LileetLa puerta sonó por segunda vez, los obsequios que me había llevado Heib estaban sobre la mesa, las flores estaban en el jarrón de la mesa de noche haciendo alarde de su felicidad, me levante respirando profundo para enfrentar a Heib nuevamente, pero al abrir la puerta no era el, él hombre que estaba parado en la puerta era un ser enorme, con barba que cubría la parte inferior de su rostro y su cabello hacia lo mismo por su parte superior su nariz sobresalía pero no podría saber quién se encontraba debajo de todo ese cabello, los dientes que destellaron eran muy afilados y puntiagudos, él no era gordo pero delgado tampoco, estaba en un término medio, sonrió y su lengua bífida salió a probar el aire —esto fue más fácil de lo que me habían dicho— me tomo de una mano y antes de que pudiera gritar sus colmillos cayeron a mi cuello, la mordida dolió como nada que hubiera experimentado, mi cuerpo se desplomo en los brazos de este hombre y me aterrorice al sentirme consiente pero inm
HEIB Retrocedí mis pasos al lugar de mi compañera, ella estaría furiosa, yo volvería a molestarla y es obvio que no quería verme, pero nuevamente no la dejaría enfrentar a esto sola, al llegar el olor de una serpiente me golpeo, era horrible como a moho y humedad, pero este era un hotel de cambia formas y se podían instalar ahí sin inconvenientes, el olor me sigue hasta la puerta de mi compañera, intente seguir el olor más lejos pero se detuvo justo en la puerta de la habitación de mi compañera, la puerta estaba cerrada, no había signos de violencia y Frank no me había informado nada, esperaba que el olor que sentía de mi compañera no fuera un remanente de su estadía en este lugar, toque la puerta de forma contundente, aún estaba encendida la televisión, pero no hubo respuesta en la habitación, mi lobo estaba enloquecido desde que había sentido el olor de la serpiente, muy dentro de mi sabía que esto estaba mal, forcé la puerta y mis sospechas se hicieron ciertas, mi compañeros no es
Hacía frío, un frío helado gracias a la ventisca y posterior Nevada, estaba en mi forma de lobo y aún así el frío recorría bajo mi piel, sentía que me estaba congelando, tenía temblores en todo mi cuerpo y aún así mi querido amigo peludos, mi siempre leal compañero deambulaba por el paisaje helado buscando algo,¿ qué? no sabría, pero se estaba tomando su tiempo, estaba olisqueando los árboles y la fresca nieve que golpeaba y cubría toda la exuberancia del paisaje congelando, refunfuñé en nuestro fuero interno — ¿por qué no volvemos a la casa?— en nuestra mente evoqué nuestra chimenea encendida y nuestra pequeña alfombra que teníamos al frente para dormir en forma de lobo de forma reconfortante mientras el calor recorría nuestro pelaje, —¿ tal vez comer algo?— evoque el estofado que había en el horno, pero él simplemente me ignoró y siguió su caminata, sabía que las patas de mi compañero estaban empezando a congelarse y que pronto tendríamos pequeñas peladuras en todas las almohadilla
Mi lobo quería que yo me hiciera cargo, que quitará de sus hombros el peso de tener su vida en sus garras, pero razoné con él, era más rápido, más fuerte que mi cuerpo humano , él no se vería afectado por el clima, él tenía una gran capa de pelo que podría ayudarle incluso a tener una temperatura decente de la chica antes de que pudiéramos llegar a calentarla en casa, así que después de quitar todo el hielo y la nieve que pudimos de su cuerpo, aún siendo uno la jalamos lentamente para ponerla a nuestra espalda, mi lobo estaba muy atento, se inclino para moverla y nuestros dientes rompieron su endeble camisa al intentar ponerla en nuestro lomo, dejando un hombro al descubierto y más piel expuesta en sus brazo y pecho, maldije internamente pensando que la fuerza que había ejercido mi lobo había sido más que suficiente para desgarrar su vestimenta, el volvió a ignorarme, lo intentó nuevamente un poco más calmado, más suave, en este momento pasando sus dientes lentamente y jalándola pa
