—aquí no hay nadie más, solo estamos tú y yo— le dije intentando suavizar mi voz ronca por las emociones, no creía que esas iban a ser las primeras palabras que le decía a mi compañera, esperaba profesarle mi amor, admirar su belleza, ella me miró confundida —¿La señorita Victoria y la señora Antonia no llegaron anoche? no recuerdo qué pasó… pero necesito comunicarme con ellas— el pulso acelerado y sus ojos dilatados me dijeron que temía algo pero todavía no sabía. — cálmate, podemos llamarlas, tengo un celular cerca de la cocina… pero dime primero ¿cómo llegaste aquí?— ella me miró y la confusión volvió a su rostro — no recuerdo mucho— dijo pensativa —solo sé que la señorita Victoria y la señora Antonia me dejaron en el camino y me señalaron una luz ahí quedaba la hacienda donde nos íbamos a quedar, me pidieron que subiera por el camino estrecho ya que con el auto tendrían que dar muchos giros y yo caminando llegaría primero, así podría poner el lugar cálido para su llegada—
Lileet Además de estar en un lugar desconocido y con un hombre que no conozco, las posibilidades de mi futuro son escasas, que el atractivo hombre que está frente a mí este dando opciones para mí solo me llena de pánico, no desconfío de su buena fé, tampoco de lo que puede hacer por mi, pero creo que su bondad pueda tener un límite demasaciado pronto, en este momento no tengo nada, ni la ropa que llevo puesta es mía, la posibilidad de quedarme con el no me molesta, pero prefiero la otra opción, las emociones que está despertando en mi no son fáciles de manejar y que el hombre más atractivo que haya visto en mi vida me quiera consolar me deja preguntándome ¿qué desea de mi?, es un espécimen magnífico, es alto de tez clara y cabello aún más claro, nariz pequeña y respingada, pómulos altos, labios delineados de un tono rosa opaco, ojos cafés intrigantes e inteligentes, cabello cortado a ras de su cráneo y cejas abundantes, sin mencionar la barbilla que demuestra poder, era un sueño, ad
Ya habían pasado más de tres días desde que ella estaba viviendo en el hotel, mi compañera estaba lejos de mí y mi lobo se estaba volviendo loco y frenético, habíamos hecho muchas cosas estúpidas, estás eran noches largas donde él pasaba todo el tiempo metiendo la nariz por debajo de la ranura de la puerta de su habitación con la esperanza de tener un poco de su aroma, noches largas donde miraba la luna con deseos de aullar, pero temeroso de hacerlo por miedo a espantarla, hipervigilantes con terror a perderla de la misma forma que llegó, está era nuestra nueva rutina nocturna, solo hasta la tercera noche ella decidió abrir la puerta, cuando su voz no sonó asustada, sino tranquila mi lobo boleó su rabo como si fuera un pequeño cachorro, ella se agachó a tocarlo tiernamente, mientras le decía —¡hola pequeño! ¿te acuerdas de mí? ¿Que hace tan lejos de tu casa ? ¿tu amo está cerca? ¿ no tienes frío allí afuera?— miro a ambos lados de la puerta, eso me dejó pensando, ella creía que mi
Los rayos del sol despertaron a mi lobo, la mañana cálida de invierno nos saludo y nos dio la sensación que todo iría bien, cuando mi lobo intentó mover su cuerpo se sorprendió, ya que una pierna y un brazo de mi compañera rodeaba nuestro peludo cuerpo, al darse cuenta de eso se inmovilizó nuevamente, dejando que la sensación de su cuerpo contra el nuestro se filtrara, era algo tan natural como respirar, pero no era tan común como debería, encontrar a una compañera era un suceso extraño, pero lo deje disfrutar el momento, él era un lobo feliz y yo era un hombre emocionado, estuvimos así demasiado tiempo, nuestro cuerpo se empezó a acalambrar, pero igual mi pequeño amigo no se movió, ella despertó un largo rato después de que nuestro cuerpo estuviera totalmente entumido y antes de terminar de soltar los hilos que aún la jalaban hacia el sueño, empujó su cara contra nuestro lomo y nos abrazo fuertemente, tomo varias respiraciones profundas llenando sus pulmones de nuestro aroma, era
