Capítulo 424
Alejandro sintió cómo crecía en su interior una sensación amarga. Cuando habló de nuevo, lo hizo con un reproche que se escapó de sus labios sin filtro:

—¿Le agradeces haber arriesgado la vida para salvarte o… no puedes dejarlo ir?

—¿Qué? —Luciana lo miró con asombro, digiriendo sus palabras—. ¿Insinúas que todavía tengo sentimientos por él?

—Si te expones al cansancio y al estrés del hospital sin importarte el bebé —replicó él en un tono que pretendía ser frío—, pues… me da razones para pensar que no lo has olvidado.

—Vaya… —soltó Luciana una carcajada irónica, de pronto recordando la peineta de mariposa que vio en el cabello de Mónica. «¿Con qué derecho me cuestiona?» pensó. Y, en lugar de discutir, decidió “admitirlo” con un aire desafiante—. Tienes razón. Fernando es mi primer amor y eso no se supera de la noche a la mañana.

La mano de Alejandro se crispó alrededor de la muñeca de Luciana, haciéndole daño.

—¿Así que lo confirmas? —espetó él, con gesto adusto—. Si es así, ¿por qué r
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