Corría entre los pasillos de la escuela, jalaba a mi amiga del brazo apresuradamente. Mi corazón latía a mil por hora, sentía miedo, ansiedad, confusión, sentía tantas emociones en este momento. ¿Qué iba hacer? ¿Cómo era posible que había estado con Adam Collins?
— ¡Para! — Exclamó mi amiga
No le hice caso y la llevé a la parte trasera de la preparatoria, veía para todos lados asegurándome que nadie nos seguiera y que podíamos hablar de todo lo que estaba sucediendo.
— ¡No quiero ir! — Reclamé a mi amiga. Mientras era arrastrada por ella hacia el campo futbol. — Debo ir a la biblioteca a cumplir mis labores como asistente. — Insistí a mi amiga.Yo trabajaba unas horas por la tarde en la biblioteca como asistente de la bibliotecaria. El dinero que obtenía lo utilizaba para mis clases de baile.— ¡Vamos!, además el entrenamiento ya va a finalizar, solo será por unos momentos. — Exclamó mi amiga mientras me seguía jalando.Llegamos al campo de fútbol, los chicos jugaban un partido de entrenamiento, el entrenador hacía el papel de árbitro. Fuimos a las gradas del campo y nos sentamos en la &uac
AdamEntré a mi habitación y lancé mi mochila al suelo, me lancé sobre la cama y sumergí en mis pensamientos. Esta semana había sido muy rara para mí. Me había topado con una chica muy extraña, estaba entrenando en el campo de futbol, cuando de pronto empezó a llover fuertemente.Todos corríamos para cubrirnos y visualice a una chica delante de mí. De pronto vi como caía al suelo, me sorprendí y me acerqué a ayudarle, le extendí mi mano para que se levantará. P
AmyEra día lunes y estaba en mi clase de Literatura, una de mis favoritas, no me había percatado que en esta misma clase estaba Collins, la verdad no suelo observar a mis compañeros de clase porque casi no los conozco, pero ahora conocía a Collins solía préstale más atención. Estaba sentado hasta el fondo con un chico de cabello rubio.— Muy bien chicos tienen una tarea para la próxima semana. Anuncio la profesora de literatura. — Deberán buscar una frase, la
Seguía con mis ojos puestos en mis apuntes y libros, y las últimas palabras en mi cabeza que Collins me había dicho "Tu y yo tenemos un secreto". Eso no podía ser posible. ¿Cómo se había enterado que yo era la chica misteriosa que buscaba?— Amy Wilson. ¿Puedes verme cuando te hablo?No quería, no quería, no quería verlo. Primero porque sentía en estos momentos un gran rencorpor lo que le hacía a su amigo y si lo veía mis puños podían ir a su cara. Y por otra era temor porque no sabía lo que me ib
Iba en un taxi de camino a la casa de Adam. Le había contado a Camila todo lo que me había sucedido y me aconsejo que tratara la manera de no enojar a Adam. ¡Pueden creerlo! después de todo lo que me dijo y de saber que es un gran traicionero debo portarme bien con él.Pero Camila tenía razón debía portarme lo más tranquila ante él y aprovechar estos días para conocerlo. Saber porque él realmente quería encontrar a la chica misteriosas. Así que dejando mis temores y rencores iba en la parte trasera del taxi, recostada con mi cabeza en la ventanilla observando todo lo que pasaba en mi camino.
Iba sentada en el asiento del copiloto del auto de Steve. Le había dado la dirección de mi casa y después de eso quedamos en total silencio, para mí era incomodo no me gustaba relacionarme con otras personas que no fueran mis amigos que pertenecían a mi círculo social.— Así que eres sobrina de María — Dijo Steve, rompiendo el silencio incómodo.— Emm... sí — Respondí algo nerviosa, acomodándome en el asiento.— Y ¿Cuál es tu nombre? creo que nos presentaron adecuadamente.— Amy Wilson, y tu creo que eres Steve.
No podía creer lo que mis ojos veían, Adam y Sofía se estaba besando. Me sentía sumamente enojada y me daban ganar de ir a darles golpes en la cara en ese momento. De pronto vi como Adam la tomaba delos hombros y la alejaba bruscamente lejos de él.— ¿Qué te pasa? ¿Acaso estás loca? — Le gritó Adam.— ¿Acaso no fue por eso que llamaste? — Respondió Sofía acercándose nuevamente a Adam.— &
Llegue junto a Camila y Steve. Estaban sentados una de las bancas del parque. Veía que Steve estaba de mejor humor y eso era gracias a Camila. Ella era una excelente persona y sabe cómo borrar la tristeza, lo sé, porque lo ha hecho conmigo muchas veces.— ¡Hola! ya estoy por acá. — Saludé y me senté a la par de Steve. — ¿Qué tal estás Steve?— ¡Ya mejor!, Camila ha sido una buena animadora.— Ya lo creo, es