El olor además de ofender mis fosas nasales también hizo temblar mi corazón y mi alma, eran hienas, esos animales carroñeros miserables tenían mi compañera, el olor que había golpeado mi nariz lo había sentido en varias escenas del crimen, todos robos menores, no había unido las dos cosas al tiempo, pero ahora no me quedaba duda, eran ellos los que estaban azotando nuestro pequeño pueblo con robos y ahora habían robado algo de suma importancia, habían robado algo de lo que se arrepentirían siempre, sentí pasos a mi espalda y cuando giré vi el hijo menor de Frank, un joven de no más de 20 años con el cabello salvaje, apenas empezando a volverse hombre, esperé a que se acercara a mí con gran impaciencia, para ver qué quería, aunque mi lobo quería llegar rápidamente a dónde lo llevaba el olor de las hienas. —puedo ayudarte — fue lo que susurró, agachando la cabeza —sentí el sonido del auto que se la llevó, pude oler el interior, olía animal sucio y humedad— lo miré y suspiré, no me gu
Lileet Todo fue rápido en un momento estaba aseando una de las habitaciones y en el otro estaba haciendo atada, amordazada y cubierta después de tal ultraje me metieron a la parte trasera de un auto que olía demasiado mal, no puedo explicar el olor simplemente olía mal, después de un viaje accidentado donde los baches del camino hicieron que mis dientes castañaran y mi cabeza golpeara contra algo duro, llegamos a un lugar en el cual el frío hacía que los huesos temblaran, no solo porque estábamos en invierno sino porque el lugar era demasiado desprotegido, sentí que se abrían puertas y luego nuevamente se cerraban mientras me dejaban en un lugar demasiado frío sobre el suelo duro, aún con las manos atadas y la capucha bien puesta en mi cabeza, respiraba con fuerzas, no podía entender que querían de mí ¿era de pronto la policía que se había dado cuenta de que estaba indocumentado y venían a hacerme todas las atrocidades que ya conocía o simplemente estaban buscando chicas jóvenes como
—Por favor no la lastimes.— ese pequeño puñado de palabras hicieron que mi lobo frenara inmediatamente su furia, había estado cegado por un momento, estaba a punto de salir y destrozar la pequeña hiena que estaba intentando esconderse, no huyó como los adultos que debían protegerla, no estaba seguro sí era una de las hijas de los perpetradores del secuestro de mi compañera, pero si no fuera por la clemencia de mi compañera esta chica estuviera hecha pedazos por mi furia fuera de control. la chica se retorció más en el rincón donde se escondía al lado de la puerta, La verdad no quería atacar a una pequeña niña, mi lado racional lo entendía , mi lobo no, pero toda la furia que tenía acumulada decía que necesitaba sacarla de alguna forma, dejé que mi lobo mostrara sus dientes, sus ojos terroríficos antes de hacer la amenaza en voz alta, necesitaba que la niña supiera los riesgos que corría si jugaba conmigo.—pequeña niñita, no intentes hacer nada… si te comportas tendrás un lugar donde
Paseé por la sala calmando un poco mis nervios, tenía que saber si ella estaba bien, pero tenía miedo de preguntar, no quería saber que la habían lastimado, peor aún, que habían abusado de ella sin que yo estuviera para protegerla, pero tenía que saber, mi lobo estaba más alterado a cada momento, él quería olerla toda para estar seguro, no lo deje, ser secuestrada y luego ver a un hombre transformarse en lobo sería demasiado, respire profundamente y comencé —¿estas bien? ¿te duele algo? ¿Te lastimaron?— ella me miro perpleja un momento antes de negar con la cabeza, yo esperaba palabras, que me diera información no solo un movimiento de cabeza, estaba furioso, no solo se la habían llevado, también la habían dejado muy traumatizada, mi lobo aulló en mi interior, teníamos que encontrar esas malditas hienas y mi compañera no iba a hablar, si ella no lo hacia, lo haría la pequeña hiena que estaba en custodia, di varios pasos hacia la puerta pero ella se apretó a mi brazo — no me deje