«¿Por qué le prometí un conejo entero?»Ni siquiera tengo tiempo de ir al pueblo vecino a traer otro. No importa cuántos tutoriales haya visto, me quedo seco. Ni siquiera entiendo cómo no se quemó y, para completar mi miseria, creo que no está bien cocido en las partes cercanas a los huesos.—Ya pasaron más de cinco horas y no ha salido —dice Zah, caminando en mi mente de un lado a otro—. Ve a verla, no me gusta esto.Meto el desastre de comida en el horno y cierro la puerta, pero suspiro al escuchar cómo se rompe el cristal.—Bien hecho, ahora tenemos que comprar otro —me regaña.Igual que yo, no quiere que nadie se entere de ella. Aún no controlo esta posesividad. No entiendo cómo hicieron Kurt y sus hermanos para no ir detrás de sus humanas desde el primer día que las conocieron.Camino hasta quedar frente a la puerta de mi dormitorio. Toco un par de veces solo para avisar mi llegada y espero unos segundos, ya que desde afuera no se escucha nada. Como no me deja entrar, abro la pue
Al contrario de lo que pensé, tener contacto piel a piel con este hombre enorme no es aterrador ni me provoca ganas de vomitar.Apenas llegó a la habitación, los recuerdos se fueron. Creo que cada vez que está cerca de mí, no puedo evitar que todos mis sentidos se concentren en él, algo extraño que nunca me había pasado.Aunque se sienta diferente, no me confío de mis instintos en estos casos. La última vez que me sentí segura con un hombre, resultó ser el mismo que me sometió de una manera horrible, al punto en que pensé que me merecía todo lo que él me hacía. Solo hui de él porque me dolía todo el cuerpo, porque dolía mucho, no porque pensara que no merecía ese dolor o que lo que me hacía no era justo. Que nadie merece eso.Como siempre, su simple presencia no me deja adentrarme por completo en los recuerdos. Un simple cambio minúsculo en la presión con la que mantiene nuestras manos unidas es suficiente para que mi atención esté en el presente.Él no dijo nada cuando hablé sobre el
Gruño al escuchar pisadas. Aunque no quiera, salgo de la habitación y cierro la puerta detrás de mí. Me quito la ropa, impregnada de su olor, y la tiro al suelo. Me pongo algo que encuentro en la lavandería, solo un pantalón. Antes de que toquen la puerta, yo les abro.—Hey. ¿Quieres ir a tomar unas cervezas?—No, gracias. Tengo que ponerme al día con el trabajo, no hice nada en estos días libres —imito a mi humano.—Vamos, no te hagas rogar —insiste e intenta entrar, pero me coloco frente a él. Ambos nos quedamos mirando, él confundido y yo serio.—Ya déjalo... Si no quiere, está bien, pero sabes que le diremos a Kurt lo raro que estás —aunque suene como una amenaza, sé que no lo es. Solo intenta que vaya con ellos. Eso siempre les funciona con Marcus, a los tres nos gusta beber en el pueblo.—Di lo que quieras, Anton —apenas lo digo, me arrepiento. No sonó nada parecido a mi humano. Lástima que ahora está durmiendo y me dejó el control a mí.—Mejor nos vamos. Seguro ya va a entrar e
No tiene pecas, su piel es perfecta. Tiene un poco de barba, tal vez menos de un centímetro, pero creo que no se la deja crecer. Me atrevo a detallar su cicatriz, aunque no entiendo cómo lograron dañar a un hombre tan grande y fuerte. Por alguna razón, eso me molesta; me provoca atacar al que le hizo daño, aun cuando nunca lo he hecho ni siquiera para defenderme a mí misma.Él dice que somos compañeros, su puma también lo dijo. Zah, a pesar de que es más intimidante que Marcus, sigue siendo amable, bueno... pero eso da miedo. Vi cómo un macho trataba a su compañera. Para resumir, no la dejaba estar cerca de nadie, pero él sí, él sí podía y la hacía retorcerse de dolor cada noche por lo que hacía con... otras mujeres y, a veces, conmigo, cuando al que servía me compartía. Como siempre, la simple presencia de este hombre me hace olvidar eso. Me gustaría creer que es bueno, al menos sé que hay una gran posibilidad. Su puma me trató bien, me cuidó y sanó mis heridas. Esta noche, él no me
