Capítulo 224
La dependienta quedó boquiabierta. ¿Era realmente Alejandro Guzmán? Al final, ¿qué podía decir?

—Por supuesto, señor Guzmán. Lo arreglaré de inmediato.

***

Luciana regresó al departamento de Martina sin haber conseguido sus ansiados dulces de espino. Al pasar por una tiendita de snacks en la calle de atrás, compró algo al azar. Sin embargo, al abrirlo y probarlo, frunció el ceño: el sabor era terrible. También miró la comida que Martina le había dejado en la mesa para el almuerzo, pero no tenía apetito.

Quizás era culpa de las hormonas del embarazo, pero de pronto, una tristeza inexplicable la invadió. Se tumbó en la cama, enterrando la cara en la almohada, y comenzó a llorar desconsolada.

—¡Wuuu! ¡Wuuu! —sollozaba entre lágrimas.

Martina entró al cuarto y se llevó un buen susto al verla así.

—¿Luci, qué te pasa?

—¡Marti! —lloriqueó Luciana, como una niña pequeña—. No puedo comer nada… ¿qué voy a hacer? —Sostuvo su vientre con las manos—. Si no como, ¿se me va a ir? ¿Y si lo pierdo por
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