Capítulo 418
Con las mejillas llenas de fideos, Luciana meneó la cabeza, sin siquiera alzar la mirada. El corazón de Alejandro se oprimía; sabía que la había dejado plantada, haciéndola pasar hambre y preocupaciones.

—Mañana por la noche, ¿qué te parece? Reservaré un lugar y prometo llegar antes.

—No hace falta. —Ella negó con la cabeza y tomó una rebanada de jamón—. Esta es la última rebanada…

—Déjame traerte más. —Alejandro se apresuró a recoger el platito vacío.

Sin embargo, enseguida notó que no tenía idea de dónde podría haber más encurtidos. Revisó el refrigerador y nada.

—Tal vez llame a Amy…

—No.

—Tranquila, no es problema… —insistió él.

—Te dije que no. —La voz de Luciana se hizo más tajante; dejó su tenedor y lo miró con molestia—. ¿Por qué te empeñas en decidir por mí? ¿Puedo o no puedo opinar yo misma?

Él comprendió que estaba molesta y, con resignación, volvió a dejar el plato en su sitio:

—De acuerdo. Te escucho.

Con un suspiro cansado, Luciana continuó comiendo en silencio hasta acab
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