Max y Alejando habían llegado hasta la sala donde la secretaria había dicho que se había convocado a una reunión de emergencia pues ellos no podían ser liderados por una persona que tenía tratos con el narcotráfico.Tan pronto como los hombres vieron que ellos llegaron, empezaron a especular sin dedicarle ni una sola mirada de respeto ahora. Para ellos el gran Alejandro Vital había quedado atrás.Y aunque Alejandro sintió un poco de satisfacción al darse cuenta que la gente le estaba perdiendo al respeto y que solo era cuestión de tiempo para que el mismo Maximiliano dijera quién era él para que el mundo y todos los inversionistas se pusieran a sus pies, no lo hizo, no era ese momento el que debía hacerlo perfecto pero eso no quitaba que en cualquier momento no fuera a ser el más correcto.—La verdad es que pensamos que no íbamos a verlo jamás, señor Vital —dijo uno de los inversionistas.Max no dijo nada. Alejandro simplemente siguió su camino hasta tomar su lugar frente
Con una copa de vino en la mano, el cabello perfectamente peinado con adornos que parecían perlas que habían caído sobre ella mientras un vestido un pico ajustado a su pequeño cuerpo llenaban el momento. No había sonrisa en su rostro cuando sentía que todas las miradas estaban sobre ella. A su alrededor solo gente que hablaba y opinaba de la fiesta, de su vestido, de su actitud, todo. Paula no podía estar más nerviosa esa noche, viendo a tanta gente frente a ella. Por supuesto que era feliz pero eso no significaba que dejara de lado sus inseguridades. A su lado Alejandro sonreía como pocas veces. A diferencia de Paula, él parecía más confiado con el momento. — ¿Estás bien, hada? —Preguntó su ahora esposo al ver lo nerviosa que estaba.Paula sonrió sin realmente querer hacerlo. Sus uñas perfectamente arregladas pegaban la copa de vino con nerviosismo. —Sí, no podría ser más feliz. Él le devolvió la sonrisa. — ¡Por favor, pido su atención! —Levantó la voz Alejandro. — ¡Un minuto d
CAPÍTULO UNO DOS AÑOS DESPUÉS — ¡Vamos, vamos, más rápido, más rápido! —Apresuraba aquella mujer de no más de cuarenta y cinco años.Justamente ese día se sentía tan estresada, ¿y cómo no, si se iba a llevar a cabo una de las fechas más importantes en todo el año? Pasarela otoño- invierno.Todo debía de salir perfectamente bien. Ninguna de las personas involucradas debían de cometer ni un solo error.—Basta, no seas tan aprensiva, Romina. Todo va a salir bien —, dijo Paula con una sonrisa en el rostro.Todo a su alrededor eran diseñadores, ropa, modelos, maquillaje, peinados, las mujeres ahí se iban a volver locas, estaba segura de eso. La única que parecía estar realmente tranquila era Paula, ¿y cómo no si era la esposa del presidente de la compañía? Pero incluso si todo el mundo pensaba eso, bastaba ver en la realidad de aquella mujer para saber cómo era su vida.Cualquiera que escuchara hablar de la esposa del señor Vidal se imaginaría a una mujer llena de lujos, una mujer que ve
CAPÍTULO DOS ¿Qué había del éxito que termina sabiendo insípido en la boca de un corazón que ha sufrido tanto? ¿Qué había del éxito cuando el corazón no conoce lo que es ser amado? En medio de la lluvia, como si el cielo estuviera llorando con ella de igual manera, Paula bajó de la camioneta que había estado manejando con tanto trabajo debido al dolor en su pecho hasta llegar a su casa, donde seguramente su esposo estaría como si nada hubiera pasado.Con el cabello empapado, entró a la casa azotando la puerta de la camioneta. Ya no se podía saber si estaba enojada o triste, triste hasta el hecho de querer morir.Entrando a casa se dio cuenta que ahí estaba su esposo, haciendo de cenar mientras tarareaba una canción. Era increíble, si ella no hubiera visto lo que había visto un par de horas atrás seguramente hubiera caído por esa imagen hermosa de su esposo.—Hasta que llegas, cielo —, dijo él sirviendo de cenar.Ella no iba a soportar más. Paula estaba harta, harta de ser e
