CAPÍTULO CINCO —Bien, creo que es excelente el avance que hemos tenido, muchas gracias a todos por esto —, dijo Alejandro cerrando la computadora que le había permitido hacer la presentación.Todos los hombres que habían sido reunidos esa mañana no pudieron estar más satisfechos con todo lo que la empresa había avanzado. La revista de moda, los nuevos diseños no podían ser mejores, una vergüenza él mismo sentía al solo hecho de pensar que pudo haber necesitado a Paula para llevar a cabo aquellos negocios.Entonces los hombres comenzaron a salir de la sala de juntas. No podían creer que un hombre que amaba tanto a su esposa estuviera repuesto en tan poco tiempo.Y entre todas las personas que celebraban ahí, entre ellos se podía encontrar la mirada fría de Romina, la misma mujer de no más de cuarenta y cinco años que había visto como su esposo, su hermanastra y por supuesto, la madrastra la habían tratado en todo ese tiempo.No había nada que ella pudiera hacer, solo lamentar q
CAPÍTULO SIETE Pasos que se hacían más lentos conforme aquel hombre de traje color gris con un portafolio en la mano, ni siquiera él sabía cómo iba a ser posible que pudiera continuar de esa manera hasta poder llegar a la habitación de siempre.Tenía respuestas, después de tanto tiempo ya podía presentarse ante aquel hombre que aunque no le escuchara como tal, sabía que su corazón seguía teniendo noción de lo que pasaba a su alrededor.Finalmente abrió la puerta de la habitación, fue en ese momento en que pudo suspirar de manera cansada. Ya había llegado hasta ahí, no quedaba más que decir la verdad que había estado ocultando por todo ese mes.—Señor Sorní —, comenzó hablando con un acento raro aquel hombre joven y bien vestido —, aquí me tiene como anteriormente lo prometí. Lamento tanto no haber venido antes pero es que la verdad, ni yo estaba preparado para darle esta noticia —. El hombre bajó la cabeza.Incluso si el hombre que estaba en la cama de hospital no abría los oj
CAPÍTULO OCHO Y de pronto todo lo que pudo escucharse en ese lugar fue el romper del corazón de Maximiliano. La sorpresa corría por sus venas, el pulso le había aumentado, el aire no era suficiente, en cualquier momento el que sentía que iba a caer al suelo era él. Es que no importa qué tan bien hubiera escuchado esas palabras, eso no podía ser cierto. Ella no podía ser la esposa de ese maldito que nunca llegó al lecho de su madre.A su mente llegaron imágenes de la boda de Alejandro el día que él fue a espiarlo en aquel salón.—No lo hagas, Maximiliano, no merece la pena que lo hagas. Tu madre te necesita. Tu madre… pronto ya no estará para ti. Maximiliano dejó caer un par de lágrimas. Si su madre se moría, si su madre no lograba juntar a Maximiliano con Alejandro, seguramente él nunca podría perdonárselo. Y desde aquel muro, lo último que vio fue a Alejandro sonreír ante el mundo, sonreírle a su esposa pues finalmente, ante los ojos de todos ellos, él era un hombre realizado. Un
CAPÍTULO OCHO Una vez más las palabras de Paula fueron repetidas en su mente. Paula así como esa mujer que él tenía frente a él habían puesto en sus manos la oportunidad de vivir una segunda vez, ¿qué le impedía no hacerlo cuando él también tenía mucho que ganar si le confesaba quién era él?— ¿Y crees que yo puedo hacer eso por ti? ¿Darte una nueva vida?—Lo afirmo. Si la mano del destino me ha traído hasta aquí es por una razón, esa razón eres tú para llevar a cabo mi venganza. A los humanos nos gusta vengarnos de quien nos hizo mal, nos gusta planear, somos como vampiros que disfrutamos la sangre del traidor sobre todo nuestro cuerpo. Sabe más dulce. ¿Me operarás?Maximiliano se quedó pensando unos segundos y no porque estuviera pensando en los deseos de su paciente sino porque parecía haber encontrado una respuesta a la petición que no lo había dejado dormir en toda la noche.—Sí, te operaré —, contestó.Y más que haberle contestado a ella, sentía que lo había hecho a la pregunt
