Capítulo 428
—Pero quería verlo, agradecerle personalmente… y Alejandro no entra en razón.

Se dejó caer en el sofá, aferrando un cojín, cada vez más indignada.

—¿Te importa si duermo aquí hoy?

—¿Que si me importa? —Martina rió con complicidad—. Sería un gusto. Nos acomodamos juntas y nos ponemos al día de todo.

—Me parece perfecto.

***

Abajo, un Bentley negro se estacionó lentamente frente al edificio de apartamentos. Alejandro consultó el reloj; eran casi las diez. Por lo general, a esa hora Luciana ya estaría alistándose para dormir.

Bajó del auto y marcó el número de Luciana, alzando la vista hacia el quinto piso donde las luces seguían encendidas.

—¿Qué pasó? —contestó ella con frialdad.

—¿Disfrutando la charla con tu amiga? —preguntó Alejandro, masajeándose las sienes, evidenciando un ligero mareo por el alcohol—. Estoy abajo para llevarte a casa. Ven, por favor.

—Hmm —Luciana soltó una risa sarcástica—. Vete solo, me quedaré aquí toda la noche.

Alejandro detuvo el paso, frunciendo el ceño.

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