Capítulo 425
Luciana dejó de sonreír. Con semblante serio, repitió:

—¿Cuál crees?

Alejandro se quedó inmóvil. «¿Será…?»

—Acertaste —prosiguió Luciana—. El mismo broche que le regalaste a tu “Mariposita.”

De pronto, sintió un nudo en la garganta, incapaz de pronunciar palabra. Un escalofrío le recorrió la espalda, manifestándose en un leve sudor frío. Luciana soltó un suspiro:

—La vi, ¿sabes? Felicitaciones… por fin encontraste a tu “Mariposita.” —Y añadió con una punzada de rencor—: Mónica Soler.

La mirada de Alejandro lo delató todo. Luciana comprendió que, en efecto, él estaba al tanto. En cuestión de segundos, recordó la imagen del broche que una vez vio en fotografías; en el instante en que lo vio en el cabello de Mónica, todo cobró sentido.

Luciana se recargó contra la ventana del auto, abrumada. “Resulta que fui una entrometida en su gran historia… la villana que separa a la pareja principal,” pensó con amargura.

—Luci… —musitó Alejandro, tomando su mano con fuerza.

Ella intentó zafarse, pero
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