CAPÍTULO 1

¡Hola! Soy Amy Wilson y voy a contarles parte de mi historia, a los 14 años mis padres fallecieron en un accidente de vehículo, en ese momento sentí que mi mundo se venía abajo, lo único que quería era que mi corazón dejará de latir para irme con ellos, pero eso no era posible debía enfrentar el dolor que vivía en ese momento, fueron los días más horribles de mi vida. 

Después de eso me enteré que mis padres me habían dejado una cuantiosa herencia, pero la cual solo podía administrarla hasta cumplir los 18 años, por lo tanto, la hermana de mi padre tomó posesión de dicha herencia hasta que yo cumpliera la mayoría de edad, al principio me sentía feliz ya que no me iba a sentir sola, además ella tenía dos hijas mellizas de la misma edad que yo, por lo que consideré que serían muy buena compañía para olvidar todo este dolor. Pero, no fue así.

A las dos semanas, de que mi Tía Carlota viniera a la casa junto con sus hijas, empezó a tratarme mal, me castigaba por cosas insignificantes y hacía que sus hijas se burlaran de mí, cada día me recordaban que me había quedado huérfana y así nadie me iba a querer, me obligaban hacer sus tareas de la escuela y hacer todas tareas domésticas en la casa.

— ¡Amy ya planchaste la ropa de Hanna y Lanna!. Gritó mi tía

— ¡Ya voy! Estoy terminado de cambiarme. — Respondí, mientras me terminaba de cambiar y corría hacia el planchador para preparar los uniformes de Hanna y Lanna, mis dos insoportables primas — ¡Tía los uniformes ya están listos!  — Informé, mientras tomaba mi mochila para salir — ¡Me tengo que ir ya, se me hace tarde! —  Grité nuevamente, cuando ya estaba todo listo

Salí por la puerta y me dirigí a la preparatoria, no quedaba lejos de mi casa, por lo que siempre iba caminando, además me encantaba sentir el aire puro y admirar la naturaleza.

Las primeras clases son normales, como siempre. En el receso me dirigí a la cafetería por algo de comer, ya que por la mañana no lo hice. Me encontré con mi mejor amiga Camila, una chica muy hiperactiva, de ojos celestes, cabello castaño y tez blanca.

—  Hola Amy — Saludó — ¿Lista para la fiesta de hoy? —  Era día viernes lo que significaba ¡fiesta!

— Bueeno, estoy un poco nerviosa — contesté.

—  Si no estás segura ¡No! lo hagas nadie te obliga.

El día de hoy había decidido ir a una fiesta, nunca iba: mi tía no me lo permitía era una de las muchas cosas que no me dejaba hacer; pero hoy a escondidas y con ayuda de Camila iba asistir a esa fiesta.

Me dirigí hacia mi amiga, haciéndole gestos para que hablará más bajo. —  Nadie puede saber esto, no hables tan fuerte.

—  Esta bien — Me contestó, rodeando los ojos —  Pero ¿Está segura de hacerlo? — Volvió a preguntar

—  Si —  contesté. —  Es hoy o nunca, mi tía y primas estarán muy ocupadas ya que recibirán "personas importantes". —  Dije haciendo comillas con mis dedos en las últimas palabras —  Además a ellas no les importará que no este, mejor para ellas.

— ¡Si tú lo dices!

Hoy había decidido perder mi virginidad, estaba cansada que mis primas mellizas me lo recordaran cada vez que podían, ellas la habían perdido a los 15 y me decían que seguía virgen porque era fea y nadie quería estar conmigo.

Yo era una chica sencilla, utilizaba ropa no muy ajustada, utilizaba anteojos, detrás de ellos unos ojos verdes esmeralda, mi tez es blanca, de cabello liso castaño que siempre lo trenzaba o hacía una coleta.

Camila, se acercó a mi oído y susurró —  Y ¿quién será el afortunado?

— Mmm no sé. — Respondí. — Será el primero que encuentre, en realidad no importa quién sea.

— Solo recuerda que utilice protección no queremos bebes y mucho menos infecciones sexuales. —  Indicó Cami.

— ¡Esta bien! ¡Me lo has dicho muchas veces! — Yo tampoco quería eso, así que tomaría mis precauciones

El timbre sonó y me di cuenta que había comido poco. Así que como pude me comí todo en menos de un minuto y me dirigí a clases nuevamente.

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