La reunión (II)

David, por su parte, no apartaba la vista de Amira. Su mirada dorada era intensa, y algo en su expresión la desafiaba, como si disfrutara viéndola incómoda. Amira respiró hondo, intentando recuperar la compostura que tanto la caracterizaba.

—Mis disculpas, Sr. Stone —dijo finalmente, obligándose a sonreír—. No esperaba encontrarlo aquí tan... pronto.

David esbozó una media sonrisa que no llegó a sus ojos, y en su tono frío respondió:

—El placer es todo mío, Srta. Gutiérrez. Estoy ansioso por discutir el futuro de nuestras empresas.

Amira sintió una mezcla de frustración y desafío. No iba a dejar que aquel hombre la intimidara. La reunión aún podía salvarse, pero tendría que jugar sus cartas con cuidado.

-Bueno, ya que estamos todos retomo donde nos quedamos. - dijo el Sr. Román. – Nuestra empresa desea hacerle una propuesta con el fin de poder adquirir su compañía y de esa manera fusionarla con ALFA CORPORATION S.A., esa es la razón de su invitación, Srta. Gutiérrez. En este sobre está nuestra oferta. Le pido, por favor, que antes de darnos una respuesta apresurada, estudie con detenimiento nuestra propuesta.

El Sr. Smith, no golpea suave. - se dijo Amira, es directo y preciso en su propuesta. Ok, pero yo tampoco golpeo suave, y voy a jugar su juego para ver que sucede.

-Muy bien Sr. Smith, supongo que mínimo tengo el fin de semana para revisar el tema con mi equipo, así que le voy a pedir que me disculpe, yo me retiro y el martes nos reunimos para darle una respuesta- dijo Amira, quien para su propia tranquilidad no volvió a mirar a David.

David Stone se mantuvo en silencio, pero internamente estaba a punto de explotar. No estaba acostumbrado a ser ignorado de esa manera, y mucho menos por una humana que, para su sorpresa, lo desafiaba de una forma que pocas personas habían osado hacerlo. Zeus, su lobo interior, gruñía con frustración, queriendo imponer su presencia, pero David, haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, se contuvo.

Román, por otro lado, manejó la situación con elegancia, mostrando la oferta como un acto de buena fe y dejando espacio para que Amira pudiera analizarla con calma. Amira, por su parte, aunque mantuvo una fachada de tranquilidad, sabía que el juego apenas comenzaba. Sabía que estaba lidiando con gigantes, pero eso no la asustaba; de hecho, la motivaba.

—Por supuesto, Srta. Gutiérrez, tómese el tiempo necesario. Esperaremos su respuesta el martes —dijo Román con una sonrisa tranquila.

Amira asintió, recogió el sobre con la oferta y, con un gesto educado, se levantó de su asiento.

—Les agradezco por su tiempo. Nos vemos el martes —dijo con firmeza, dirigiéndose hacia la puerta sin mirar a David ni una vez más.

Mientras ella salía, David apenas podía contener su frustración. El hecho de haber sido apartado de la conversación no solo lo irritaba, sino que la presencia de Amira lo perturbaba de una manera que jamás había anticipado. Zeus rugió en su interior, exigiendo que no la dejara ir así de fácil.

Román, percibiendo el malestar de su Alfa, lo miró de reojo y le envió un pensamiento: "Paciencia, hermano. Esto apenas comienza."

David Stone:

-Verla de nuevo, me volvió a dejar sin aliento, Zeus, sólo quería llevársela con él, Apolo el lobo de Roma, se asombro cuando escucho hablar a su Alfa luego de tanto tiempo, eso hiso que Román actuara como lo hizo, él sabía que esa humana no se podía tratar como a cualquier otra, pues notó todo lo que provocaba en mí y en Zeus.

Con el corazón acelerado y Zeus inquieto, me dirigí con pasos firmes hacia la carpeta que contenía toda la información de La FIRMA S.A., la razón era clara: necesitaba el número de teléfono de Amira Gutiérrez. Era imperativo que ella no regresara a Florida, y haría lo que fuera necesario para mantenerla en Seattle.

Al abrir la carpeta, pensaba rápidamente en encontrar una excusa convincente para llamarla. Sabía que no podía sonar desesperado, pero también entendía que no podía dejar que ella se alejara sin más.

"Si es necesario, pondré mi jet privado a su disposición, y haré que su equipo vuele hasta aquí, a Seattle, para revisar la propuesta. Pero ella no se va, no hasta que haya descubierto lo que está ocurriendo entre nosotros."

Zeus gruñó en su interior, apoyando mi decisión. La idea de separarse de Amira, aunque solo fuera por unos días, era insoportable para nosotros, no permitiremos que ella se escapé tan fácilmente. No, ahora que la habíamos encontrado.

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