Capítulo 434
—¿Qué dijiste? —Clara se quedó atónita—. ¿No habías terminado con él? ¿Todavía hay chance de algo entre ustedes?

—Ajá… —fue todo lo que pudo decir Mónica, algo dudosa.

—¿De verdad? —Clara dio un respingo de alegría, aferrando la mano de su hija—. ¡Cuéntame, cuéntame! ¿Cómo lo lograste? ¿Qué pasó?

—Mamá… —murmuró ella con un profundo suspiro.

***

En la entrada de la casa de los Herrera, Luciana se detenía frente a la reja, percatándose de que habían cambiado la cerradura y la clave de acceso. Ya se lo imaginaba: a estas alturas no le abrirían por las buenas.

Pero no estaba sola; venía con Simón.

—Simón, estaciona aquí, por favor.

Él obedeció, aparcando el auto justo frente al portón. Se bajó y contempló la elevada muralla. Luciana, en cambio, mostraba determinación.

—Simón, ¿podrías trepar y abrirme la puerta desde dentro? —solicitó sin rodeos.

—Pero, Luciana… —dudó él—. ¿No sería mejor esperar a la policía? Esto es allanamiento, ¿no?

Ella frunció el ceño, pensándolo brevemente.

—Ya ve
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