Capitulo 2 - Confusión

Mi lobo quería que yo me hiciera cargo, que quitará de sus hombros el peso de tener su vida en sus garras, pero razoné con él, era más rápido, más fuerte que mi cuerpo humano , él no se vería afectado por el clima, él tenía una gran capa de pelo que podría ayudarle incluso a tener una temperatura decente de la chica antes de que pudiéramos llegar a calentarla en casa, así que después de quitar todo el hielo y la nieve que pudimos de su cuerpo, aún siendo uno la jalamos lentamente para ponerla a nuestra espalda, mi lobo estaba muy atento, se inclino para moverla y nuestros dientes rompieron su endeble camisa al intentar ponerla en nuestro lomo, dejando un hombro al descubierto y más piel expuesta en sus brazo y pecho, maldije internamente pensando que la fuerza que había ejercido mi lobo había sido más que suficiente para desgarrar su vestimenta, el volvió a ignorarme, lo intentó nuevamente un poco más calmado, más suave, en este momento pasando sus dientes lentamente y jalándola para subirla a lomo, cuando estuvo satisfecho de que su cuerpo colgaba a los lados de su lomo y estaba equilibrado empezó a caminar lo más rápido posible, el movimiento hacía que ella se deslizara lentamente y él tenía que parar repetidamente para acomodarla, fue la caminata más dura que tuvimos en todos nuestros años juntos, yo sentía su angustia y estoy seguro de que él compartía mi deseo errático de tenerla pronto junto a la chimenea, llegando a casa mi amigo lobo no puedo resistir más la tensión y me mostró su deseo de volver a mi interior, de volver al lugar seguro donde solo sus instintos eran necesarios para sobrevivir, no quería manejar este problema más allá de traer la sana y salga, yo lo entendí , estaba tan asustado y frustrado que quería que alguien más se hiciera cargo, dejo que mi piel saliera y su pelaje se escondiera nuevamente, su mente aún seguía mostrándome imágenes de bienestar a su modo, me estaba pidiendo que mantuviera salvo esta pequeña criatura, aún con las manos entumidas por el gran viaje que ha hecho mi amigo con todos los dedos sangrantes caminé llevándola en brazos, se sentía bien tenerla tan cerca aunque su cuerpo era frío, demasiado frío, el frío que estaba helando hasta mis huesos, ese frío venía de su cuerpo, no del ambiente, al ingresar a mi casa me alegré de que el fuego había sobrevivido a nuestra ausencia, el calor nos golpeó a ambos pero ella ni siquiera se movió, tenía el cabello hecho una maraña mojado pegado a todo su rostro, su cuello e incluso su hombro desnudo, la puse con cuidado sobre la alfombra, cerca a la chimenea y me quedé de pie esperando que mis pensamientos se aclararan, para decidir qué debía hacer, tenía un entrenamiento más que suficiente para saber que si no la calentaba pronto, moriría.

Estaba tan entrenado en encontrar personas en el frío invierno, en esta zona ártica que sabía que había hacerle entrar en calor, pero mis músculo se negaban a cooperar, solo el crepitar del fuego me hacía compañía y luego mi siempre fiel amigo fue él que hizo que despertara de esta ensoñación patética, internamente mordió mi brazo sentí la pulsada dolorosa de sus dientes en mi carne, un dolor fantasma sin herida real y eso fue lo único que me hizo volver al presente, lo único que pudo hacerme entrar en acción, desnudé su cuerpo metódicamente, sin detenerme un segundo a mirarla, sabía que ella estaba sufriendo, estaba fría al tacto, su piel era demasiado antinatural, estaba helada, para que sobreviviera sabía que tenía que hacerlo entrar en calor y pronto, pero nunca había lidiado con algo como esto, más allá de entregárselo al personal de rescate, más allá de sacarlo de la zona boscosa, siempre había tenido alguien listo para recibir al personal que se estaba congelando, siempre tenía a mi compañero al lado con entrenamiento médico e implementos suficientes, siempre tenía al médico de turno esperando en una sala de urgencias, nunca había tenido que luchar con las personas después de sacarlos a un lugar seguro, no sabía que seguía. La idea repentina y más obvia llegó a mi cabeza, debería llevarla a una sala de urgencias, estaría mejor atendida, pero el trayecto era largo, yo vivía por demasiado tiempo y en ese momento las carreteras estaban cubiertas por completo de hielo y nieve, no sería un trayecto cómodo, ni corto, sería algo peligroso y con muchos tumbos, mi mente seguía nublada ¿qué podía hacer? ¿cómo podría ayudarla? un pánico adyacente subió por mi pecho, me estaba nublando nuevamente el pensamiento, nunca había sentido algo así, sabía que ella estaba perdiendo la batalla, su respiraciones trabajosa se volvían cada vez más pesadas y menos frecuentes, mi miraba viajó frenéticamente por todas las partes de la casa, hasta que desde sobre la chimenea llegó mi respuesta, era una foto sonriente al lado de mi amigo Thot, inmediatamente corrí hacia el mesón de la cocina, donde se encontraba mi teléfono móvil, con los dedos aún entumidos y la frenética necesidad de hacer algo, marqué uno de los números que siempre tenía mano para este tipo de casos, él era el que siempre estaba ahí, siempre contestaba.

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