Unos, dos, tres, cuatro… incontables golpes que su cuerpo recibió, días llevaba viviendo solo dolor, pensamientos que rondaban en su cabeza y que en ninguno de ellos iba a encontrar la respuesta. Una respuesta que solo le podía dar el mismo apellido que habían mencionado una y otra vez. — ¡Golpéalo, golpéalo más, uno más! —Gritó el hombre que estaba viendo la manera en la que golpeaban al abogado Izquierdo y él, él solo podía sentir dolor por todo su cuerpo.Su estómago estaba completamente vacío desde hacía días que no comía, la boca la tenía completamente seca, no sentía más sus piernas ni sus manos que estaban amarradas entre sí y a la silla para que no fuera a ningún lugar. Incluso las necesidades que tenía como humano ya habían soportado suficiente en él. Días y nadie lo había buscado solo porque no tenía una familia, porque siempre había vivido solo para complacer los deseos de los Sorín y siempre rezando porque el seño icardo Sorín despertara de su sueño.— ¡Bas
Fue justamente en ese momento en que Manuel sintió querer correr lejos, querer olvidarse de lo que había pasado tantos años porque ahora que tenía al asesino de su Rosita frente a sus ojos se daba cuenta que seguía siendo débil, que todo lo que él tenía en la mente era solo ese momento y los gritos de su Rosita. Él nunca tuvo el valor para llegar hasta ella y defenderla como solo él tuvo que haberlo hecho. —No, no, esto no puede ser posible… ¡Esto no puede ser posible, malditas seas! —Gritó al momento que retrocedía con pasos llenos de miedo.Humberto pudo ver el miedo en Manuel seguía siendo el mismo perdedor que Rosita había escogido—Manuel… Manuel, no fue mi intención lo que pasó —dijo Humberto mientras intentaba acercarse a él de manera tonta.Ahora que ya conocía Manuel a la persona que había matado a su esposa, bien Humberto sabía que lo podía denunciar, que podía mover cielo, mar y tierra con tal de que él pagara por sus errores justo en el momento en que
Max y Alejando habían llegado hasta la sala donde la secretaria había dicho que se había convocado a una reunión de emergencia pues ellos no podían ser liderados por una persona que tenía tratos con el narcotráfico.Tan pronto como los hombres vieron que ellos llegaron, empezaron a especular sin dedicarle ni una sola mirada de respeto ahora. Para ellos el gran Alejandro Vital había quedado atrás.Y aunque Alejandro sintió un poco de satisfacción al darse cuenta que la gente le estaba perdiendo al respeto y que solo era cuestión de tiempo para que el mismo Maximiliano dijera quién era él para que el mundo y todos los inversionistas se pusieran a sus pies, no lo hizo, no era ese momento el que debía hacerlo perfecto pero eso no quitaba que en cualquier momento no fuera a ser el más correcto.—La verdad es que pensamos que no íbamos a verlo jamás, señor Vital —dijo uno de los inversionistas.Max no dijo nada. Alejandro simplemente siguió su camino hasta tomar su lugar frente
Con una copa de vino en la mano, el cabello perfectamente peinado con adornos que parecían perlas que habían caído sobre ella mientras un vestido un pico ajustado a su pequeño cuerpo llenaban el momento. No había sonrisa en su rostro cuando sentía que todas las miradas estaban sobre ella. A su alrededor solo gente que hablaba y opinaba de la fiesta, de su vestido, de su actitud, todo. Paula no podía estar más nerviosa esa noche, viendo a tanta gente frente a ella. Por supuesto que era feliz pero eso no significaba que dejara de lado sus inseguridades. A su lado Alejandro sonreía como pocas veces. A diferencia de Paula, él parecía más confiado con el momento. — ¿Estás bien, hada? —Preguntó su ahora esposo al ver lo nerviosa que estaba.Paula sonrió sin realmente querer hacerlo. Sus uñas perfectamente arregladas pegaban la copa de vino con nerviosismo. —Sí, no podría ser más feliz. Él le devolvió la sonrisa. — ¡Por favor, pido su atención! —Levantó la voz Alejandro. — ¡Un minuto d
