02.

Tengo cuidado de no dañar mi cámara mientras salto de un pequeño acantilado de tres metros. El camino para llegar aquí se me hizo eterno, aunque no debería quejarme; Alemania es hermosa, los paisajes y las estructuras son dignas de admirar, e incluso las personas. Saqué fotos increíbles que seguro me ayudarán a ganar algo de dinero; agradezco haber nacido en una época con tanta tecnología.

Sigo caminando sin apuro, mirando cada árbol. Este bosque es muy frondoso; algunos árboles tienen formas extrañas que, de seguro, harán mis fotos más llamativas. El sol se comienza a ocultar y empiezo a correr para salir del bosque; este es un territorio sin dueño, en otras palabras, un lugar infestado de pícaros y vampiros. No sería bueno que me encontrara con uno.

Al llegar a la carretera, dejo de correr. Normalmente, ellos no se acercan, tratan de mantenerse lejos de los humanos, pero sé ocultar mi olor; no sabrán que estoy por aquí mientras no haga tanto ruido.

Decido no dormir; faltan pocos kilómetros para llegar a mi destino. Espero poder encontrar un motel barato que tenga ducha o un río cerca. Necesito bañarme y comprar algo de ropa, y después, si todo sale bien, algo de comida.

Escucho algunos lobos aullar; no sé si son lobos reales o Cambia Forma de tipo lobo. Según sé, hay una manada de ellos cerca de la que visitaré. Aún no puedo creer que haya logrado obtener el permiso de ellos tan fácilmente, aunque dudo que yo pueda ser una amenaza; seguro es por eso.

Cuando el sol empieza a ser visible y sus rayos tocan las copas de los árboles, ya visualizo el letrero del pueblo que dice: "Bienvenidos a Alwine. Población: 250 habitantes."

Sonrío aliviada al saber que logré llegar temprano. Tomo una foto del letrero solo por diversión, pero en la pantalla de la cámara aparece el pequeño cuadrito que tanto odio, que dice que tengo la memoria llena. No deseo borrar algunas de mis fotos; normalmente, iría a algún lugar donde te dejen utilizar una computadora si pagas y subiría mis fotos a mi cuenta. Pero ya pasé dos pueblos más grandes que este y ninguno tenía una tienda parecida; dudo mucho que este pueblo sea diferente.

Me quedo sentada unas horas debajo de un árbol porque no creo que las tiendas abran tan temprano. Borro algunas fotos, las más viejas y que seguramente no me ayudarían a ganar dinero.

Cuando me levanto, siento un pequeño mareo; lo ignoro por completo y me dirijo al centro del pueblo. Me toma más tiempo de lo que debería encontrar alguna tienda, pero es mi culpa porque no le pedí direcciones a nadie; tuve malas experiencias pidiendo ayuda en el pasado.

Llego a una tienda de ropa; no se ve nada lujosa. Respiro profundo y me acomodo el bolso en mi espalda, que está casi vacío. La primera persona que veo es una chica; de inmediato percibo que no es humana.

— Buenos días, si necesita ayuda, aquí estaré — me sonríe amable y yo le devuelvo la sonrisa.

Me siento más aliviada; al parecer, las personas aquí son más amables de lo que pensé. Sin perder tiempo, escojo una camisa gris y un pantalón, además de un conjunto sencillo de ropa interior. Luego voy hacia la chica y ella me guía a la caja para pagar.

— Son cuarenta euros — le entrego el dinero y ella se me queda viendo más tiempo de lo normal. — ¿Piensas quedarte en el pueblo? — dudo en responder. — Disculpa si estoy siendo entrometida, es que no hay muchas mujeres de nuestra edad y menos... — observa nuestro alrededor — Cambia Forma. Escuché que hay una casa lista para ser alquilada si te interesa, además, algunos locales están buscando personal. ¿Cuál es tu nombre? — la chica es muy parlanchina.

— Rasine — murmuro.

— ¡Eres extranjera! — me sobresalto; no esperaba que ella se emocionara y alzara la voz un poco. — Lo siento, es que solo he visto tres extranjeras en mi vida. Este pueblo puede llegar a ser muy aburrido; últimamente vienen más personas, pero ninguna de otro país. Por cierto, yo soy Agna; si necesitas ayuda en algo, siempre estoy aquí por las mañanas — me entrega por fin lo que acabo de comprar — Ten un lindo día.

— Igual, gracias.

Salgo de la tienda con la bolsa en mis manos. Fue lindo hablar con otra chica de forma tan amistosa después de tanto tiempo. Si no hubiera venido a este pueblo por trabajo, me tomaría el riesgo de quedarme y vivir como humana. Tengo tiempo pensando en esa posibilidad; hace unos años lo había intentado, no salió tan bien, pero este es otro país, tal vez tenga más suerte.

No encuentro ningún motel, ni siquiera un hotel o establecimiento con baño público; este pueblo es diminuto. Me toca ir al bosque y cambiarme de ropa ahí; espero oler bien; mi cabello está bastante grasoso, pero no es mal de morir.

Llego al punto de encuentro más temprano; tengo que esperar un rato hasta que un chico llega; es joven y es un gamma.

— ¿Eres la señorita Bauer? — asiento. — Sígueme, la manada no está muy lejos. — Camino detrás de él, tengo que controlar mis latidos para no ser descubierta.

Es la primera vez que hago un trabajo en una manada; siempre son clanes o pequeños grupos. Normalmente, las manadas prefieren periodistas o fotógrafos más reconocidos; esto es un gran logro.

Dejo de seguirlo al ver la línea que separa el territorio sin dueño de la manada. Me encantaría tomar una foto, pero la cámara no captura esto; solo algunas razas de seres sobrenaturales pueden verla. Él voltea al ver que yo no lo sigo. De inmediato cruzo la línea, respiro profundo al ver que él no hace preguntas; no me gusta que la gente sepa que soy extranjera.

Cuando miro al cielo, me doy cuenta de que el sol se está escondiendo. Estaba tan nerviosa mientras esperaba que no me di cuenta de eso, pero de repente siento como mi espalda choca contra algo; mi piel de inmediato arde porque choqué contra algo que no era liso. Fui empujada a una velocidad increíble; por inercia, cerré los ojos. Al abrirlos, me encuentro con los pectorales de un gran hombre, pero no es un simple Cambia Forma; es de rango beta. Está respirando de forma descontrolada; su pecho se infla y desinfla. Mi vista se vuelve borrosa por las lágrimas. Con todo el valor que tengo, levanto la cabeza para encontrar un rostro cuadrado. Tengo que parpadear para ver mejor; sin barba, pero con una gran cicatriz en el ojo izquierdo que le atraviesa desde la ceja hasta el pómulo.

— Por fin, eres mía.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP