05.

—Ella no está bien— murmura Zah, más que preocupado.

No deja de dar vueltas en lo más profundo de mi mente mientras suelta pequeños gruñidos. La miro de reojo: sus manos, zapatos e incluso rodillas están llenos de barro seco. Aunque llevo caminando un buen rato, porque esa frontera está lejos de mi casa y no puedo acortar la distancia ya que pasaríamos por en medio de todas las cabañas, ella sigue inmóvil, perdida en su mente. Su cabeza está en dirección a mi pecho, pero sé que no me mira. Sus ojos se ven vacíos. Hace poco que dejó de llorar. Su cara no refleja emoción alguna. Es imposible saber lo que siente, ya que ni siquiera huele a algo. Que el olor agrio se haya ido no significa que ya no sienta miedo de mí, solo me indica que ya no piensa en lo que la rodea.

—¿Piensas que debemos dejarla ir? —me duele que ella no sea feliz, me duele que todas las emociones que sienta por nuestro encuentro sean negativas.

Mi puma no responde. Sé que no sabe qué responder. Ambos sentimos lo mismo, solo que en diferentes medidas. Queremos protegerla, ese es el sentimiento dominante. El segundo es querer acapararla: que nadie la mire, que nadie se acerque. Pero el primer sentimiento también implica protegerla de nosotros mismos, si llegamos a lastimarla, y siento que eso es lo que estamos haciendo al obligarla a quedarse a nuestro lado.

He escuchado muchos audiolibros y leído unos pocos. En su mayoría trataban de relaciones entre Cambia Formas y sus compañeros. Sé de las diferentes reacciones que se pueden tener y, al contrario de lo que todo el mundo piensa y dice, no todos reaccionan de una manera eufórica y muy receptiva con su compañero, al menos no la nueva generación. Así se les llama a los que han nacido desde hace más de doscientos años hasta ahora. Somos la generación más mezclada, porque ya no es ilegal tener una relación íntima de pareja con una raza diferente a la tuya. Antes, ni siquiera era bien visto tener un compañero de un subtipo de raza diferente entre los Cambia Formas. Pensar en eso se me hace raro e increíble. Si no fuera por los libros que relatan ese tiempo y los muchos Cambia Formas sabios que hay en otras manadas, no podría creer que eso haya pasado. Imaginarlo es incluso raro e incómodo.

Cuando llegamos a mi casa, no tengo problemas en abrir la puerta trasera. Para mí, ella no pesa nada, pero lo que me pone ansioso es que su mirada perdida se desvanece apenas escucha que abro la puerta. De inmediato comienza a mirar hacia todos lados. Los latidos de su corazón se aceleran. Cierro la puerta con seguro, y eso altera su respiración. Sus labios comienzan a temblar; ya lo había visto cuando estaba llorando.

Me apresuro a acercarme al único mueble que tengo en la sala. Con mucho cuidado la dejo sentada. Ella, de inmediato, retrocede hasta que su espalda choca con el respaldar del mueble. Me separo un poco de ella y me mantengo agachado para no parecer tan intimidante. Pero hace algo tan tierno que quiero abrazarla y susurrarle al oído, una y otra vez, que no deseo lastimarla, que solo quiero protegerla y darle todo lo bueno que se merece simplemente por respirar. Ella agarra uno de los dos cojines del mueble para cubrirse. Solo puedo ver parte de su rostro.

Ambos sabemos que este cojín, el cual nunca había pensado que era grande hasta ahora que lo comparo con el torso de su cuerpo, no podrá protegerla. Pero sé que no ver la amenaza puede darte una falsa sensación de seguridad o que simplemente cubrir las partes de tu cuerpo, así sea solo con una tela fina y algo de relleno, te haga sentir mejor que estando con la piel al descubierto.

—Ya te lo dijo mi puma, Zah— sus hermosos ojos me escanean. Aún estoy sorprendido por el color. He visto muchos ojos azules, pero ninguno como esos— no vamos a lastimarte. Sé que es difícil creerlo, pero ya no estás en el bosque. Estás en la Manada Umbral...— dejo de hablar apenas veo que sus labios se mueven. Quiere decir algo. Hay un silencio tortuoso, pero parece dispuesta a hablar.

—¿Umbral?

—Sí, así los líderes la nombraron. —Veo cómo su ceño se frunce— ¿Viniste a la manada incorrecta? —Ella niega. Aunque sus ojos a veces se conectan con los míos, no logra mantener el contacto visual.

—No sabía que ya tenía nombre.

—No hacemos mucha promoción. Ni siquiera nuestro alfa va a reuniones. Aunque ya somos una manada, el Concejo no quiere, o no le conviene, que crezcamos. Aceptamos todo lo que ellos rechazan. Estamos rompiendo sus anticuadas creencias y los estereotipos que los consejeros originales impusieron.

A ella no parece importarle lo que hablo. Creo que algo mantiene el interés en su mente, y muero por saber qué es.

—¿Ahora puedo irme? —Ella se oculta por completo detrás del cojín.

Yo me trago el gruñido que Zah desea soltar. Es frustrante que no entienda que no queremos lastimarla, pero no puedo culparla.

«Paciencia, querías una compañera, y ahora la tienes. No lo arruines.»

—No, eres mi compañera. Mía. Tu lugar es y siempre ha sido a nuestro lado— me tenso al ver que tiembla— sé que puede sonar aterrador, pero te prometo que mis únicas intenciones son cuidarte y...— nunca pensé que podría decir esto— amarte.

Me empiezo a impacientar al ver que esas palabras parecen no ayudar. Sigue temblando, el olor agrio vuelve y me empiezo a asustar. Yo no quiero una compañera que me tema.

—No te vamos a encadenar ni a encerrar. No queremos volverte una prisionera. Nuestra casa es tuya, y aunque no tenga el cargo más alto en esta manada, te prometo que este territorio también te pertenece. Nadie se atreverá a lastimarte. Te daré una vida cómoda y tranquila— sé que ella anhela la última palabra— puedes intentar huir. No estaré encima de ti a cada segundo, pero sí te prometo algo: siempre te atraparé. Y cada vez que lo haga perderás mi confianza, me harás daño y, a cambio, te quitaré algún beneficio hasta que entiendas por qué lo hago.

Me levanto al no ver alguna señal que indique que ella quiera hablar de nuevo conmigo. Quisiera haber sido más sutil, pero intenté ser brutalmente honesto. Es uno de los pilares fundamentales para que una relación funcione. 

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP