Capítulo 435
—¡Enseguida! —replicó él, sujetándola con más fuerza, impidiéndole moverse.

La mujer gritaba:

—¡Señora Clara! ¡Señora Clara! ¡Señora Clara! —hasta que Simón le tapó la boca.

-

En el almacén, Clara escuchó las palabras de Mónica y, con una sonrisa que le iluminaba la cara, exclamó:

—¡No me imaginaba que aún tuvieras la posibilidad de estar con el señor Guzmán! Esto es fabuloso.

Se sentía encantada.

—Mira nada más; parece que es destino. ¡El cielo no quiere que te separes de Alejandro!

—Mamá… —dijo Mónica con un suspiro, intentando mantenerse centrada—. Por favor, no hagas nada por tu cuenta. Cualquier cosa, primero consúltalo conmigo.

—Está bien, lo entiendo… —respondió Clara, pero a mitad de la frase, frunció el ceño y agudizó el oído—. ¿No acabo de oír a Eva gritar mi nombre?

—¿En serio? —preguntó Mónica, alarmada—. ¿No será que Luciana ya llegó?

—¿Tan rápido? —Clara casi se atragantó—. ¡Tú llegaste pronto, pero, ¿ella?

—¿Por qué no? No es ninguna tonta —suspiró Mónica—. Y no es nada
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