Vladimir Sokolov Llegué al lugar donde fui tiroteado, observé el lugar detalladamente. En un punto del suelo, había un poco de sangre, estaba seca, después de tantos días. Miré a mi alrededor, mirando desde donde me habrían disparado, pero no sabía de dónde vino. No estuve pendiente y jamás me imaginé que me dispararan.Flashbacks.Estaba junto a mi hermano, observando como descargaban la mercancía de cocaína. Trabajan a toda prisa, sin perder ningún detalles. Con mis manos metidas en los bolsillos, mirando a mi alrededor. —Señor, ¿Dónde llevamos el cargamento? — me preguntó uno de los hombres.—A la bodega, Charlie te dirá dónde. — él asintió. Me fui hacia el coche, pero un ardor fuerte perforar mi hombro. Me senté en el suelo y me giré, mis hombre buscaban por todos los lados. Mi hermano se acercó a mi y presionó la herida. Dolía, ardía y la sangre salía a chorros. —¡Ayudadme, joder! — gritó Andrei. —No cierres los ojos. — pero era imposible, l
Hola, mis bellas lectoras. Bueno me paso por aquí por pedir disculpas por el retraso de las actuaciones, hemos estado en una época donde hemos estado malos. Mis hijos estuvieron con gripe y no a la vez, primero uno y luego el otro, después fui yo. Hemos estado malitos y no he podido darles actualizaciones y por eso, os pido mil disculpas. Ya estoy escribiendo el capítulo y espero que hoy tenga el capítulo, perdón otra vez. Besos desde España.
Sarah Brown Mordí mi labio al ver cómo él, obedeció mi orden. Jamás imaginé que lo hiciera, pero también tiene que entender que lo hago por su bien.Él me cuidó, aunque muchas cosas, las tengo prohibidas, pero sé que puedo contar con él, que jamás me dejaría sola. Vladimir sabe cómo cuidarme, cuando me dan los ataques, sabe calmarme. Sabe mirarme a los ojos y relajarme, ahora, me toca a mí cuidarle y obligarle hacer determinadaa cosas. Salí del despacho y en el salón me encontré con María, que doblaba una cortinas. Me acerqué a ella con una sonrisa —Hola, María..— ella se giró y me mostró su dentadura tras aquella sonrisa. —¿Cómo estás? —Hola, mi niña. — me saludó sin dejar de hacer sus cosas. —¿Cómo te encuentras? Vlad a subido a ducharse.—Lo sé, le he obligado, tengo que curar su herida. — María dejó de hacer lo que hacía y me observó, yo me puse nerviosa tras aquella mirada confusa.—¿Vladimir hizo eso? — asentí. —No me lo puedo creer, él jam
Sarah Brown Desperté, la luz del sol se colaba por la habitación. Me giré y Vlad no estaba a mi lado, miré la hora y marcaban las nueve de la mañana.Esté hombre es un madrugador, ¿No se puede quedar más tiempo en la cama?Me levanté y fui al baño, encendí la llave de la ducha y entré en él. Me relajé debajo de la regadera, el agua caía por mi cuerpo, relajando cada músculo de mi cuerpo. Dios, esto es una bendición, me daba una paz y calma.Cuando acabé, me enredé una toalla en mi cuerpo y otra en el pelo. Me miré en el espejo y me noté más delgada, mi rostro marcaban mis ojeras. »Sarah, tu enfermedad sigue avanzando y sintiéndolo mucho, irá a peor. La medicación ayuda, pero cuanto más avanzas, menos efecto hace. Sarah, estás en lista de espera. Tenemos que esperar para tu operación.«Los recuerdos y las voces de mi doctor, penetran mi cabeza. Saber que tenía los días contados, que iba a morir, no es algo que quieras recibir. Disfruto de los dias
