Capítulo 219
Luciana eligió la mañana para visitar a don Miguel, confiando en que Alejandro estaría en la oficina, y así evitar encontrárselo.

Al entrar, notó que la habitación estaba en completo silencio. Don Miguel dormía profundamente, apoyado en el respaldo de la cama, con una vía conectada a su brazo. Luciana, cuidando no hacer ruido, revisó los monitores; todos sus signos vitales parecían estables, lo cual la tranquilizó.

Justo cuando se disponía a salir, don Miguel abrió lentamente los ojos y, al verla, una sonrisa de alegría iluminó su rostro.

—Luci —susurró, extendiendo la mano hacia ella.

—Abuelo —Luciana tomó su mano con ternura—, ¿lo desperté?

—No, no —respondió Miguel, aunque frunció el ceño con preocupación—. Buenita, perdóname. Todo esto… es culpa mía por no haber sabido educar bien a Alex.

En ese momento, la puerta del baño se abrió sin previo aviso, y Alejandro salió de allí. Sus ojos, oscuros y cargados de resentimiento, se clavaron en Luciana mientras se acercaba a paso firme.

Lu
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