DECISIVA ODISEA
Apenas Gisel salió de la casa y subió a su lujoso Camaro, yo corrí escaleras arriba. Me puse lo primero que encontré, y después bajé a toda prisa. En la puerta de la casa, me topé con Mad.

Ambos retrocedimos un paso, sorprendidos.

—¿Todo bien, Livy?

Asentí, pero respiraba agitadamente. En mi cabeza, todas mis ideas se enredaban, llevándome a pensar muchas cosas, algunas escalofriantes.

—Ven, te llevaré a la univer...

Negué una vez.

—No, llévame con el señor Demián. Por favor.

Por un largo instante, me miró sin comprender, y yo le sostuve la mirada con decisión, ocultando mi ansiedad. Finalmente, Mad asintió.

—Está bien. Pero a él no le gustara.

Yo también era muy consiente de eso, sin embargo, aun así, pasé por su lado y salí de la casa. Sin una palabra, ambos subimos al coche, y después de vacilar brevemente, Mad se puso en marcha y salimos de la residencia.

Manejó por más de una hora, hasta que entró en una amplia avenida que reconocí al instante. Posteriormente
Tatty G.H

Mañana OBJETOS VACIOS... Querid@ Lector@, gracias por leer y seguir Compláceme y Destrúyeme.

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