Capítulo 462
—Mmm… mmm… —sollozó en un susurro.

Igual que una oruga, fue avanzando muy despacio, retorciéndose en su afán de acercarse a la puerta. «Alex, Alex… estoy aquí». Pero la distancia parecía infinita, aunque solo fueran unos cuantos metros.

De pronto, un olor extraño penetró sus fosas nasales. El corazón se le detuvo al distinguir una tenue humareda entrando por una ventana rota. «¿Ese humo?»

—¡Fuego! —gimió internamente, moviendo la cabeza en señal de negación. Se le crispó el cuerpo entero al comprender: «Si el lugar se incendiaba y ella estaba inmovilizada, corría el riesgo de morir calcinada.»

Con el rostro descompuesto por el terror, las lágrimas se agolparon:

—Mmm… ¡mm! —ahogó un grito, retorciéndose en vano contra las ligaduras.

El olor acre aumentaba, y la luz anaranjada que se filtraba confirmaba sus peores miedos: «estaba sucediendo algo muy grave». Quedó temblando sobre el piso, llorando con desesperación ante la idea de ser consumida por las llamas.

En ese momento, llegó Sergio
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