Amy
Era día lunes y estaba en mi clase de Literatura, una de mis favoritas, no me había percatado que en esta misma clase estaba Collins, la verdad no suelo observar a mis compañeros de clase porque casi no los conozco, pero ahora conocía a Collins solía préstale más atención. Estaba sentado hasta el fondo con un chico de cabello rubio.
— Muy bien chicos tienen una tarea para la próxima semana. Anuncio la profesora de literatura. — Deberán buscar una frase, la
Seguía con mis ojos puestos en mis apuntes y libros, y las últimas palabras en mi cabeza que Collins me había dicho "Tu y yo tenemos un secreto". Eso no podía ser posible. ¿Cómo se había enterado que yo era la chica misteriosa que buscaba?— Amy Wilson. ¿Puedes verme cuando te hablo?No quería, no quería, no quería verlo. Primero porque sentía en estos momentos un gran rencorpor lo que le hacía a su amigo y si lo veía mis puños podían ir a su cara. Y por otra era temor porque no sabía lo que me ib
Iba en un taxi de camino a la casa de Adam. Le había contado a Camila todo lo que me había sucedido y me aconsejo que tratara la manera de no enojar a Adam. ¡Pueden creerlo! después de todo lo que me dijo y de saber que es un gran traicionero debo portarme bien con él.Pero Camila tenía razón debía portarme lo más tranquila ante él y aprovechar estos días para conocerlo. Saber porque él realmente quería encontrar a la chica misteriosas. Así que dejando mis temores y rencores iba en la parte trasera del taxi, recostada con mi cabeza en la ventanilla observando todo lo que pasaba en mi camino.
Iba sentada en el asiento del copiloto del auto de Steve. Le había dado la dirección de mi casa y después de eso quedamos en total silencio, para mí era incomodo no me gustaba relacionarme con otras personas que no fueran mis amigos que pertenecían a mi círculo social.— Así que eres sobrina de María — Dijo Steve, rompiendo el silencio incómodo.— Emm... sí — Respondí algo nerviosa, acomodándome en el asiento.— Y ¿Cuál es tu nombre? creo que nos presentaron adecuadamente.— Amy Wilson, y tu creo que eres Steve.
No podía creer lo que mis ojos veían, Adam y Sofía se estaba besando. Me sentía sumamente enojada y me daban ganar de ir a darles golpes en la cara en ese momento. De pronto vi como Adam la tomaba delos hombros y la alejaba bruscamente lejos de él.— ¿Qué te pasa? ¿Acaso estás loca? — Le gritó Adam.— ¿Acaso no fue por eso que llamaste? — Respondió Sofía acercándose nuevamente a Adam.— &
Llegue junto a Camila y Steve. Estaban sentados una de las bancas del parque. Veía que Steve estaba de mejor humor y eso era gracias a Camila. Ella era una excelente persona y sabe cómo borrar la tristeza, lo sé, porque lo ha hecho conmigo muchas veces.— ¡Hola! ya estoy por acá. — Saludé y me senté a la par de Steve. — ¿Qué tal estás Steve?— ¡Ya mejor!, Camila ha sido una buena animadora.— Ya lo creo, es
Adam Ha pasado una semana desde que ocurrió el problema con Steve. Solo lo he visto por los pasillos, pero aún no me dirigía la palabra. He seguido el consejo de Amy de darle tiempo y espacio. Tampoco he hablado con Sofía, ni tengo ganas de verla, por lo que la he estado evadiendo.Estaba en mi cuarto, sumido en mis pensamientos sobre todo en la chica misteriosa. Había sido una semana en donde había estado como en diez citas con chicas diferentes. Y ¿Por qué?, pues resulta que el chisme de que la buscaba se esparció por toda la preparatoria. Y un sin fin de chicas me habían contactado para decirme que ellas eran la chica misteriosa, así que acepté tener una cita con la esperanza que fuera una
Iba a mi clase de literatura, hoy sería la entrega de la tarea de las frases, y después de buscar al fin encontré la frase perfecta. Vi a Camila que venía corriendo hacia mi dirección, y eso lo único que me indicaba es que trae un chisme nuevo.— Hola Amy! — Dijo con su voz entrecortada por cansancio de haberme alcanzado corriendo —¿Has visto a Steve o Adam?— ¡No! ¿Porqué?— Los acabo de ver y entraron juntos, vení
Adam No sabía cómo callar a Amy, Así que hice lo único que se me ocurrió, besarla. Creo que es lo más estúpido que había hecho para callarla.Pero en ese momento, que ella solo hablaba, sus labios rosas, sus ojos esmeraldas. ¡No pude resistirme! Estampé mis labios con los suyos y se sentía tan bien. Al principio ella no me respondió, pero a los cinco segundos ella lo hizo. Puse mis manos en sus mejillas para que no se separara de mí.Ella dio paso a mi lengua y se sintió tan bien, nuestras bocas eran un compás en donde nuestras lenguas eran bailarinas y se mov&iacut