Capítulo 6.

Maxine.

-¡Deja de mirarme de esa forma! – le pido, viéndolo con el ceño fruncido.

-¿De cuál forma?

-Asi, como un pervertido – yo hago una mueca con el rostro e intento cubrirme tanto como me sea posible.

-Yo no te estoy mirando de ninguna forma – él levanta los hombros con indiferencia – además, no es como si no te hubiera visto antes – dice Trevor y siento que mis mejillas se sonrojan, recuerdo que él tuvo una vista perfecta de mi pecho y de mi pezón y eso hace que me ruborice.

-De todas formas, contrólate, ¿Es que no sabes cómo tratar a una mujer? – Trevor suelta una risa torcida y se acerca hasta donde yo estoy en la entrada de la cocina.

-¡Oh, muñeca, por supuesto que se cómo tratar a una mujer! – susurra despacio mientras yo observo su rostro entre las sombras que le da un aspecto particular, haciendo que me dé escalofríos estar allí con él.

-¡Ugh! – suelto un gruñido y rodeo el cuerpo de Trevor, alejándome ligeramente de él, estar cerca de él me aturde, me parece peligroso, no se de que manera, pero algo me dice que corra en la dirección contraria a él.

Me acerco al refrigerador que sigue impregnando del olor de Trevor y saco el cartón de leche, sirvo un poco en un plato y después le echo cereal por encima, sé que Trevor no se ha ido porque puedo sentir su mirada acribillándome desde donde esta.

-Asi no se sirve el cereal – suelta.

-¿De que estas hablando ahora? – frunzo el ceño.

-Del cereal, se supone que primero echas el cereal y después la leche – intenta corregirme.

-Pues yo lo hago como se me de la gana de hacerlo – suelto, llevándome una cuchara con zucaritas a la boca.

Intentando ignorar a Trevor que se ha quedado recostado contra la alacena de la cocina bebiendo un vaso de quien sabe que, me siento sobre la encimera, dándole ligeramente la espalda para que deje de ver mis piernas, o mi pecho, o cualquier parte de mi anatomía.

-¿Acabas de llegar? – le pregunto.

-Si, ¿por qué? ¿Estabas preocupada por mí? – suelta de manera socarrona.

-¡Por supuesto que no! – digo mas alto de lo que debería, teniendo en cuanta que son las dos de la madrugada – solo me parece incomodo quedarnos aquí en silencio, sobre todo cuando no dejas de mirarme como un acosador.

-Está bien.

-¿Dónde estabas?

-¡Detente ahí, muñeca! ¿intentas tener una conversación o solamente quieres interrogarme? – me dice.

-No te estoy interrogando, no lo tomes personal, solamente estoy haciendo una pregunta cualquiera.

-No es solo por lo que dices, es por la manera en que lo dices – él hace un gesto y lleva el vaso a sus labios haciendo que los músculos de su brazo se tensen haciéndolos más visibles.

-¿Y cómo se supone que lo estoy diciendo, Trevor? – ruedo los ojos, el hombre es como una pequeño niño delicado, para él todo es un insulto, aunque en realidad en este momento tengo todos los motivos del mundo para tratarlo mal, después de todo, me dejó tirada en la parte trasera del restaurante, sin importarle si volvía completamente humillada a la mesa con sus padres.

-Con rabia, transpiras desdén y rencor por mí.

-¿Tú crees?

-Si – asiente, levantando las cejas.

-¿Sera porque me dejaste botada? ¡O no, espera! ¿De pronto porque te fuiste de la mesa antes de que la cena terminara? ¿O quiza porque tu única misión en la vida durante mis dieciocho años ha sido joderme la vida? – suelto, empezando a cabrearme, no entiendo como es capaz de actuar como si nada hubiera sucedido, como si la vida fuera un chiste para él.

-La maldita cena ya se había terminado, Maxine – veo como la vena en su frente se inflama y sé que está cabreado, tanto o mas que yo.

-¡por supuesto que no se había terminado! Tuvimos que pedir tu postre para llevar porque tu te fuiste sin siquiera despedirte – quisiera golpearlo, realmente desearía poder darle un golpe con mi puño en la nariz para que deje de ser tan cabezota, pero no tengo ni la fuerza ni la valentía para hacerlo.

-Eres una jodia sobreactuada – me dice con una mueca y yo ruedo los ojos, me estoy hartando de que todo el mundo me diga como soy, porque la verdad es que Trevor no me conoce y no tiene el derecho de decir nada a cerca de mi persona.

-¡Es enserio! Hubieras visto como me miro el valet parking cuando me dejaste ahí y te fuiste en tu moto creyéndote el tipo mas malo del barrio.

Trevor se queda en silencio y no se porque siento que eso es algo realmente malo, asi que me giro ligeramente hacia él, y veo que tiene el ceño fruncido, pero no está serio, su expresión es mas bien divertida.

