Sentí una mano fría, que tocaba mi mejilla, pasaba por mi hombro hasta llegar a mi brazo. Me asusté, pero no hice ningún movimiento. Me encontraba de lado viendo hacia la ventana y alguien estaba detrás de mi tocándome con una mano fría.
— ¿Quién eres? — Dijo una voz casi en susurro, era una voz masculina
Estaba espantada y no sabía que iba hacer, así que decidí que me daría la vuelta rápidamente y le daría un golpe y saldría corriendo. Conté hasta tres mentalmente y ¡Así lo hice!
Pero con lo que no contaba era que el muy ¡imbécil! Iba a moverse y mi puño daría en la lámpara que se encontraba de noche. Esta cayó al suelo haciéndose pedazos
— ¡Eres estúpida o ¿Qué?! — Me gritó.
Habíamos quedado totalmente a oscuras en la habitación.
— ¡Tú eres el estúpido! Por asustarme no tenías ningún derecho de estarme tocando. — Grité
— ¡Y tú no tenías ningún derecho de estar en mi habitación! —Respondió — ¡Y además mucho menos durmiendo en mi cama!
Me sonrojé al instante. ¡Estaba en la habitación del dueño! ¡Lo que me faltaba! Lo bueno era que no podía verme.
—Disculpa, no.… quería. — Mis palabras no salían, estaba muy nerviosa y no sabía que decir
— Disculpa también — Respondió —No fue mi intención asustarse, pero me sorprendió que estuvieras en mi habitación, nadie puede hacerlo.
—Discúlpame. — Dije nuevamente — ¡Me tengo que ir! — Terminé. Encontré los tacones cerca de la cama donde los había dejado y empecé a buscar a oscuras el teléfono que Camila que había entregado, debía llamarla para que viniera por mí.
— ¿Qué haces? — Me preguntó el chico
—Busco ¡El maldito Teléfono! — Grité desesperada. Su presencia me ponía nerviosa — ¡No puedo irme sin él!
— ¡Te ayudo! voy a usar la linterna del mío.
— ¡Genial! Gracias — Agradecí
— ¡Oh No! — se quejó — Creo que lo he perdido también.
Esta situación no me gustaba necesitaba salir de aquí inmediatamente. Esta oscuridad no me gustaba para nada, pero debía encontrar el maldito teléfono, seguía en mi búsqueda y el chico me ayudaba. Me dirigí por el lado de la ventana donde solo se podía admirar la luz de la luna, estaba preciosa. Me di la vuelta y mi cuerpo chocó con el de alguien más. Mi equilibrio no era muy bueno así que casi caigo, pero unas manos me sostuvieron.
— Disculpa —dije
—Deja de disculparte — Respondió el chico, sentí su voz más cerca de mi rostro, sentí como me atrajo hacia él — Sabes no puedo verte, pero tu silueta bajo la luz de luna es hermosa.
Me quedé en shock, no sabía que responder. Mi corazón se aceleró por aquellas palabras, yo me encontraba igual que él, no podía verlo, pero parecía ser un chico fuerte y muy guapo, además su voz era muy sensual.
Ambos nos quedamos en silencio un momento, hasta que el hizo lo que menos imaginaba
¡Me beso!
Claro yo le seguí el beso a los pocos segundos, sus labios se sentían tan cálidos, su lengua pidió paso hacia mi boca y yo se lo permití.
Sus manos se entrelazaron con mi cintura y mis manos fueron a su cuello. Mis dedos recorrían sus cabellos y el hacía pequeñas caricias de arriba hacia abajo en mi cintura. El beso fue haciendo más intenso y bajó su boca hacia mi cuello, dejando un rastro de besos en él, era realmente una sensación excitante.
Ambos gemimos al sentirnos atraídos el uno con el otro.
Sentí una de sus manos en el cierre de mi vestido e inicio a bajarlo, sentí un aire en mi espalda al sentirla completamente descubierta. No lo detuve en ningún momento, esto se sentía tan bien. Mi vestido cayó al suelo quedando solamente en ropa interior.
Yo quité su playera, bueno al menos sentí que era una simple playera ya que no había dado cuenta porque no alcance a verlo vestido.
Pasé mis manos por su brazos, abdomen y espalda, él se estremecía con cada una de mis caricias.
No me había equivocado tenía un cuerpo bien formado, se podía sentir en cada uno de sus músculos que acariciaba.
Me acostó lentamente en la cama, sin dejar de besarme y entre mis gemidos trate de hablar —No, detente por favor. —
Él no se detuvo y me susurro con una voz ronca — ¿Por qué? Si la estamos pasando bien. — En eso tenía razón
—Es que... que ... necesitas saber algo de mi antes de hacerlo — Dije entre titubeos
—No me interesa que tengas que decirme, me lo podrás decir después. — El seguía besándome en los labios, el cuello y hombros
—¡No! — Quise detenerlo — Quiero que lo sepas, pero espero que esto te haga cambiar de opinión.
