Maxine.
-Como lo escucharon – dice mi madre, con una sonrisa de oreja a oreja, como si de verdad esa fuera la mejor noticia que pudiera darme en este momento.
-No entiendo – Trevor tiene el ceño fruncido y una mueca casi de asco en el rostro.
-Ya no estas tan divertido como ahora que me despertaste, ¿Verdad? – susurro en dirección a Trevor, quien me mira con ganas de querer matarme, tal parece que la idea tampoco le gusta demasiado.
-Yo ya tengo un compañero de habitación, hemos hecho planes – dice Trevor.
-Maxine – mi madre suelta un suspiro, y se que está intentado calmarme – es tu primer año en la universidad, no quiero que vivas con cualquier macarra que pueda hacerte quien sabe que cosas – dice con un gesto.
-¡Pero es que él es un macarra! – exclamo señalando a Trevor, hasta que me doy cuenta de que su madre también está frente a mi – lo lamento, Adriana – le digo a su madre – pero no quiero vivir con él.
-Y yo no quiero vivir con ella – dice Trevor, frustrado, igual que yo.
-No quiero que vayas a vivir en uno de esos dormitorios cualquiera, Max, y es mi última palabra – dice mi madre.
-Y yo no te estoy pidiendo permiso, ni te estoy preguntando tu opinión – dice Adriana, mirando con severidad a Trevor.
-Hemos alquilado un departamento, el lugar es agradable, compartiremos los gastos, queda a diez minutos del campus universitario, tiene dos habitaciones, dos baños, una pequeña cocina, es el sitio perfecto para que vivan – dice Rachel, mi madre, como si estuviera trabajando en una inmobiliaria.
Miro en dirección a Nick, que no ha dicho ninguna palabra, y entonces le hago un gesto, necesito que intervenga, que le diga a mi madre y a la suya que eso es una locura, y que no puedo vivir con Trevor, pero, o Nick esta muy distraído, o entonces es muy estúpido y no me entiende, porque sigue igual de callado y lo único que hace es beber de su taza de café como si fuera una anciana de mil años, y un chico de dieciocho años.
-Es tu segundo año en la universidad, Trevor, necesito que pongas los pies en la tierra y dejes de andar con esos amigos tuyos, que no me gustan nada – suelta Adriana, parece que ambas mujeres han armado todo un complot, uno al que Nick también se ha unido.
Por primera vez siento que estoy del mismo lado que Trevor, solo porque sé que no es posible que vivamos juntos antes de que nos matemos mutuamente.
-¿Tu qué demonios sabes de mis amigos? – le pregunta Trevor de mala gana a su madre, que abre los ojos como platos en cuanto lo escucha hablarle de esa manera.
-¿No creen que debieron habernos preguntado antes si queríamos vivir juntos? – digo, cruzando mis brazos sobre mi pecho, cosa que hago siempre que estoy molesta.
-En realidad no, no teníamos que preguntarles nada, hemos tomado la decisión que mejor nos parece, ambos vivirán allí, tu entraras en primer año y necesitas tu propio espacio…
-Y Trevor entrará a segundo año, y necesita dejar las niñerías – completa Adriana, armando todo un dialogo entre ambas – todos estamos de acuerdo, a Marcus – el padre de Nick y de Trevor – también le ha parecido una idea fantástica.
¡Bien, es definitivo, todos han tomado la decisión estando drogados! Es la única razón que se me ocurre para que sigan creyendo que esta estupidez es una buena idea.
Yo niego con la cabeza y fulmino con la mirada a mi madre y a Nick, de haber sabido que estudiar en la misma universidad que Trevor iba a hacer que me tocara vivir con él, jamás la habría elegido, es más, habría escogido la universidad en Hawái con tal de estar lejos de él, es que aun no puedo creer como mi madre es capaz de hacerme esto.
-Como sea, yo me largo de aquí – Trevor se rasca la cabeza, y sale de la sala, mientras todos lo vemos irse.
-Vuelvo en un minuto – le digo a mi madre, a Adriana y a Nick.
Trevor ya da la guerra por perdida, pero yo soy mas obstinada y me niego a aceptar esta locura, asi que corro detrás del chico.
-¡Trevor! – lo llamo, pero él no me oye, o finge no hacerlo, y entonces tira la puerta de la casa tras de sí.
Creo que también me toca recordarle que no esta en su casa, y por ende no tiene derecho de tirar puertas.
Abro la puerta y corro hacia él, hasta alcanzarlo y agarrarlo del brazo - ¡Que te detengas! – le digo.
