Capítulo 411
—¿Qué fue eso? —murmuró Luciana, inclinándose para recogerlo.

—¿Qué haces? —murmuró Alejandro con voz grave, aún somnoliento.

Luciana alzó la mirada.

—Se te cayó algo al piso. Iba a recogerlo.

Él no pudo ocultar su disgusto.

—¿No te das cuenta de tu estado? ¿Crees que una mujer embarazada debe andar agachándose de esa forma?

—Bueno, pensé que… —empezó a decir Luciana, un poco confundida.

—No se discute. —Él dio un par de pasos y le sujetó la mano—. ¿Y si te pasa algo? Ni te imaginas lo mal que podría acabar. Seguro es uno de mis gemelos de camisa. Cuando venga el personal de servicio, ya lo recogerá.

—Está bien —repuso ella, dándole la razón. Al fin y al cabo, reconocía que su intención era cuidarla.

—Hoy voy a salir con prisa —añadió Luciana—. No me dará tiempo de desayunar contigo. Te veré en la noche.

Alejandro frunció el ceño.

—¿Tan temprano?

—Sí… Me toca guardia en el hospital. Ya sabes cómo es eso —contestó con un leve titubeo.

Cuando iba a salir, él la jaló de la muñeca.

—¿Así,
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