Mi lobo quería que yo me hiciera cargo, que quitará de sus hombros el peso de tener su vida en sus garras, pero razoné con él, era más rápido, más fuerte que mi cuerpo humano , él no se vería afectado por el clima, él tenía una gran capa de pelo que podría ayudarle incluso a tener una temperatura decente de la chica antes de que pudiéramos llegar a calentarla en casa, así que después de quitar todo el hielo y la nieve que pudimos de su cuerpo, aún siendo uno la jalamos lentamente para ponerla a nuestra espalda, mi lobo estaba muy atento, se inclino para moverla y nuestros dientes rompieron su endeble camisa al intentar ponerla en nuestro lomo, dejando un hombro al descubierto y más piel expuesta en sus brazo y pecho, maldije internamente pensando que la fuerza que había ejercido mi lobo había sido más que suficiente para desgarrar su vestimenta, el volvió a ignorarme, lo intentó nuevamente un poco más calmado, más suave, en este momento pasando sus dientes lentamente y jalándola para subirla a lomo, cuando estuvo satisfecho de que su cuerpo colgaba a los lados de su lomo y estaba equilibrado empezó a caminar lo más rápido posible, el movimiento hacía que ella se deslizara lentamente y él tenía que parar repetidamente para acomodarla, fue la caminata más dura que tuvimos en todos nuestros años juntos, yo sentía su angustia y estoy seguro de que él compartía mi deseo errático de tenerla pronto junto a la chimenea, llegando a casa mi amigo lobo no puedo resistir más la tensión y me mostró su deseo de volver a mi interior, de volver al lugar seguro donde solo sus instintos eran necesarios para sobrevivir, no quería manejar este problema más allá de traer la sana y salga, yo lo entendí , estaba tan asustado y frustrado que quería que alguien más se hiciera cargo, dejo que mi piel saliera y su pelaje se escondiera nuevamente, su mente aún seguía mostrándome imágenes de bienestar a su modo, me estaba pidiendo que mantuviera salvo esta pequeña criatura, aún con las manos entumidas por el gran viaje que ha hecho mi amigo con todos los dedos sangrantes caminé llevándola en brazos, se sentía bien tenerla tan cerca aunque su cuerpo era frío, demasiado frío, el frío que estaba helando hasta mis huesos, ese frío venía de su cuerpo, no del ambiente, al ingresar a mi casa me alegré de que el fuego había sobrevivido a nuestra ausencia, el calor nos golpeó a ambos pero ella ni siquiera se movió, tenía el cabello hecho una maraña mojado pegado a todo su rostro, su cuello e incluso su hombro desnudo, la puse con cuidado sobre la alfombra, cerca a la chimenea y me quedé de pie esperando que mis pensamientos se aclararan, para decidir qué debía hacer, tenía un entrenamiento más que suficiente para saber que si no la calentaba pronto, moriría.
Estaba tan entrenado en encontrar personas en el frío invierno, en esta zona ártica que sabía que había hacerle entrar en calor, pero mis músculo se negaban a cooperar, solo el crepitar del fuego me hacía compañía y luego mi siempre fiel amigo fue él que hizo que despertara de esta ensoñación patética, internamente mordió mi brazo sentí la pulsada dolorosa de sus dientes en mi carne, un dolor fantasma sin herida real y eso fue lo único que me hizo volver al presente, lo único que pudo hacerme entrar en acción, desnudé su cuerpo metódicamente, sin detenerme un segundo a mirarla, sabía que ella estaba sufriendo, estaba fría al tacto, su piel era demasiado antinatural, estaba helada, para que sobreviviera sabía que tenía que hacerlo entrar en calor y pronto, pero nunca había lidiado con algo como esto, más allá de entregárselo al personal de rescate, más allá de sacarlo de la zona boscosa, siempre había tenido alguien listo para recibir al personal que se estaba congelando, siempre tenía a mi compañero al lado con entrenamiento médico e implementos suficientes, siempre tenía al médico de turno esperando en una sala de urgencias, nunca había tenido que luchar con las personas después de sacarlos a un lugar seguro, no sabía que seguía. La idea repentina y más obvia llegó a mi cabeza, debería llevarla a una sala de urgencias, estaría mejor atendida, pero el trayecto era largo, yo vivía por demasiado tiempo y en ese momento las carreteras estaban cubiertas por completo de hielo y nieve, no sería un trayecto cómodo, ni corto, sería algo peligroso y con muchos tumbos, mi