Él se voltea a verme, y por la expresión en su rostro, se que no esta nada feliz.
-¿Qué quieres, Maxine? – pregunta, sin mucho ánimo.
-¿Vamos a dejar que esto se quede asi?
-¿Tenemos alguna otra opción?
-No lo sé, pero pretendo seguir peleando hasta que lleguemos a la universidad.
-¿Y de que te servirá? Ya sabes como son, no les importara nada de lo que digas, además, han elegido el departamento, probablemente también firmaron un contrato de arrendamiento, y quien sabe si no planearon ya la fiesta de inauguración – dice, y entonces mete la mano a los bolsillos de su pantalón de deporte y saca una cajetilla de cigarrillos.
Yo lo miro mientras él saca un cigarro, toma el encendedor que también ha sacado de sus bolsillos, se pone el cigarro entre los labios y lo enciende, mientras lo veo fumar y me tapo la nariz, me doy cuenta más que nunca que no puedo vivir con él, los hábitos de Trevor me parecen asquerosos, no solo porque fuma como una chimenea, se droga y le gusta irse de fiesta cada fin de semana, sino porque sé que es un mujeriego a morir, y yo no quiero aguantarme los gemidos de nadie en otra habitación de mi departamento.
-¿Entonces ya te resignaste? – le pregunto.
Él levanta los hombros como respuesta, y le da una calada al cigarrillo, tirándome el humo en la cara.
-¡No hagas eso! – le digo con rabia, esparciendo el humo con mi mano.
-Tal parece que seremos roomies, muñeca – me dice, con el cigarro aun entre los labios.
Yo hago un mohín y suspiro, el olor a tabaco me cierra las fosas nasales haciendo que sea más difícil respirar.
-Primero que todo, no me digas muñeca, segundo que todo, si vamos a vivir juntos, tenemos que poner reglas.
Él me mira, y sé que se esta burlando de mí, no necesito que sonría para saberlo, lo conozco como a la palma de mi mano.
-Nada de cigarros en el departamento – esta vez si suelta una carcajada sonora que hace que me sienta mas cabreada de lo que ya estoy – no es un chiste.
-A mi me sonó como a uno.
Suelto un bufido y a riesgo de quemarme, le quito el cigarro de los labios y lo tiro al piso, y si no hubiera sido porque estoy descalza, lo habría pisado hasta hacerlo trizas.
-Te estoy haciendo un favor – suelto y él hace un gesto de desagrado con el rostro.
-Aquí están mis reglas – habla – no hay reglas – termina.
-No podemos vivir sin reglas.
-Podemos hacer lo que se nos dé la gana, porque es la universidad, y no voy a dejar que me amargues la vida, ya me parece bastante malo tener que vivir contigo, no voy a aceptar que pongas ninguna condición, esto no es algo que yo quiera.
-Yo tampoco – le recuerdo.
-Ya que estamos claros en eso, vamos a hace r las cosas de la siguiente manera, compartiremos el mismo espacio, pero nos limitaremos a lo estrictamente necesario, me dejaras vivir como se me de la gana y yo no te molestare para nada, ¿Estamos de acuerdo?
-Pero… – intento refutar sus palabras, pero antes de que pueda decir algo más, él me da la espalda y camina hacia su casa que queda a un par de metros de la mía.
-Nos vemos pronto, muñeca – me grita, aun caminando lejos de mí.
-¡Vete a la m****a, Trevor! – le girito, y mi vecino de enfrente, un anciano que todas las mañanas riega sus plantas, me ve con los ojos abiertos.
Yo respiro profundo, y entro hecha una fuera en la casa, esto no me puede estar pasando a mí, esto tiene que ser una jodida broma de mal gusto, Trevor y yo hemos sido vecinos desde siempre, nuestras madres se hicieron muy amigas cuando nosotros éramos unos bebes, Trevor me conoció cuando yo era una recién nacida y él apenas tenia dos años, nos hemos visto en pañales, nos hemos visto crecer, Nick, Trevor y yo nos hemos conocido desde siempre, pero yo siempre he sabido que Trevor jamás será mi amigo, no solo porque siempre ha sido mayor que Nick y yo, si no porque nunca me han gustado las cosas que hace, siempre he creído que es alguien inmaduro, y detestable, Trevor siempre será el niño que halaba de mis trenzas en el patio de mi casa, es casi mi enemigo.
Y a mi madre se le ha ocurrido la idea de mandarnos a vivir juntos, es que de todas las cosas estúpidas que ha hecho mi madre en toda su vida, esta es la peor, y pretendo hacérselo saber.