Un beta desdichado, sin que nadie lo sepa, envidia a todo aquel que posee lo que a él tanto le falta. Anhela ese amor que solo un compañero puede dar. Ya ha olvidado la cálida sensación de ser querido, de ser amado o simplemente apreciado por una pareja.No tiene a nadie más que a su Alfa y la familia de este. No posee una gran fortuna ni proviene de un linaje de líderes, lo que significa que sus antepasados no le heredaron ningún cargo. Si no fuera por su Alfa, seguiría siendo ese macho roger o pícaro —como deseen llamarlo— que merodeaba de bosque en bosque, entrando esporádicamente a los pueblos y saqueando para saciar sus necesidades.Para él, ese tiempo parece tan lejano, aunque la verdad es que ocurrió hace menos de una década. Se acostumbró con facilidad a la vida de un macho con un grupo al cual pertenecer.Cada noche, cuando está solo, la tristeza lo embarga. Trata de luchar contra la depresión que todos aseguran es normal, que desaparecerá cuando llegue ella, su compañera. Pe
Me sacudo la tierra antes de entrar a mi casa. Desgraciadamente fue un día normal, sin acción, sin nada que me obligue a estar unas horas más afuera. Nunca pensé que extrañaría los días en que no había personal suficiente para cubrir todos los puestos de vigilancia.No puedo seguir visitando a Kurt; sería muy sospechoso. No deseo preocupar a la Líder y mucho menos quitarle tiempo valioso que pueden dedicarle a mi sobrino, aunque nada me impide raptarlo mañana, obviamente con el permiso de su madre. Aún me duele la oreja por la primera vez que lo hice sin su consentimiento; pensé que me iba a torturar antes de dejarme ir.«Ella es aterradora».En esos momentos me arrepiento de haber entrenado tanto con ella, ya sabe mis movimientos y los usa en mi contra; una mujer muy astuta.Me transformo; la brisa se hace de inmediato notable al no tener pelo cubriendo mi piel desnuda. Sin darle importancia, subo las escaleras para buscar una herramienta. Hoy terminaré de tallar el marco de la puert
Tengo cuidado de no dañar mi cámara mientras salto de un pequeño acantilado de tres metros. El camino para llegar aquí se me hizo eterno, aunque no debería quejarme; Alemania es hermosa, los paisajes y las estructuras son dignas de admirar, e incluso las personas. Saqué fotos increíbles que seguro me ayudarán a ganar algo de dinero; agradezco haber nacido en una época con tanta tecnología.Sigo caminando sin apuro, mirando cada árbol. Este bosque es muy frondoso; algunos árboles tienen formas extrañas que, de seguro, harán mis fotos más llamativas. El sol se comienza a ocultar y empiezo a correr para salir del bosque; este es un territorio sin dueño, en otras palabras, un lugar infestado de pícaros y vampiros. No sería bueno que me encontrara con uno.Al llegar a la carretera, dejo de correr. Normalmente, ellos no se acercan, tratan de mantenerse lejos de los humanos, pero sé ocultar mi olor; no sabrán que estoy por aquí mientras no haga tanto ruido.Decido no dormir; faltan pocos kil
Miro hacia donde proviene ese olor tan atrayente y luego hacia donde debe haber ido mi sobrino. Maldita sea, no entiendo por qué ese olor me hace dudar; cada vez es menos fuerte.—Vamos por el cachorro y después seguimos ese aroma —dice Zah, mi puma, no muy contento.Decido hacerle caso. Él no habla mucho, por no decir que en realidad casi nunca lo hace. Me dejo llevar por mi olfato; ese pequeño está aprendiendo a esconder su olor, aunque por suerte no logra hacerlo por mucho tiempo. Tiro el helado a la basura y camino rápido entre las tiendas que más le gustan. No me atrevo a preguntar a nadie si lo han visto; hay muchos de la manada trabajando en las tiendas del pueblo, y si el chisme de que perdí al futuro Alfa llega a los oídos de la Líder, estoy muerto.Empiezo a sudar al no encontrarlo. Comienzo a hacer pequeños sonidos con la garganta, imitando los llamados de una madre a sus crías. Algunos miembros de la manada que me escuchan me miran como si estuviera loco, pero prefiero eso