CAPÍTULO TRES Desdichado pasado, desdichada vida la que los difuntos viven antes de la trágica muerte, ¿por qué el dolor parecía hecho para aquellos que más buenos eran? ¿Por qué el mundo se aferraba a cambiar a la gente inocente?Misterios de la vida, secretos de la misma y mentiras en las que vivimos.Mañana del día siguiente en que un hombre había dejado de serlo al solo hecho de haberse declarado infiel ante una mujer que le había dado todo, todo lo que había en su corazón.Sin haberse preocupado de nada, sin siquiera inmutarse por saber qué había sido de ella en esa noche lluviosa, el teléfono de la casa comenzó a sonar. Alejandro se había quedado dormido en el sillón de la sala, olvidándose por completo de su esposa.Alejandro comenzó tallándose los ojos para después, siendo consciente de la nueva realidad, tomar el teléfono a su lado. Ni siquiera se había preocupado por pensar en su esposa.—Habla Alejandro Vital, ¿en qué puedo ayudarle? —Preguntó tallándose los ojos.—Se
CAPÍTULO CUATRO UN MES DESPUÉSUn par de ojos que se abrían, las luces blancas de una habitación que ella reconocía después de tanto tiempo de haber despertado en la misma. El tiempo había pasado y el tiempo seguramente iba a seguir pasando ahí, encerrada en esas cuatro paredes.Y como hacía cada mañana, Paula se llevó las manos a la cara. Las vendas seguían ahí y seguramente iban a seguir por un largo tiempo más. Cerró los ojos una vez más. No sabía cuánto más iba a resistir no solo el hecho de sentir cómo picaban las vendas sino, como el dolor aumentaba junto con la comezón.La puerta de su habitación fue tocada. Debía ser ya la misma hora de tomar su medicamento. — ¿Cómo has amanecido? —Preguntó aquel hombre de voz gruesa.Paula solo negó. Maximiliano se acercó hasta poder poner la charola con su desayuno y sus medicamentos cerca de la cama.—La hora del medicamento ha llegado, ¿has sentido algún dolor adicional?Paula se fue levantando de la cama poco a poco. —Yo solo quiero qu
CAPÍTULO CINCO —Bien, creo que es excelente el avance que hemos tenido, muchas gracias a todos por esto —, dijo Alejandro cerrando la computadora que le había permitido hacer la presentación.Todos los hombres que habían sido reunidos esa mañana no pudieron estar más satisfechos con todo lo que la empresa había avanzado. La revista de moda, los nuevos diseños no podían ser mejores, una vergüenza él mismo sentía al solo hecho de pensar que pudo haber necesitado a Paula para llevar a cabo aquellos negocios.Entonces los hombres comenzaron a salir de la sala de juntas. No podían creer que un hombre que amaba tanto a su esposa estuviera repuesto en tan poco tiempo.Y entre todas las personas que celebraban ahí, entre ellos se podía encontrar la mirada fría de Romina, la misma mujer de no más de cuarenta y cinco años que había visto como su esposo, su hermanastra y por supuesto, la madrastra la habían tratado en todo ese tiempo.No había nada que ella pudiera hacer, solo lamentar q
CAPÍTULO SIETE Pasos que se hacían más lentos conforme aquel hombre de traje color gris con un portafolio en la mano, ni siquiera él sabía cómo iba a ser posible que pudiera continuar de esa manera hasta poder llegar a la habitación de siempre.Tenía respuestas, después de tanto tiempo ya podía presentarse ante aquel hombre que aunque no le escuchara como tal, sabía que su corazón seguía teniendo noción de lo que pasaba a su alrededor.Finalmente abrió la puerta de la habitación, fue en ese momento en que pudo suspirar de manera cansada. Ya había llegado hasta ahí, no quedaba más que decir la verdad que había estado ocultando por todo ese mes.—Señor Sorní —, comenzó hablando con un acento raro aquel hombre joven y bien vestido —, aquí me tiene como anteriormente lo prometí. Lamento tanto no haber venido antes pero es que la verdad, ni yo estaba preparado para darle esta noticia —. El hombre bajó la cabeza.Incluso si el hombre que estaba en la cama de hospital no abría los oj