-No quiero hablar contigo – le digo a Nick, mientras siento sus pasos caminar tras de mí.
Él suelta un gruñido y me sigue hasta mi habitación.
-Maxi – dice con voz profunda.
-No, no me digas Maxi, de hecho, no me dirijas la palabra en lo absoluto – digo, y me meto en el baño de mi habitación, para no tener que verlo.
Se supone que es mi novio, se supone que conoce a su hermano, y debe saber que Trevor y yo no podemos vivir juntos, aun no sé cómo no fue capaz de decir nada para oponerse.
Abro el grifo del agua caliente y me quito la ropa, después de unos minutos me meto bajo el agua, aun sintiéndome traicionada por mi novio, quien decidió emboscarme con mi madre y con la suya también.
Termino de bañarme pensando en todas las razones que voy a darle a mi madre para que entienda que Trevor no es la persona indicada para ser el compañero de vivienda de nadie, y entonces me envuelvo en una toalla, con cada una de mis razones en mi cabeza, haciendo una lista mental para enumerársela a mi madre.
Cuando salgo, veo mi celular encima del lavamanos, lo observo de reojo, está encendido y hay una notificación de mensaje en la esquina superior de la pantalla.
Lo desbloqueo con mi huella dactilar y lo reviso. Es un mensaje de un numero desconocido.
-Pensándolo bien, no es tan mala idea que vivamos juntos, muñeca – dice el mensaje, que de inmediato sé que es de Trevor, probablemente sacó mi número del celular de su madre o de Nick, yo nunca se lo he dado, jamás hemos hablado por celular porque nosotros no hablamos mucho, a excepción de las pocas palabras que cruzamos cuando estamos en su casa, o en la mía y él se limita siempre a fastidiarme la vida.
Enseguida me llega otro mensaje de él, es una imagen.
Yo la abro y veo la imagen de mi contacto, me ha guardado en sus contactos como “Roomie” y un corazón rojo.
Patético, pienso.
Maxine. Dejo mi celular bloqueado dentro del baño y salgo de ahí, afuera esta Nick, sentado en mi cama, mirando su celular.-¿Qué haces todavía aquí? – le pregunto de mala gana, yendo a mi closet para buscar algo que ponerme – necesito que salgas, voy a vestirme.Él rueda los ojos y me hace un gesto.-No es como si nunca te hubiera visto desnuda – suelta.-No quiero que me veas ahora.-Maxine – él deja el celular en la cama y va hasta donde yo estoy, me detiene con sus brazos fuertes y musculosos, agarrándome de la cintura – ¿Por qué estas tan molesta?-¿Enserio me estas preguntando eso?-Pues si – responde.-Me dejaste sola, Nick, sabes que no me llevo bien con tu hermano, sabes que es como un dolor en el culo para mí y aun asi no dijiste nada, pensé que ibas a defender
Maxine. Un día, estamos a tan solo un día de que Nick se vaya a la universidad y de que yo tenga que irme a vivir con el idiota de Trevor, tan solo veinticuatro horas me separan de mi nueva vida, que tendré que compartir con un chico que es la pesadilla de cualquier persona con sentido común.Es viernes en la noche y mi madre y los padres de Nick y de Trevor han decidido invitarnos a un restaurante para conmemorar el comienzo de la nueva vida de Nick y yo, en realidad, lo que menos quiero en este momento es ir con nuestros padres a comer, yo preferiría estar a solas con Nick, nos quedan solo veinticuatro horas antes de alejarnos por quien sabe cuanto tiempo, pero mi madre se ha puesto nostálgica porque su única hija va a irse a la universidad y a pesar de que estoy molesta con ella por haberme arrendado un apartamento para compartir con Trevor a mis espaldas, no puedo decirle que no.Yo soy
Maxine. Salgo del restaurante y miro alrededor, me siento como una estúpida porque todos me ven como tal, parezco una niña perdida buscando algo, el problema es que yo no estoy perdida y lo que estoy buscando es a alguien a quien en realidad no quiero encontrar.Saco mi celular del bolso y marco a su número, Trevor contesta al segundo tono.-¿Dónde demonios estas?Él suelta una carcajada – parece que alguien no está de buenas pulgas esta noche – me dice al otro lado del teléfono.-Te equivocas, yo estaba pasando un muy bien rato – enfatizo – hasta que me obligaron a buscarte.-¿A buscarme para qué?-Para que vuelvas a la mesa y podamos terminar de cenar como si fuéramos personas normales, ¿Enserio no podías esperar un poco más para desaparecer?Trevor se queda en silencio por algunos segund
