Capítulo 455
Aquella frase encendió una chispa en Mónica. «Claro, no era momento de rendirse. Aún poseía ciertos ases bajo la manga.» Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, la determinación reflejada en sus ojos.

—Está tarde, hija. Descansemos —propuso Clara.

—Sí, mamá…

Ambas se giraron para subir, tomadas del brazo, pero en la escalera topaban con el desastre de artículos para bebé tirados por el suelo.

—Tch… —soltó Clara con desprecio, dándoles una patada que los esparció aún más—. Tu padre se volvió loco con eso de la cirrosis, ¿o qué? ¿Cree que arrepentirse a última hora sirve de algo?

—Mamá… —susurró Mónica, con un deje de sospecha—. Desde que se enfermó, papá ha cambiado, no lo subestimes.

—¿Ah? —Clara todavía enfadada, se giró—. ¿Crees que le quedan fuerzas para traer a otra mujer? Con ese cuerpo…

—No es eso —negó Mónica—. Me preocupa Luciana y Pedro.

—¿Luciana y Pedro? —Clara abrió los ojos con un destello de suspicacia.

Un escalofrío recorrió su espalda mientras comprendía lo que
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