Capítulo 409
La pausa fue larga; luego Alejandro soltó una risa entre incrédula y divertida.

—¿Me estás pasando lista? ¿Tienes miedo de que ande en malos pasos? Deja de imaginar cosas. Claro que volveré, ¿dónde más?

Ahora que estaba casado, pasar la noche fuera no se le hacía buena idea. Por más tarde que saliera del trabajo, lo apropiado era llegar con su esposa.

Luciana se sintió algo incómoda.

—Entonces… hasta luego.

—Sí. Buenas noches.

Cortó la llamada, quedándose pensativa. «No es que no confíe en él, razonó, solo que algo en mi interior me dice que puede pasar algo…» Tal vez eran simples presentimientos de una mujer embarazada; ojalá fuera solo eso.

***

Calle Piedras Negras

Un Bentley negro se detuvo en la entrada de una callejuela del casco antiguo, donde la vía se volvía tan angosta que el auto ya no podía avanzar más.

Sergio bajó del vehículo y sostuvo la puerta.

—Primo, estamos cerca. Solo hay que caminar un par de cuadras.

Alejandro asintió y lo siguió. Días atrás, le había encargado a
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