mente seguía nublada ¿qué podía hacer? ¿cómo podría ayudarla? un pánico adyacente subió por mi pecho, me estaba nublando nuevamente el pensamiento, nunca había sentido algo así, sabía que ella estaba perdiendo la batalla, su respiraciones trabajosa se volvían cada vez más pesadas y menos frecuentes, mi miraba viajó frenéticamente por todas las partes de la casa, hasta que desde sobre la chimenea llegó mi respuesta, era una foto sonriente al lado de mi amigo Thot, inmediatamente corrí hacia el mesón de la cocina, donde se encontraba mi teléfono móvil, con los dedos aún entumidos y la frenética necesidad de hacer algo, marqué uno de los números que siempre tenía mano para este tipo de casos, él era el que siempre estaba ahí, siempre contestaba.Contestó como lo esperaba, con un sonido somnoliento, aún sin estar alerta, no deje que terminara de despertar, su hablar no era coherente , las palabras salieron frenéticas de mi boca — te necesito en mi casa de inmediato, hay una chica, se está congelando, no sé qué hacer con ella, dime ¿qué hago? no puede morir— hubo silencio en la llamada, hasta que sus instintos debieron echar mano a su pensamiento aún dormidos, ya que inmediatamente me dijo —desnúdala y ponla frente a la chimenea, si tienes una cobija térmica, pónsela encima cubriéndola totalmente y ponla al mínimo, solo al mínimo… dame 2 minutos estaré allí — y sin más cuelgo, sabía que llamarlo tan tarde en la madrugada era señal de alarma para él, cada vez que lo llamaba era para que me sacara del lío, habíamos sido un par de adolescentes desordenados, aunque él siempre se encargaba de sacarme de todos los problemas, aún siendo el menor de nuestro grupo de amigos Thot siempre había solucionado nuestros problemas, corrí es
Ella era nuestra compañera y aún estaba al borde de la muerte y no pude darme cuenta qué estaba haciendo hasta que llegué cerca a ella, estaba de rodillas antes de que pudiera volver a mi razón, estaba a punto de agachar la cabeza y pasar mi nariz por su cuerpo cuando mi amigo apretó bien mi hombro, sujetándome en mi lugar— para, la vas a asustar, ella va a empezar a sentir mucho dolor cuando su cuerpo empiece a desentumecerse y si se encuentra desnuda con un hombre enorme extraño oliendo su cuerpo va a ser algo aterrador ¿quieres que ese sea su primer recuerdo de ti? —Me alejé, aunque no lo deseaba pero sabía que lo que decía era cierto, sería horroroso que este fuera el primer recuerdo que tuviera de mí, siendo ella mi compañera, entonces me senté a su lado, aun desnudo preguntándome ¿qué podría hacer? Mi amigo recogía metódicamente todas sus cosas, mientras su compañera hurgaba en mi casa, lo sonidos la ubicaban en el segundo nivel, llegó prontamente con un par de bóxer que agrad
El olor a tocino, huevos con verduras y café recién hecho despertaron mi lobo, cuando los dos parpadeamos aún somnolientos nos dimos cuenta de que estábamos en la alfombra, pero nos encontrábamos solos, la pequeña figura se había levantado y por el olor estaba en mi cocina haciendo el desayuno, mi lobo dejó salir una pequeña sonrisa, ya sabía que quería que mi compañera supiera cocinar y él también deseaba poner su hocico en todo lo que ella hiciera, todo lo que tuviera su amor él lo deseaba, me cubrí hasta la cabeza con la manta para poder transformarme sin ningún problema, después de que lo hice busqué mis bóxer, los pasé por mis piernas y subí sigilosamente al segundo piso para ponerme una camisa y algo más, no querías que viera un hombre desnudo ingresando a la cocina, cuando estuve satisfecho con mi apariencia, después de incluso cepillarme los dientes, baje a la cocina, estaba llena de ese fragante y dulce aroma que solamente el desayuno recién hecho con amor y esmero podía cr
—aquí no hay nadie más, solo estamos tú y yo— le dije intentando suavizar mi voz ronca por las emociones, no creía que esas iban a ser las primeras palabras que le decía a mi compañera, esperaba profesarle mi amor, admirar su belleza, ella me miró confundida —¿La señorita Victoria y la señora Antonia no llegaron anoche? no recuerdo qué pasó… pero necesito comunicarme con ellas— el pulso acelerado y sus ojos dilatados me dijeron que temía algo pero todavía no sabía. — cálmate, podemos llamarlas, tengo un celular cerca de la cocina… pero dime primero ¿cómo llegaste aquí?— ella me miró y la confusión volvió a su rostro — no recuerdo mucho— dijo pensativa —solo sé que la señorita Victoria y la señora Antonia me dejaron en el camino y me señalaron una luz ahí quedaba la hacienda donde nos íbamos a quedar, me pidieron que subiera por el camino estrecho ya que con el auto tendrían que dar muchos giros y yo caminando llegaría primero, así podría poner el lugar cálido para su llegada—
