Presente.
Anabelle.
La luz del sol comenzaba a hacer su entrada a través de la ventana de la habitación, al fondo comenzaba a escucharse el cantar de los pájaros, ¡Al fin había amanecido!, A decir verdad la noche se me había hecho eterna, no había podido conciliar el sueño y pase toda la madrugada dando vueltas en la cama, para colmo mi celular se había descargado la noche anterior mucho antes de llegar a la propiedad de los abuelos de Dylan. La cabeza me dolía de tanto pensar y, a pesar de haberme dedicado a ello toda la noche, mi mente aun no procesaba lo sucedido.
Después de tanta lucha por querer huir, Thomas me había convencido para que me quedase, por mucho que detestase la idea, y que me costara admitirlo, sabía él tenía razón: Yo era quien anhelaba tener respuestas, y era esa necesidad la que me había traído hasta este lugar.
Al llegar del bosque todos los presentes en la cabaña me miraban de forma diferente a como lo hacían antes de
Junio 03, 2019. Anabelle. -¿Vas a seguir molesto conmigo por Thomas? –Solté sin más. Detestaba los silencios incomodos, y más cuando existían entre Noah y yo. -No estoy molesto. –Dijo con seriedad mientras comenzaba a tocar corneta al automóvil de enfrente, que parecía tener la intención de estacionarse en la mitad de la calle. -Oh claro, sé nota. –Dije con sarcasmo al mismo tiempo que rodaba mis ojos. –No me has dirigido la palabra con normalidad en toda la semana, y cuando estamos en el automóvil no te molestas ni siquiera en encender el radio. –Dije señalando a este último. -Si es por eso puedes prenderlo, no tengo ningún problema. –Respondió de mala gana encogiéndose de hombros. -¡No se trata de que yo ponga la música! –Dije exasperada. El problema era Thomas y estábamos hablando de la quien debía encender la radio, era realmente absurdo todo esto. -A
-¿Tú lo invitaste? –Siseo Noah en mi dirección cuando Thomas se levantó de su asiento para ir al baño.-No, me lo encontré acá. –Dije casi en un susurro. La cara que Noah coloco tras mis palabras sirvió como respuesta: No me creía. –Te lo juro. –Dije algo indignada– ¿O acaso crees que era mi intención que él me viese vestida así?-Bueno, en eso tienes razón. –Dijo de mala gana. –Ya compartí mucho con tu noviecito, ¿Podemos irnos y seguir disfrutando de la convención? –Dijo con ironía y algo más.-No es mi novio. –Replique rodando mis ojos, aunque, a pesar de negarlo, no pude evitar sonrojarme al pensar sobre esa posibilidad. –Y, sé que quieres seguir en la convención, lo entiendo, pero ¿Podemos quedarnos un poco más? –Pregunté de manera suplicante. Noah no dudo en rodar sus ojos con fastidió así que antes de que dije algo tomé la delantera– ¿Puedes conocerlo un poco más?, por favor, él en verdad me gusta, y tú eres mi mejor amigo, me gustaría que ambos se
-¿Tú lo invitaste? –Siseo Noah en mi dirección cuando Thomas se levantó de su asiento para ir al baño.-No, me lo encontré acá. –Dije casi en un susurro. La cara que Noah coloco tras mis palabras sirvió como respuesta: No me creía. –Te lo juro. –Dije algo indignada– ¿O acaso crees que era mi intención que él me viese vestida así?-Bueno, en eso tienes razón. –Dijo de mala gana. –Ya compartí mucho con tu noviecito, ¿Podemos irnos y seguir disfrutando de la convención? –Dijo con ironía y algo más.-No es mi novio. –Replique rodando mis ojos, aunque, a pesar de negarlo, no pude evitar sonrojarme al pensar sobre esa posibilidad. –Y, sé que quieres seguir en la convención, lo entiendo, pero ¿Podemos quedarnos un poco más? –Pregunté de manera suplicante. Noah no dudo en rodar sus ojos con fastidió así que antes de que dije algo tomé la delantera– ¿Puedes conocerlo un poco más?, por favor, él en verdad me gusta, y tú eres mi mejor amigo, me gustaría que ambos se con
