Capítulo 413
Alejandro guardó silencio un momento, pensativo, y luego respondió:

—Iré personalmente.

Necesitaba verlo con sus propios ojos, fuera o no la persona que había esperado tantos años. Con la mano, rozó el anillo que llevaba en el dedo anular izquierdo. «Si lo es», pensó, «podré cerrar este capítulo pendiente. Y si no lo es, me rendiré… y dejaré de buscarla para siempre.»

***

Siguiendo la ubicación que recibió Sergio, ambos se dirigieron a una zona turística en las afueras de Muonio. La cita era en una cafetería del lugar, bastante concurrida por los visitantes. Tal vez la otra persona se siente más segura rodeada de gente, pensó Alejandro.

—Primo —dijo Sergio al entrar al salón principal—, la persona insistió en que no fuera en un salón privado, sino aquí afuera.

—De acuerdo —respondió Alejandro sin oponerse—. ¿A qué hora llega?

Sergio tomó asiento en una mesa y sacó el teléfono.

—Le enviaré un mensaje para indicarle en qué mesa estamos. Cuando lo reciba, vendrá a buscarnos.

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