Lileet Además de estar en un lugar desconocido y con un hombre que no conozco, las posibilidades de mi futuro son escasas, que el atractivo hombre que está frente a mí este dando opciones para mí solo me llena de pánico, no desconfío de su buena fé, tampoco de lo que puede hacer por mi, pero creo que su bondad pueda tener un límite demasaciado pronto, en este momento no tengo nada, ni la ropa que llevo puesta es mía, la posibilidad de quedarme con el no me molesta, pero prefiero la otra opción, las emociones que está despertando en mi no son fáciles de manejar y que el hombre más atractivo que haya visto en mi vida me quiera consolar me deja preguntándome ¿qué desea de mi?, es un espécimen magnífico, es alto de tez clara y cabello aún más claro, nariz pequeña y respingada, pómulos altos, labios delineados de un tono rosa opaco, ojos cafés intrigantes e inteligentes, cabello cortado a ras de su cráneo y cejas abundantes, sin mencionar la barbilla que demuestra poder, era un sueño, ad
Ya habían pasado más de tres días desde que ella estaba viviendo en el hotel, mi compañera estaba lejos de mí y mi lobo se estaba volviendo loco y frenético, habíamos hecho muchas cosas estúpidas, estás eran noches largas donde él pasaba todo el tiempo metiendo la nariz por debajo de la ranura de la puerta de su habitación con la esperanza de tener un poco de su aroma, noches largas donde miraba la luna con deseos de aullar, pero temeroso de hacerlo por miedo a espantarla, hipervigilantes con terror a perderla de la misma forma que llegó, está era nuestra nueva rutina nocturna, solo hasta la tercera noche ella decidió abrir la puerta, cuando su voz no sonó asustada, sino tranquila mi lobo boleó su rabo como si fuera un pequeño cachorro, ella se agachó a tocarlo tiernamente, mientras le decía —¡hola pequeño! ¿te acuerdas de mí? ¿Que hace tan lejos de tu casa ? ¿tu amo está cerca? ¿ no tienes frío allí afuera?— miro a ambos lados de la puerta, eso me dejó pensando, ella creía que mi
Los rayos del sol despertaron a mi lobo, la mañana cálida de invierno nos saludo y nos dio la sensación que todo iría bien, cuando mi lobo intentó mover su cuerpo se sorprendió, ya que una pierna y un brazo de mi compañera rodeaba nuestro peludo cuerpo, al darse cuenta de eso se inmovilizó nuevamente, dejando que la sensación de su cuerpo contra el nuestro se filtrara, era algo tan natural como respirar, pero no era tan común como debería, encontrar a una compañera era un suceso extraño, pero lo deje disfrutar el momento, él era un lobo feliz y yo era un hombre emocionado, estuvimos así demasiado tiempo, nuestro cuerpo se empezó a acalambrar, pero igual mi pequeño amigo no se movió, ella despertó un largo rato después de que nuestro cuerpo estuviera totalmente entumido y antes de terminar de soltar los hilos que aún la jalaban hacia el sueño, empujó su cara contra nuestro lomo y nos abrazo fuertemente, tomo varias respiraciones profundas llenando sus pulmones de nuestro aroma, era
El olor además de ofender mis fosas nasales también hizo temblar mi corazón y mi alma, eran hienas, esos animales carroñeros miserables tenían mi compañera, el olor que había golpeado mi nariz lo había sentido en varias escenas del crimen, todos robos menores, no había unido las dos cosas al tiempo, pero ahora no me quedaba duda, eran ellos los que estaban azotando nuestro pequeño pueblo con robos y ahora habían robado algo de suma importancia, habían robado algo de lo que se arrepentirían siempre, sentí pasos a mi espalda y cuando giré vi el hijo menor de Frank, un joven de no más de 20 años con el cabello salvaje, apenas empezando a volverse hombre, esperé a que se acercara a mí con gran impaciencia, para ver qué quería, aunque mi lobo quería llegar rápidamente a dónde lo llevaba el olor de las hienas. —puedo ayudarte — fue lo que susurró, agachando la cabeza —sentí el sonido del auto que se la llevó, pude oler el interior, olía animal sucio y humedad— lo miré y suspiré, no me gu