-¿Anabelle?, ¿Anabelle? –Escuche una voz femenina que me volvía de nuevo a la realidad, mis ojos se abrieron y quede un poco encandilada por el rayo de sol que entraba por la ventana de la habitación.-¿Sí? –Pregunté confusa, buscando el origen de la voz. Fue entonces cuando choque con sus ojos grises, los cuales me miraban de manera expectante, incrédula, curiosa.-¿Aún no recuerdas nada? –Inquirió ladeando su cabeza. Por una pequeña fracción de segundo tuve la impresión de que los anteojos que se hallaban posando en su cabello iban a caer al suelo.-No, todo sigue siendo un misterio en mi mente. –Solté un suspiro mientras volvía a recostar mi cabeza en el sillón en el que me encontraba, me dispuse a mirar el techo.Era frustrante no poder recordar absolutamente nada de lo que sucedió antes del accidente. Parecía que esos últimos seis meses habían sido borrados por completo de mi memoria. El doctor que me atendió en el hospital dijo que hab
-Aquí es según la dirección que Wayne me envió. –Dijo mi padre revisando el GPS. – ¿Lista para lo que seguramente será una excelente y perfecta cena? –Añadió con un inmenso sarcasmo mientras terminaba de estacionar el automóvil, no pude evitar reír ante su comentario.-¡Dios te oiga! –Dije riendo mientras comenzábamos a bajar del mismo.Ambos sabíamos que la familia del señor Wayne era peculiarmente extraña. Él era un hombre de negocios bastante reconocido en la industria de las finanzas, su empresa formaba parte del top 5 de las más reconocidas del país, su vida profesional era un éxito, sin embargo la personal tenía algunas cosas fuera de lo común por lo que mi padre solía contar.Los Wayne solían desaparecer una vez al mes, todos los meses, durante tres días exactos
-Se los dije, este era el hombre que le hacía falta a la compañía. –Dijo él chico que acababa de llegar mientras sonreía en dirección de mi padre.-Lo sé, Thomas, yo tampoco dudo de ello. –Respondió el señor Nicholas al joven. Mierda, ¿Ese era su hijo menor?, mi padre al darse cuenta de quien se trataba se levantó para saludarlo, mientras yo seguía completamente congelada en mi asiento, no podía dejar de mirar al tal Thomas. “¿Por qué carajos te pones así?, ¡Ni si quiera le conoces!, ¡Al menos trata de disimular!” me regañé internamente.-Muchísimas gracias, Thomas. –Dijo mi padre mientras le tendía la mano al recién llegado, a lo que este correspondió de inmediato. –Es un gusto conocerte, muchacho.-Lo mismo digo, señor William. –Respondió él mostrando su sonrisa con perfecta dentadura. Mi-er-da. Luego de saludar a mi padre, quien volvió a tomar asiento, se dispuso a ocupar el puesto restante en la mesa, justo a mi lado, aunque a decir verdad parecía no percatarse
-¿Estas segura que no quieres que los lleve?, ya te dije que no tengo ningún problema con hacerlo. –Insistía Thomas nuevamente.-Y yo te dije que sé manejar, no te preocupes. –Repetí por séptima vez mientras rodaba mis ojos. Desde que anuncie que ya debíamos marcharnos Thomas había comenzado a insistir en que él podía llevarnos, debido al estado de ebriedad de mi padre. A decir verdad tenía algo de encantador su gesto, además de que su preocupación se veía genuina, sin embargo no había necesidad de eso, yo podía hacerlo sin ningún problema, mi padre me había enseñado a manejar a los catorce, incluso ya había conseguido mi licencia de conducir. Además, no quería dar la impresión, por mucho que me gustase la idea, de que entre él y yo podía surgir algo, una situación así podría afectar el puesto que del cual mi padre recién se iba a hacer cargo.-Está bien, si quieres puedes manejar tú, pero entonces ¿Me dejas acompañarte? –Pregunto con cierta ternura, había en sus ojos al
-Agh, no, aún nada. –Dije negando con mi cabeza mientras llevaba unas cuantas papas a mi boca. –Es como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra. ¿Estás seguro que los meses antes del accidente los pase con él? –Inquirí frunciendo mi ceño.-¿No te cansas de preguntar eso? –Dijo rodando sus ojos. –Ya te dije que sí, estoy completamente seguro de que así fue. –Añadió con sequedad.-Disculpa si te molesto con mis preguntas, es que ya no hallo la manera de recuperar la memoria. –Dije con frustración. –Es que no puedo creer que la única persona que pudiese ayudarme a recuperar la memoria sea precisamente alguien que no aparece. Es una estúpida ironía.-Perdón. –Dijo soltando un suspiro. –Me encantaría poder ser de más ayuda, en serio, pero de momento solo puedo traerte papas fritas e intentar que te sientas meramente normal. –Dijo encogiéndose de hombros.-No es tu culpa, tranquilo. –Dije exhalando un aire que sin saber retenía. –Me estoy volviendo loc