CAPÍTULO NUEVE En la lujosa casa azul de los Garza, misma en la que Gertrudis era la total reina de todos y cada una de las personas que entraban en su casa, siendo ese lugar el único que la conocía realmente, Gertrudis, detrás de aquel escritorio, viendo y revisando cada uno de los documentos que tenía, la puerta de su despacho fue tocada.Para su edad era debido decir que era una mujer hermosísima, una mujer que entre más mayor, más seductora se volvía haciendo parecer que todo de lo que no gozaba la hija a pesar de ser una modelo y de las mejorcitas, lo gozaba la madre.—Adelante —, dijo Gertrudis al momento.—Señora, tiene una visita.—Ay, llévatelo, no tengo ganas de atender a nadie.— ¿Está segura de eso, mi señora? —Una voz masculina habló.Gertrudis levantó la mirada al momento. Una sonrisa se hizo en su rostro al momento al ver a su más querida visita.—Mi querido señor de la Laguna, Humberto Laguna —dijo Gertrudis levantándose de su lugar. —Pero por favor, toma asie
CAPÍTULO DIEZ Todavía o eran ni las dos de la mañana y todo lo que quería Alejandro en ese momento era que aquella mujer que estaba a su lado y que le había dado un poco de su tiempo sin siquiera haberle preguntado si estaba bien con ella, era que se fuera. La gente iba a comenzar a llegar, a despertar, a llegar y muchos de esos siempre resultaba ser los mismos inversionistas que Alejandro resultaba viendo al día siguiente. ¿Qué iban a decir si sabían que estaba con una modelo? Simplemente su papel de hombre poderoso se iba a terminar por perder por completo.Recostada en el pecho de Alejandro, Emma veía y jugueteaba con las manos de él pero más que juguetear con sus manos, miraba aquella pieza única que estaba en uno de sus dedos. Aquel anillo de rubí, un rubí único, un rubí hermoso pero que cómo llamaba la atención de todo que siquiera viera el anillo.— ¿Qué es esto? ¿Quién te lo dio? —Preguntó Emma.— ¿No crees que ya es hora de qué te vayas? —Preguntó Alejandro levantándose de s
CAPÍTULO ONCE — ¡Ya te dije que aquí no haya nada! —Dijo Paula pateando las hojas secas que estaban en el lugar en el que había sido su accidente.Maximiliano seguía buscando, movía las hojas, movía las ramas caídas, aún quedaban vidrios ahí pero la verdad era que no le importaba. Él solo quería encontrar aquel anillo.— ¡Ya te dije que si tú caíste lejos del auto el anillo puede estar en cualquier lado!Paula seguía mirando la desesperación con la que él buscaba el anillo. La verdad era que no lo podía entender. Ese anillo parecía serlo todo para el doctor con el que ella había estado viviendo.—Vamos, ayúdame a buscar, tiene que estar por aquí.—Voy, ya voy.Y de la misma manera que Maximiliano, ella comenzó a remover la tierra con la diferencia era que entre más lo hacía, con más vidrios y parte del auto se encontraba, más recuerdos venía a ella. Ella se había accidentado ahí, ahora que lo veía más cerca, de ahí la policía había declarado muerta a Paula pero, ¿cómo? ¿Sin u
CAPÍULO ONCE En la oscuridad de la noche, justo donde nadie más que el mal y todos los curiosos podía atacar sin que nada se atravesara en sus planes, Manuel entraba en el consultorio de aquel hombre con el que vivía y que lo sentía ser su hijo pues fue él el mejor amigo de su madre, el único que la apoyó en todo cuando Maximiliano era un niño. Quería a esa mujer como su hermana, quería a ese niño como su sobrino y ahora como su hijo, todo lo que podía pedir es que algo bueno pasara por su vida.Pero de la misma manera, había algo que no le agradaba cuando se trataba de pensar en él y en la mujer que tenían viviendo ahí. De pronto Manuel sentía que había algo más, algún tipo de conexión que no hacía posible que ellos se separaran.Entonces Manuel encendió la luz mientras buscaba algo que le pudiera decir la razón por la que Maximiliano estaba actuando de esa manera con la mujer de la cara cortada.Abriendo varios cajones, viendo solo medicamentos, estudios de otras personas, recetas