Maxine.Me hizo perder mi tiempo, el maldito me hizo perder mi tiempo y además me dejo como a una estúpida allí en la parte trasera del restaurante, yo aprieto los puños con fuerza, quisiera golpear algo justo en este momento, pero no voy a dejarme de Trevor, no voy a dejar que arruine una cena que hasta el momento iba bastante bien.Camino de regreso al restaurante, hasta que me doy cuenta de que aún tengo puesto su blazer, en cuanto lo recuerdo siento rabia, asi que me quito la prenda y la dejo tirada allí, no me importa si se ensucia, si alguien se la roba, o si le pasa cualquier cosa, Trevor tiene mucha ropa y se que no le hará falta este simple blazer que yo tampoco quiero tener conmigo, es irónico, pero el blazer es el recordatorio de lo que me ha dicho, como si la prenda se estuviera burlando también de mí.Entro en el restaurarte y camino hasta la mesa donde todos sigu
Maxine.-¡Deja de mirarme de esa forma! – le pido, viéndolo con el ceño fruncido.-¿De cuál forma?-Asi, como un pervertido – yo hago una mueca con el rostro e intento cubrirme tanto como me sea posible.-Yo no te estoy mirando de ninguna forma – él levanta los hombros con indiferencia – además, no es como si no te hubiera visto antes – dice Trevor y siento que mis mejillas se sonrojan, recuerdo que él tuvo una vista perfecta de mi pecho y de mi pezón y eso hace que me ruborice.-De todas formas, contrólate, ¿Es que no sabes cómo tratar a una mujer? – Trevor suelta una risa torcida y se acerca hasta donde yo estoy en la entrada de la cocina.-¡Oh, muñeca, por supuesto que se cómo tratar a una mujer! – susurra despacio mientras yo observo su rostro entre las sombras que le da un aspe
Trevor. Es de mañana y hace un jodido calor que me obliga a quitarme la camiseta e ir por una cerveza en la nevera, eso es lo que hago, automáticamente voy a la cocina, destapo la botella de vidrio verde y entonces espió por la ventana a Nick y Maxine que están subiendo cajas en el auto de Nick.Me quedo en silencio y los escucho hablar, están tan embelesados el uno con el otro que aun si me pongo en medio de ellos no estarían en la capacidad mental de verme realmente. Maxine y Nick me dan asco, esa relación de pajaritos que tienen me asquea, ¿Es que acaso yo soy el único que se da cuenta de lo falsa que es?Son falsos el uno con el otro, me recuerdan mucho a los malos actores de una mala comedia romántica, esos que parecen que tuvieran que fingir para estar juntos, como si lo hicieran por obligación y no realmente por amor. Aunque después de todo, ¿
Maxine. -¿Eso es todo? – me pregunta Trevor, que ha estado serio la mayor parte del día, ignorando nuestro pequeño incidente de la mañana.-Creo que por hoy si es todo, estoy demasiado cansada – me tiro en mi cama y él me mira desde una distancia prudente, casi que no alcanzo a reconocer a este Trevor que se mantiene a raya – ¿Te pasa algo? – pongo mis codos en el colchón y me levanto ligeramente para poder verlo.-No, yo también estoy cansado, me voy a dormir – suelta y me da la espalda de inmediato.¿Qué demonios? Pienso, no entiendo sus cambios de humor, no entiendo como es capaz de convertirse en una persona completamente diferente en cuestión de segundos, eso me frustra y me irrita, sobre todo, porque sé que no tengo el derecho de reclamarle por absolutamente nada.Yo suelto un bufido, me pongo en pie y voy a mi b
Trevor. Maxine me esta provocando, no sé si lo hace sin intención porque es muy estúpida, o si de verdad lo está haciendo a voluntad, no sé si se trata de mi imaginación, pero no puedo dejar de verla desnuda sobre la cama, y tengo que alejar esa imagen de mi cabeza, no solo porque es la novia de mi hermano, que es lo que menos me importa en realidad, si no porque somos vecinos, nuestras familias son amigas, y nunca me ha gustado todo ese rollo de mezclar placer con cercanía.-¿Compraste un nuevo colchón? – le pregunto y ella me mira confundida.-¿Se suponía que tenía que hacerlo?Yo suelto un bufido, me llevo un par de dedos al puente de la nariz – ¿Tu acaso crees que vas a para un hotel cinco estrellas? – le pregunto de manera retorica.-No…-Tienes que llevar un colchón, nos estamos mudando, Prior, ut