Contestó como lo esperaba, con un sonido somnoliento, aún sin estar alerta, no deje que terminara de despertar, su hablar no era coherente , las palabras salieron frenéticas de mi boca — te necesito en mi casa de inmediato, hay una chica, se está congelando, no sé qué hacer con ella, dime ¿qué hago? no puede morir— hubo silencio en la llamada, hasta que sus instintos debieron echar mano a su pensamiento aún dormidos, ya que inmediatamente me dijo —desnúdala y ponla frente a la chimenea, si tienes una cobija térmica, pónsela encima cubriéndola totalmente y ponla al mínimo, solo al mínimo… dame 2 minutos estaré allí — y sin más cuelgo, sabía que llamarlo tan tarde en la madrugada era señal de alarma para él, cada vez que lo llamaba era para que me sacara del lío, habíamos sido un par de adolescentes desordenados, aunque él siempre se encargaba de sacarme de todos los problemas, aún siendo el menor de nuestro grupo de amigos Thot siempre había solucionado nuestros problemas, corrí es
Ella era nuestra compañera y aún estaba al borde de la muerte y no pude darme cuenta qué estaba haciendo hasta que llegué cerca a ella, estaba de rodillas antes de que pudiera volver a mi razón, estaba a punto de agachar la cabeza y pasar mi nariz por su cuerpo cuando mi amigo apretó bien mi hombro, sujetándome en mi lugar— para, la vas a asustar, ella va a empezar a sentir mucho dolor cuando su cuerpo empiece a desentumecerse y si se encuentra desnuda con un hombre enorme extraño oliendo su cuerpo va a ser algo aterrador ¿quieres que ese sea su primer recuerdo de ti? —Me alejé, aunque no lo deseaba pero sabía que lo que decía era cierto, sería horroroso que este fuera el primer recuerdo que tuviera de mí, siendo ella mi compañera, entonces me senté a su lado, aun desnudo preguntándome ¿qué podría hacer? Mi amigo recogía metódicamente todas sus cosas, mientras su compañera hurgaba en mi casa, lo sonidos la ubicaban en el segundo nivel, llegó prontamente con un par de bóxer que agrad
El olor a tocino, huevos con verduras y café recién hecho despertaron mi lobo, cuando los dos parpadeamos aún somnolientos nos dimos cuenta de que estábamos en la alfombra, pero nos encontrábamos solos, la pequeña figura se había levantado y por el olor estaba en mi cocina haciendo el desayuno, mi lobo dejó salir una pequeña sonrisa, ya sabía que quería que mi compañera supiera cocinar y él también deseaba poner su hocico en todo lo que ella hiciera, todo lo que tuviera su amor él lo deseaba, me cubrí hasta la cabeza con la manta para poder transformarme sin ningún problema, después de que lo hice busqué mis bóxer, los pasé por mis piernas y subí sigilosamente al segundo piso para ponerme una camisa y algo más, no querías que viera un hombre desnudo ingresando a la cocina, cuando estuve satisfecho con mi apariencia, después de incluso cepillarme los dientes, baje a la cocina, estaba llena de ese fragante y dulce aroma que solamente el desayuno recién hecho con amor y esmero podía cr
—aquí no hay nadie más, solo estamos tú y yo— le dije intentando suavizar mi voz ronca por las emociones, no creía que esas iban a ser las primeras palabras que le decía a mi compañera, esperaba profesarle mi amor, admirar su belleza, ella me miró confundida —¿La señorita Victoria y la señora Antonia no llegaron anoche? no recuerdo qué pasó… pero necesito comunicarme con ellas— el pulso acelerado y sus ojos dilatados me dijeron que temía algo pero todavía no sabía. — cálmate, podemos llamarlas, tengo un celular cerca de la cocina… pero dime primero ¿cómo llegaste aquí?— ella me miró y la confusión volvió a su rostro — no recuerdo mucho— dijo pensativa —solo sé que la señorita Victoria y la señora Antonia me dejaron en el camino y me señalaron una luz ahí quedaba la hacienda donde nos íbamos a quedar, me pidieron que subiera por el camino estrecho ya que con el auto tendrían que dar muchos giros y yo caminando llegaría primero, así podría poner el lugar cálido para su llegada—