CAPÍTULO DOCE Y fue justamente de esa manera en que el tiempo comenzó a pasar, de esa misma manera, siempre siendo los ojos claros de Paula los que vieran llegar un amanecer nuevo sabiendo que cada uno de ellos la acercaba más a su nueva vida, era como Paula lograba vivir.Encerrada en aquellas cuatro paredes, donde lo que más conocía era su habitación y el consultorio en el que Maximiliano estaba empezando a trabajar con ella.A los tres días ellos fueron capaces de recoger los análisis de donde el amigo de Maximiliano, todo salió como Maximiliano lo esperaba. No era más que cuestión de tiempo para que él trabajara sobre ella.Y entre más hablaban por cada vez que Maximiliano le decía que bajara a su consultorio antes de la gran cirugía, era como ella estaba comenzando a conocer al hombre con el que iba a trabajar hombro a hombro.No sabía qué de cierto había pero Maximiliano podía jurar que había logrado ver el cambio en la mirada de Paula por cada vez que le decía que la cirugía d
CAPÍTULO DOCE No importaba todo lo bueno que pasara entre ellos, o las buenas intenciones que ella tuviera con él, Manuel jamás iba a lograr ver eso bien porque todo lo que él podía en ella era a un demonio que había arrastrado a su hijo a aquello, un demonio con sed de venganza en el interior. El día de la operación se estaba acercando, Maximiliano ya se lo había hecho sabe a Paula, muy pronto su vida iba a comenzar, tal como él lo había prometido. Es solo que había cosa que quería que el mundo entendiera antes de que todo cambiara. Y su primer objetivo fue con aquel hombre con el que también vivían y que parecía ser la única persona en la vida de él. Lo que menos quería ella era que Maximiliano tuviera problemas que parecía quererlo como un padre solo por su culpa, ella no era una entrometida, ella no quería que aquella relación se rompiera por su culpa. Todo lo que quería era justicia.—Manuel, ¿podemos hablar solo un momento? —Preguntó ella.Manuel no pudo evitar detenerse al m
CAPÍTULO TRECE Y de esa manera el tiempo continuó su paso. Los sueños así como las pesadillas se hacían realidad. El mal podría durar siempre un poco más. El mal podría vivir a plena luz del día pero., no por siempre. No por mucho tiempo.Con las piernas cruzadas, luciendo aquella figura de mujer elegante y bella, Gertrudis sonreía ante la nueva imagen frente a ella.— ¿Cómo pudo suceder esto? —Preguntó la madre de Alejandro, levantándose de su lugar.Gertrudis sonrió. No importa lo mucho que esa mujer se hubiera llenado la boca de que quería lo mejor para su único hijo, al final lo mejor era Emma.—Simplemente sucedió y ya —, dijo Gertrudis con elegancia. — No entiendo para qué preocuparnos por los medios cuando mi hija ya está embarazada de su hijo, el único heredero de los Vital, ¿por qué no acelerar todo y ya? —Preguntó Gertrudis.Frente a ella estaba su hija con Alejandro. Alejandro tenía el rostro lleno de preocupación y vergüenza.—La verdad es que no creí que de esta manera —
CAPÍTULO CATORCE Mirándose a cada momento en el espejo de mano que tenía y del que no se separaba sin importar si era noche o si era de día, Paula se dio cuenta que nada cambiaba e ella. Todo seguía siendo lo mismo para ella, todo se pintaba del mismo color. Solo vendas blancas que cubrían su rostro y que apenas le dejaban ver la mañana.Estaba ansiosa por ver su nuevo rostro, por supuesto que ya Maximiliano le había dicho que para llegar al final tenían que pasar por muchas cirugías más, que eso iba a llevar tiempo, que eso no se iba a dar con un mes, dos, tres meses, no, podría irse hasta un año para que ella pudiera descubrirse a sí misma como una nueva mujer.La puerta de su habitación fue tocada.—Adelante —, dijo ella guardando el espejo.Era Manuel quien le llevaba de comer.—Oh, muchas gracias, Manuel, la verdad es que no veía el momento de comer.Manuel no dijo nada. No importa cuánto ella intentara tener una conversación con él, él parecía que no soportaba tenerla cerca, a
