PRÓXIMO REGRESO

CAPÍTULO VEINTITRÉS

Y con pasos lentos, Gertrudis se acercó a Humberto. Un hombre fuerte y hasta cierto punto, grotesco. Con esa sonrisa lasciva que a mucho incomodaba pero que recompensaba con el cuerpo que tenía.

—Un placer, mi señora.

Y poco a poco fue como Gertrudis comenzó a pasear su mano por el pecho del hombre. Nunca antes lo había hecho pero ahora que estaba frente a él, se daba cuenta de lo que estaba perdiendo.

—Excelente —, dijo ella tocándolo. —Recuerda que aún te falta la investigación sobre aquel niño, ¿en verdad murió?

Y de un momento a otro, Gertrudis lo besó como nunca antes había hecho. Humberto no pudo evitar sonreír entre el beso. Incluso si tenía la información con él no se la iba a dar, quizá más adelante iban a ser más eficiente de lo que él esperaba en ese momento.

Un viaje por hacerse, un ángel negro que llegaba para informar sobre la llegada de las dos personas que se iban a cobrar todo el daño de la peor manera. Manuel se había quedado como la persona
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