—¡Wow! ¡Esta preciosa amiga! —Expresó Cami.
Me vi por el espejo y realmente era otra persona, llevaba puesto un vestido rojo, un poco arriba de la rodilla, ajustado a la cintura, cuello en ve y parte de la espalda descubierta, mi cabello estaba totalmente lacio, sin anteojos y maquillaje en el tono perfecto.
— ¡Eres genial! — Exclamé a mi amiga, realmente era otra persona.
Talvez no era tan fea como me lo decían mis primas, bien dice el dicho "no existen feas solo mal arregladas".
— ¡Vamos! — Me ordenó Camila, bajamos por las escaleras y nos dirigimos a su coche. Mi amiga me iba a dejar en la fiesta, pero no iba acompañarme, ya que tenía otros asuntos que arreglar, además debería estar atenta por si mi tía la llamaba.
Si adivinaron, tampoco tenía teléfono celular mi tía me lo prohibía.
Eran alrededor de las nueve cuando llegamos a la casa de la fiesta, se veían muchos chicos en la parte del jardín, estaban tomando y riendo.
— ¡Gracias amiga por todo! Te llamaré cuando todo haya terminado—dije a mi amiga, mientras bajaba del auto
Ella me miró, y me dio una media risa diciendo – ¡Ten mucho cuidado! No quiero que te pase nada ¡Cuídate mucho!, ¡Ah! Por cierto; Ten llévate este teléfono y llámame si necesitas mi ayuda.
Me enseño en su mano un teléfono: no muy moderno, pero podía servir para llamarla en caso de que algo saliera mal.
— ¡Gracias!, eres la mejor— Exclamé. Ella se fue y yo me adentré en aquella casa.
Yo era una persona muy observadora, por lo tanto, primero fui conociendo las partes de aquella casa, la sala era bastante grande, había chicos y chicas platicando, bebiendo, besando y haciendo cosas que no quiero mencionar.
Es cierto que esta era mi primera vez, pero por lo menos lo haría con alguien que se viera guapo y al menos me gustara un poco. Seguí avanzado por cada una de las habitaciones. No era posible no encontrar alguien en esta fiesta.
Estaba cansada y aburrida ya tenía mucho tiempo aquí y nadie se me acercaba, definitivamente mis primas tenían razón no era lo suficiente bonita para atraer al alguien.
De repente un chico se me acercó.
— ¿Quieres? — Me preguntó, acercándome un vaso rojo. Era un chico bastante guapo, ojos cafés, cabello negro, alto y con un buen porte.
— ¿Qué es? — Pregunté algo tímida
— ¡Oh vaya! No sabes ¿Qué es? —exclamó
Negué con la cabeza
—No te preocupes es solo cerveza.
Me acercó el vaso nuevamente, y yo lo tomé, lo acerqué a mi boca y lo tragué de un solo. Se sentía un sabor áspero en la garganta.
— Tranquila, ¿Quieres más? — Me indicó, y yo asentí — ¡Acompáñame! — Me hizo señas con la mano para que lo siguiera.
Pasábamos entre la multitud y nos habríamos espacio, mi pensamiento en ese instante era que había encontrado al chico perfecto. Celebré internamente. Pero de la nada una chica se lanzó a su cuello y empezó a besarlo, se me quedo viendo y me dirigió una mirada amenazadora.
Ella tomó un vaso que se encontraba cerca y me lo lanzó en todo el vestido y parte de la cara. ¡Era en serio! Ni siquiera estaba haciendo nada.
—Esto es para que no te acerques a mi novio, ¡Estúpida! — Me gritó y se llevó al chico a rastras a quien sabe a dónde.
Fui en busca de un sanitario para poder limpiarle el mal olor que tenía a causa de la bebida que me había tirado aquella chica, así que decidí subir a la segunda planta.
Este lugar también estaba lleno de chicos y chicas. Abrí varias puertas y nada, hasta que al fin encontré el cuarto de baño, entré y puse el pasador a la puerta.
—¡Estúpida! — Exclamé, frente al espejo. Me llevé un gran susto al ver mi apariencia, realmente estaba mal.
¿Cómo pudo haberme hecho esto?, busqué en los distintos gabinetes y encontré unas toallas blancas, tomé una y la humedecí con agua. Limpié mi vestido por varios minutos hasta que casi ya había terminado de limpiarlo.
Limpié mi cara y salí del cuarto de baño, los pies me mataban, ¡Los tacones en definitiva no eran para mí!
Abrí la puerta de la habitación cerca del baño, y me encontré con una habitación vacía, me adentré en ella, al parecer era de un chico, sus paredes de color azul degradado, muchos trofeos, algunos libros, una laptop y cerca de una inmensa ventana, una cama y una lámpara que era la única que alumbraba la habitación.