De repente, el chico chasquea la lengua y camina hacia donde yo estoy, no se que va a hacer, pero me quedó a la expectativa y entonces dejo mi plato de cereal sobre la encimera a un lado mío.

-¿Por qué tienes esa expresión en el rostro? – le pregunto.

Trevor no contesta, pero la sonrisa en su rostro se ensancha aun más.

Trevor termina de acortar la distancia entre los dos y entonces rueda mis rodillas a un lado, haciendo que mis piernas se abran, yo miro a mis piernas que se han movido en contra de mi voluntad y veo sus manos, que aun se mantienen sobre mi piel desnuda, estamos demasiado cerca, y él se acaba de abrir paso para ponerse de pie justo en medio de mí.

-Déjame hacerte una pregunta – me dice, y yo trago saliva mientras intento procesar el hecho de que mis piernas están a cada lado de su cuerpo.

Me siento caliente y no puedo dejar de ver sus manos que no dejan de tocarme, sus ojos que no dejan de mirarme fijamente el rostro, y su torso desnudo que esta muy cerca al mío, pero sobre todo, no puedo dejar de ver la sonrisa que tiene, casi como si supiera que lo que esta haciendo causa sensaciones extrañas dentro de mi cuerpo.

-¿Estas molesta porque me fui antes de la cena o porque no fuiste capaz de convencerme? – susurra, pero yo siento que he perdido la habilidad de hablar – dime, Maxine,  ¿Debía quedarme por ti? ¿Querías que me quedara nada más porque me lo estabas pidiendo tu? – me pregunta, muy despacio y muy bajito.

-No, no por mi – respondo al fin, aun sin recuperar mi compostura – debías quedarte por tus padres y por tu hermano, por todos nosotros.

-Algo me dice que me estas mintiendo, algo me dice que lo que está herido es tu ego y tu orgullo.

-Es que fuiste grosero.

-Siempre lo soy – dice, haciendo un gesto.

-Pero… – dejo la frase inconclusa porque no se que decir, pero de repente, recuerdo lo que Nick me dijo en el restaurante, eso de que él iba a irse para encontrarse con una chica, y no sé qué es lo que me pasa, pero algo me obliga a soltar la siguiente pregunta – ¿Dónde estabas?

-Por ahí – responde, burlándose.

-¿Estabas con una chica?

-Puede ser – sus respuestas son vagas y sé que no quiere decirme la verdad.

-¿Y que estaban haciendo? – sé que él no tiene porque responder eso, pero quiero que lo haga.

-Eso no es algo que debería importarte, ¿o sí?

-No me importa, solo siento curiosidad – parpadeo despacio.

Trevor tuerce ligeramente el rostro y yo hago lo mismo que él de manera involuntaria, casi me siento como una marioneta que esta siendo manipulada por él.

-¿Qué estabas haciendo con mi hermano allá arriba? – me cuestiona.

-No voy a responder esa pregunta.

-Entonces yo tampoco voy a responder a la tuya – Trevor se aleja rápidamente de mi como si nada, como si nada hubiera sucedido y todo hubiera sido producto de mi imaginación, y entonces me siento mas tonta que cuando me dejo en el restaurante, más estúpida de lo que me sentí al volver a la mesa, me siento como una idiota por completo de la cabeza a los pies.

Maxine Prior, eres la persona mas idiota del mundo – me digo a mi misma, mientras veo que Trevor vuelve al refrigerador.

-¿Dónde está mi postre? – me pregunta.

Yo frunzo el ceño porque mi cerebro no acaba de comprender en qué momento la conversación ha cambiado tanto de rumbo.

-¿Que?

-Mi postre, dijiste que habían tenido que pedirlo para llevar, asumo que me lo trajeron, quiero saber donde esta.

Lo miro con atención, no pudiendo creer su cinismo.

-Nos lo comimos Nick y yo de camino aquí – contesto.

Trevor niega con la cabeza y sale de la cocina, dejándome sola nuevamente, tiene que dejar de hacer eso, tiene que dejar de irse asi como asi, la próxima vez que estemos juntos, seré yo quien lo deje solo – me prometo a mí misma.

Me bajo de la encimera y tengo que sostenerme de ella porque siento que mis piernas me fallan, aun se encuentran conmocionadas por el cuerpo de Trevor que estuvo minutos antes en medio de ellas, tocándolas con sus manos ásperas.

Me termino el cereal rápidamente y vuelvo a la habitación de Nick, una vez allí me acomodo en la cama y me arropo con las sabanas a su lado, suelto un suspiro y miro al techo, hasta que siento que mi celular vibra en el mueble al lado de la cama.

Alargo la mano y lo desbloqueo, es nuevamente un mensaje de Trevor.

- “Espero con ansias el día de mañana. Dulces sueños, muñeca” 

Ruedo los ojos, elimino el mensaje y pienso en mañana, ¿Por qué Trevor estaría ansioso por el día de mañana?

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