CAPÍTULO QUINCE Caminando entre las tumbas de aquel cementerio, con un ramo de rosas blancas que llevaba, el silencio era todo lo que la acompañaba en ese momento. No había nada después de aquel momento. Y es que no importaba el tiempo que pasara, a ella le seguía haciendo falta, quizá porque fue la única en ver a una mujer de éxito, quizá porque fue la que peleó para que le dieran un cargo importante en la empresa a pesar de su edad y de aquel look que ya no podía quedar bien en una mujer cuarenta y dos años o más.Una sonrisa se hizo en su otro al encontrar la tumba en la que descansaban los restos de Paula Garza.Romina había llegado a ver a su amiga después de una semana.—Hasta que logro venir después de tanto tiempo, Paula. Tantos pendientes, tantas cosas por hacer, la verdad es que creo que toda la vida me vas a hacer falta. Aún no puedo creer que ya no estés. Es que no me acostumbro a que no haya nadie como tú a quien poderle contar mis más oscuros secretos, todo lo que m
CAPÍTULO DIECISÉIS Un día más que terminaba de trabajo, un día más que se iba y en el que no había podido ir a verlo señor Sorín. Tantas promesas falsas que había hecho para que al final él no pudiera siquiera ir a visitarlo regularmente. No era su culpa, hacía todo lo que podía para proteger la herencia, para manejarse en otros lados, para abrirse camino y llegar a ser el abogado estrella que siempre quiso ser pero con el accidente del señor Sorín ya nada se pudo hacer.Entonces Miguel encendió las luces de su casa. Una noche más en la que llegaba y no había nadie para recibirlo. O quizá eso era lo que pensaba pues habían pasado tantos años de la misma manera que ya era fácil acostumbrarse a la soledad que no se veía más como soledad sino como compañía y como seguridad.La verdad es que no podía imaginarse ser una persona de mucho poder en ese mundo en que solo enemigos iba a encontrar al final del día. Frotándose los ojos debido al cansancio, Miguel continuó su camino teniendo en
CAPÍTULO DIECISIETE Tan pronto como el abogado Miguel Izquierdo fue capaz de traer su respiración de vuelta a él, tan pronto como Miguel se dio cuenta que la mujer que estaba frente a él simplemente no podía ser real por el simple hecho de que la verdadera Salomé estaba muerta, el abogado parpadeó un par de meses.— ¿Quién rayos es usted, señorita? ¿Cómo entró a mi casa? ¿Quién es usted? —Exigió saber Miguel.La seguridad de Paula la dejó por un momento. ¿En verdad él no la reconocía? ¡Por supuesto que no, ella se presentaba de la nada con otro rostro sin contar que el abogado sabía que ella había muerto en un terrible accidente! ¡No, ella debía de estar muerta! ¡Eso simplemente no era posible! Los ojos de Salomé se abrieron al momento debido a que realmente el hombre no parecía reconocerla, estaba actuando solo por impulso, ni siquiera se había dado un minuto para observarla.—Miguel, Miguel, soy yo, soy Salomé, la hija de Ricardo Sorín, ¿cómo es posible que me hayas olvidado? —A
CAPÍTULO DIECIOCHOPensando y arrepintiéndose de no haber ido con ella, Maximiliano no lograba concebir el sueño. Ella había sido muy clara en sus palabras cuando dijo que si él le acompañaba el hombre al que iba a ver iba a desconfiar más de ellos, pero ese era el problema, ella se iba a ver con un hombre, un hombre al que él no conocía y por supuesto en el que no podía confiar.Egún las palabras de Paula, ese hombre era alguien con quien casi había crecido, era el abogado de la familia pero aun así, Maximiliano no podía contener las ganas de querer estar con ella. Y de esa manera las horas podían continuar su paso. Ella no parecía tener la la intención de querer aparecer en ese momento.Y así la noche podía seguir su paso, bebiendo y bebiendo mientras retrasaba su sueño, un sueño que no llegaba tampoco mientras ella estuviera afuera. Tenía que ir a buscarla, eso era todo lo que él podía hacer.—Vamos, Maximiliano que esto no lo haces por ella sino porque es tu socia. Nada más. Al