Santoro observó fijamente a su hijo y le extendió la mano para que se sentara junto a él. —Vicent. Hijo, entiendo tu preocupación, pero quiero m
Al funeral al que asistieron grandes figuras del mundo empresarial y también del bajo mundo. De la familia, solo asistieron los hermanos Santoro. El resto de la familia fue trasladada a una casa de seguridad a las afueras de la ciudad. El lúgubre evento solo duró seis horas, después los restos fueron enviados a una cripta familiar, dónde Vicente Santoro reposaría al lado de su amada esposa. Vicent y Fabiano se sentían realmente tristes. Ellos esa noche regresaron a la mansión y se sentaron en el piso de la terraza en la habitación del viejo. No era conveniente reunirse con su familia en estos momentos. Ellos no sabían por quién estaban siendo vigilados. Los hermanos conversaron, lloraron y rieron de las anécdotas del viejo. Vicent le relataba a su hermano, los detalles de su niñez junto a su padre. Jamás habían podido hablar de este tema. Y en este momento, fue Fabiano quien le pidió a su hermano que le permitiera conocer esa historia. Fabiano sintió un gr
El corazón de Milena se aceleró al confirmar que Fabiano venía hacia ella.—Mi zorrillo apestoso. ¿Cómo estás? —le preguntó Fabiano, despeinando el cabello del pequeño.El pequeño se arrojó a los brazos de su tío y Milena se lo entregó con una dulce sonrisa en sus labios.—Pequeño traidor —le susurró ella al pequeño, antes de darle un beso en la mejilla.Fabiano tembló al sentir la cercanía de la joven. Su dulce aroma lo embriagó, él cerró los ojos para disfrutar de ese breve momento. Milena sonrió al ver la expresión de tonto en el rostro de Fabiano.—¿No quisiste atrapar el ramo? —le preguntó Fabiano y Milena negó con la cabeza antes de responderle.—No, creo que ese hechizo dura diez años. Y aún estaré muy joven para casarme. Quiero ser libre y viajar por el mundo.Fabiano sintió su corazón romperse en mil pedazos.—Qué bueno, que tengas planes para tu futuro.—Sí, te juro que sentí un alivio cuando te vi llegar acompañado. Al menos, ya me libré de ti. Ahora puedo volar lejos. —le d