CAPÍTULO UNO DOS AÑOS DESPUÉS — ¡Vamos, vamos, más rápido, más rápido! —Apresuraba aquella mujer de no más de cuarenta y cinco años.Justamente ese día se sentía tan estresada, ¿y cómo no, si se iba a llevar a cabo una de las fechas más importantes en todo el año? Pasarela otoño- invierno.Todo debía de salir perfectamente bien. Ninguna de las personas involucradas debían de cometer ni un solo error.—Basta, no seas tan aprensiva, Romina. Todo va a salir bien —, dijo Paula con una sonrisa en el rostro.Todo a su alrededor eran diseñadores, ropa, modelos, maquillaje, peinados, las mujeres ahí se iban a volver locas, estaba segura de eso. La única que parecía estar realmente tranquila era Paula, ¿y cómo no si era la esposa del presidente de la compañía? Pero incluso si todo el mundo pensaba eso, bastaba ver en la realidad de aquella mujer para saber cómo era su vida.Cualquiera que escuchara hablar de la esposa del señor Vidal se imaginaría a una mujer llena de lujos, una mujer que ve
CAPÍTULO DOS ¿Qué había del éxito que termina sabiendo insípido en la boca de un corazón que ha sufrido tanto? ¿Qué había del éxito cuando el corazón no conoce lo que es ser amado? En medio de la lluvia, como si el cielo estuviera llorando con ella de igual manera, Paula bajó de la camioneta que había estado manejando con tanto trabajo debido al dolor en su pecho hasta llegar a su casa, donde seguramente su esposo estaría como si nada hubiera pasado.Con el cabello empapado, entró a la casa azotando la puerta de la camioneta. Ya no se podía saber si estaba enojada o triste, triste hasta el hecho de querer morir.Entrando a casa se dio cuenta que ahí estaba su esposo, haciendo de cenar mientras tarareaba una canción. Era increíble, si ella no hubiera visto lo que había visto un par de horas atrás seguramente hubiera caído por esa imagen hermosa de su esposo.—Hasta que llegas, cielo —, dijo él sirviendo de cenar.Ella no iba a soportar más. Paula estaba harta, harta de ser e
CAPÍTULO TRES Desdichado pasado, desdichada vida la que los difuntos viven antes de la trágica muerte, ¿por qué el dolor parecía hecho para aquellos que más buenos eran? ¿Por qué el mundo se aferraba a cambiar a la gente inocente?Misterios de la vida, secretos de la misma y mentiras en las que vivimos.Mañana del día siguiente en que un hombre había dejado de serlo al solo hecho de haberse declarado infiel ante una mujer que le había dado todo, todo lo que había en su corazón.Sin haberse preocupado de nada, sin siquiera inmutarse por saber qué había sido de ella en esa noche lluviosa, el teléfono de la casa comenzó a sonar. Alejandro se había quedado dormido en el sillón de la sala, olvidándose por completo de su esposa.Alejandro comenzó tallándose los ojos para después, siendo consciente de la nueva realidad, tomar el teléfono a su lado. Ni siquiera se había preocupado por pensar en su esposa.—Habla Alejandro Vital, ¿en qué puedo ayudarle? —Preguntó tallándose los ojos.—Se
CAPÍTULO CUATRO UN MES DESPUÉSUn par de ojos que se abrían, las luces blancas de una habitación que ella reconocía después de tanto tiempo de haber despertado en la misma. El tiempo había pasado y el tiempo seguramente iba a seguir pasando ahí, encerrada en esas cuatro paredes.Y como hacía cada mañana, Paula se llevó las manos a la cara. Las vendas seguían ahí y seguramente iban a seguir por un largo tiempo más. Cerró los ojos una vez más. No sabía cuánto más iba a resistir no solo el hecho de sentir cómo picaban las vendas sino, como el dolor aumentaba junto con la comezón.La puerta de su habitación fue tocada. Debía ser ya la misma hora de tomar su medicamento. — ¿Cómo has amanecido? —Preguntó aquel hombre de voz gruesa.Paula solo negó. Maximiliano se acercó hasta poder poner la charola con su desayuno y sus medicamentos cerca de la cama.—La hora del medicamento ha llegado, ¿has sentido algún dolor adicional?Paula se fue levantando de la cama poco a poco. —Yo solo quiero qu