—No, no creo que me haga cambiar de opinión, solo calla y disfruta.
En vista de que no se detenía, no era que no quisiera que lo hiciera, pero para mí era importante que lo supiera. Así que de una solté — ¡Soy virgen! — Entonces se detuvo
—
Me dijiste que no cambiarias de opinión.— ¿Estas segura de esto? — Preguntó
— Nunca estuve más segura. — Juntó nuestras bocas, disfrutando de aquel momento.
¡Y bajo la luz de la luna, en la habitación de un desconocido perdí mi virginidad!
Desperté por el sonido insistente de un móvil, en ese momento recordé lo que había pasado, quise moverme, pero sentí un fuerte brazo que rodeaba mi cintura. Me moví y logré quitarme el brazo, tratando la manera de no despertar al chico.Escuché nuevamente el sonido del móvil y logré localizarlo en la oscuridad, era el teléfono que Camila me había entregado. Me acerqué a tomarlo porque si seguía así iba despertar al chico.Lo tomé — Hola— Respondí en un susurro.
Empecé abrir mis ojos debido a los rayos de sol que entraban por la ventana de mi habitación, parpadeé varias veces para acostumbrarme a esa luz tan resplandeciente. Busque mi reloj para visualizar la hora ya que siempre era la alarma la que me despertaba.Estiré uno de mis brazos cerca de la mesita de noche para tomarlo. Casi me caigo de la cama de la impresión ¡Eran tardísimo!Me quité las sábanas y me moví rápidamente para salir de mi habitación y ver si mis primas aún se encontraban en casa. Talvez mi reloj no tenía bien la hora.
Corría entre los pasillos de la escuela, jalaba a mi amiga del brazo apresuradamente. Mi corazón latía a mil por hora, sentía miedo, ansiedad, confusión, sentía tantas emociones en este momento. ¿Qué iba hacer? ¿Cómo era posible que había estado con Adam Collins?— ¡Para! — Exclamó mi amigaNo le hice caso y la llevé a la parte trasera de la preparatoria, veía para todos lados asegurándome que nadie nos seguiera y que podíamos hablar de todo lo que estaba sucediendo.
— ¡No quiero ir! — Reclamé a mi amiga. Mientras era arrastrada por ella hacia el campo futbol. — Debo ir a la biblioteca a cumplir mis labores como asistente. — Insistí a mi amiga.Yo trabajaba unas horas por la tarde en la biblioteca como asistente de la bibliotecaria. El dinero que obtenía lo utilizaba para mis clases de baile.— ¡Vamos!, además el entrenamiento ya va a finalizar, solo será por unos momentos. — Exclamó mi amiga mientras me seguía jalando.Llegamos al campo de fútbol, los chicos jugaban un partido de entrenamiento, el entrenador hacía el papel de árbitro. Fuimos a las gradas del campo y nos sentamos en la &uac
AdamEntré a mi habitación y lancé mi mochila al suelo, me lancé sobre la cama y sumergí en mis pensamientos. Esta semana había sido muy rara para mí. Me había topado con una chica muy extraña, estaba entrenando en el campo de futbol, cuando de pronto empezó a llover fuertemente.Todos corríamos para cubrirnos y visualice a una chica delante de mí. De pronto vi como caía al suelo, me sorprendí y me acerqué a ayudarle, le extendí mi mano para que se levantará. P
AmyEra día lunes y estaba en mi clase de Literatura, una de mis favoritas, no me había percatado que en esta misma clase estaba Collins, la verdad no suelo observar a mis compañeros de clase porque casi no los conozco, pero ahora conocía a Collins solía préstale más atención. Estaba sentado hasta el fondo con un chico de cabello rubio.— Muy bien chicos tienen una tarea para la próxima semana. Anuncio la profesora de literatura. — Deberán buscar una frase, la
Seguía con mis ojos puestos en mis apuntes y libros, y las últimas palabras en mi cabeza que Collins me había dicho "Tu y yo tenemos un secreto". Eso no podía ser posible. ¿Cómo se había enterado que yo era la chica misteriosa que buscaba?— Amy Wilson. ¿Puedes verme cuando te hablo?No quería, no quería, no quería verlo. Primero porque sentía en estos momentos un gran rencorpor lo que le hacía a su amigo y si lo veía mis puños podían ir a su cara. Y por otra era temor porque no sabía lo que me ib
Iba en un taxi de camino a la casa de Adam. Le había contado a Camila todo lo que me había sucedido y me aconsejo que tratara la manera de no enojar a Adam. ¡Pueden creerlo! después de todo lo que me dijo y de saber que es un gran traicionero debo portarme bien con él.Pero Camila tenía razón debía portarme lo más tranquila ante él y aprovechar estos días para conocerlo. Saber porque él realmente quería encontrar a la chica misteriosas. Así que dejando mis temores y rencores iba en la parte trasera del taxi, recostada con mi cabeza en la ventanilla observando todo lo que pasaba en mi camino.
Último capítulo