Capítulo 438
—Habla claro.

—Eso… —Mónica tragó saliva con nervios—. Él y yo íbamos a almorzar juntos. Me llamó cuando tú… le pediste ayuda por teléfono, y justo en ese momento…

«Así que mientras yo no lo sabía, ellos se veían… ¿cuántas veces lo habrán hecho?»

Luciana sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo.

En ese preciso instante, sonaron pasos en la puerta. Era Alejandro, quien llegaba con Sergio y Juan.

—¡Luciana! —exclamó, fijándose primero en ella y luego en Mónica, a quien Luciana inmovilizaba contra el suelo—. ¡Mónica!

La escena lo dejó atónito; se apresuró a acercarse y se inclinó sobre una rodilla, sujetando la muñeca de Luciana.

—¡Basta, suéltala!

—Alex… —murmuró Mónica con voz lastimera, conteniendo un sollozo.

Con un dejo de burla, Luciana lo miró:

—Vaya, señor Guzmán, ¿llegaste a salvar a tu doncella?

Dicho esto, soltó a Mónica.

—Descuida, ni siquiera alcancé a lastimarla. Tu “Mariposita” sigue intacta.

—¿Qué…? ¡Luciana! —exclamó Alejandro, incrédulo.

Ella, con una sonrisa fría, p
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