Vladimir Sokolov La dejé que llamara a sus padres, no sé porque lo hice, pero ver una sonrisa en sus labios y lo vi. Salí de la casa y fui al polígono, mi escolta me informó que encontró al hombre que me disparó. Aún estoy adolorido por el balazo, me molesta, pero necesito encontrar al culpable. Sé que fue él, pero fue contratado por alguien.Cuando llegué, observé el lugar, no había nadie, todo estaba solitario. Caminé hasta la puerta gris que tenía enfrente, entré y me encontré a un hombre sentado en una silla, con la cabeza tapada y sus manos atadas. Mis escoltas detrás de él, con las manos hacia delante. Uno de ellos, se acercó a él y le quitó el sacó de la cabeza. El hombre levantó la cabeza y parpadeaba seguidamente por la luz, acostumbrándose a la luz. Me observó y le sonreí de lado, caminé hasta él, cogiendo una silla y sentándome frente a él.—¿Sabes quién soy? — él negó, podía ver su miedo en sus ojos. —¿No? Si eres quién me disparó a dist
Sarah Brown Vlad me dejó en la cama, se quedó conmigo todo el tiempo. Ahora, se encontraba durmiendo a mi lado, estaba de lado, dándome la espalda. Se había quitado la camisa para estar más cómodo, veía su espalda fuerte y con aquel tatuaje que le llegaba desde casi la nuca hasta la parte baja de la espalda. Tenía tatuado una cruz, no era muy calcado, pero sabía que tatuaje era. Me tumbe y lo abracé, dejé un beso en su espalda y cerré mis ojos. Empezó a moverse, se giró y se puso frente mia, pegado a mí rostro. Abrí los ojos y me encontré con su mirada, me observaba en silencio y me sentía nerviosa. Sonreí y me acarició la mejilla, mordí mi labio inferior, anhelaba que me acariciara así. Me fascina que me trate con tanta atención y amor, Vlad a cambiado conmigo, no es el hombre del principio. Pero sé, que su venganza sigue en pie, sé que sí ve a mi padre, no dudaría en matarlo. Aún tengo dudas de todo esas acusaciones, mi padre no es un asesino, él
Vladimir Sokolov Me sentí mal por como le hablé, no sé merecía eso. Ella se preocupaba por mí y yo la trato de esta manera, pero tengo mis motivos, tengo muchas mierdas en la cabeza. Tengo el tema de la organización, mis sentimientos por ella, que aún no sé el significado, porque no sé qué siento realmente. Me encanta tenerla a mi lado todo el tiempo, cuidarla, pero quiero poner claro mis sentimientos. Pero para eso, necesitaba alejarme de ella, porque se lo contrario, me volveré loco. María me echará la bronca, me gritará y me reprochará todo. Pero ella mejor que nadie, sabe lo que vivir con la muerte de mi mujer, el dolor que sentir al perderla.Me levanté y salí de la habitación y en el salón, me encontré con María limpiando la mesa. Caminé hasta las escaleras, pero su voz me detuvo. —No des un paso más. — tras aquella orden, me detuve y me giré sobre mis talones. La observé con uan sonrisa. —Ven aquí, vamos hablar.—Nana, me gustaría ducharme y d
Sarah Brown Me había dado una oportunidad con Vlad, me había abierto su corazón, me dijo que tenía miedo a tener de nuevo una debilidad. Le entiendo perfectamente, perdió a la mujer que amaba, con la que iba a tener una familia. Sus enemigos se encargaron de hundirlo, de buscar venganza. Esa venganza lo tenía cegado, le llenó de ira y dolor.Pero ahora le tengo conmigo, cu cabeza apoyada en mi pecho, abrazándome por la cintura. Sé que se ha quedado dormido, lo sé porque su respiración es tranquila y relajada. Me ha dejado viendo sola la película, pero no me importa, porque me encanta tenerle de esta manera. Mientras acarició su cabello con las yemas de mis dedos. —Cariño. — le llamo en un susurro, él me respondió con un sonido ronco desde su garganta. —Necesito ir al baño. Me soltó apoyando su cabeza en la almohada, salí de cama cuando me levanté, sentí un mareo repentino que nubló mi vista. Me detuve unos segundos y me volví a sentar.—Nena, ¿Estás