Me senté en la orilla de la cama y me quité los tacones, extendí los dedos de mis pies. ¡Que bien se sentía!, me recosté un momento viendo hacia arriba para despejar mis pensamientos, y tomar la decisión de irme. En definitiva, iban a pasar meses para que estuviera en otra fiesta, esto significaba más tiempo para perder mi virginidad.
Cerré mis ojos y me quedé dormida.
Sentí una mano fría, que tocaba mi mejilla, pasaba por mi hombro hasta llegar a mi brazo. Me asusté, pero no hice ningún movimiento. Me encontraba de lado viendo hacia la ventana y alguien estaba detrás de mi tocándome con una mano fría.— ¿Quién eres? — Dijo una voz casi en susurro, era una voz masculinaEstaba espantada y no sabía que iba hacer, así que decidí que me daría la vuelta rápidamente y le daría un golpe y saldría corriendo. Conté hasta tres ment
Desperté por el sonido insistente de un móvil, en ese momento recordé lo que había pasado, quise moverme, pero sentí un fuerte brazo que rodeaba mi cintura. Me moví y logré quitarme el brazo, tratando la manera de no despertar al chico.Escuché nuevamente el sonido del móvil y logré localizarlo en la oscuridad, era el teléfono que Camila me había entregado. Me acerqué a tomarlo porque si seguía así iba despertar al chico.Lo tomé — Hola— Respondí en un susurro.
Empecé abrir mis ojos debido a los rayos de sol que entraban por la ventana de mi habitación, parpadeé varias veces para acostumbrarme a esa luz tan resplandeciente. Busque mi reloj para visualizar la hora ya que siempre era la alarma la que me despertaba.Estiré uno de mis brazos cerca de la mesita de noche para tomarlo. Casi me caigo de la cama de la impresión ¡Eran tardísimo!Me quité las sábanas y me moví rápidamente para salir de mi habitación y ver si mis primas aún se encontraban en casa. Talvez mi reloj no tenía bien la hora.
Corría entre los pasillos de la escuela, jalaba a mi amiga del brazo apresuradamente. Mi corazón latía a mil por hora, sentía miedo, ansiedad, confusión, sentía tantas emociones en este momento. ¿Qué iba hacer? ¿Cómo era posible que había estado con Adam Collins?— ¡Para! — Exclamó mi amigaNo le hice caso y la llevé a la parte trasera de la preparatoria, veía para todos lados asegurándome que nadie nos seguiera y que podíamos hablar de todo lo que estaba sucediendo.
— ¡No quiero ir! — Reclamé a mi amiga. Mientras era arrastrada por ella hacia el campo futbol. — Debo ir a la biblioteca a cumplir mis labores como asistente. — Insistí a mi amiga.Yo trabajaba unas horas por la tarde en la biblioteca como asistente de la bibliotecaria. El dinero que obtenía lo utilizaba para mis clases de baile.— ¡Vamos!, además el entrenamiento ya va a finalizar, solo será por unos momentos. — Exclamó mi amiga mientras me seguía jalando.Llegamos al campo de fútbol, los chicos jugaban un partido de entrenamiento, el entrenador hacía el papel de árbitro. Fuimos a las gradas del campo y nos sentamos en la &uac
AdamEntré a mi habitación y lancé mi mochila al suelo, me lancé sobre la cama y sumergí en mis pensamientos. Esta semana había sido muy rara para mí. Me había topado con una chica muy extraña, estaba entrenando en el campo de futbol, cuando de pronto empezó a llover fuertemente.Todos corríamos para cubrirnos y visualice a una chica delante de mí. De pronto vi como caía al suelo, me sorprendí y me acerqué a ayudarle, le extendí mi mano para que se levantará. P
AmyEra día lunes y estaba en mi clase de Literatura, una de mis favoritas, no me había percatado que en esta misma clase estaba Collins, la verdad no suelo observar a mis compañeros de clase porque casi no los conozco, pero ahora conocía a Collins solía préstale más atención. Estaba sentado hasta el fondo con un chico de cabello rubio.— Muy bien chicos tienen una tarea para la próxima semana. Anuncio la profesora de literatura. — Deberán buscar una frase, la
Seguía con mis ojos puestos en mis apuntes y libros, y las últimas palabras en mi cabeza que Collins me había dicho "Tu y yo tenemos un secreto". Eso no podía ser posible. ¿Cómo se había enterado que yo era la chica misteriosa que buscaba?— Amy Wilson. ¿Puedes verme cuando te hablo?No quería, no quería, no quería verlo. Primero porque sentía en estos momentos un gran rencorpor lo que le hacía a su amigo y si lo veía mis puños podían ir a su cara. Y por otra era temor porque no sabía lo que me ib