Thirty one

Vladimir Sokolov

Me duele mucho escuchar como habla de su destino, ella sabe que va a morir, lo tiene mentalizados. Pero no quiero que tire la toalla, quiero que sea valiente y que no se rinda.

Pero para eso estoy yo, para ayudarla, para apoyarla y que nunca se rinda.

Ahora la tengo apoyada en mi hombro y acaricia mi mano. Me encanta tenerla de esta manera, tan cerca de mi.

—¿Quieres dormir? — pregunté acariciando su brazo.

—Si, pero quiero que duermas conmigo. — sonreí y asentí.

—Claro, vamos. — me levanté y la ayudé.

La cogí de la mano y nos subimos a la habitación, entramos y cerré la puerta. Sarah fue directa a la cama, se descalzó y se metió dentro de la cama. Fui y me puse a su lado, la acerqué más a mí cuerpo y me acurruqué en su cuello. La verdad que necesito dormir, tengo mucho sueño y deseaba dormir sin una hora específica para levantarme.

Cuando desperté, busqué a Sarah con la mano, pero no la encontré. Abrí los ojos y no la vi a mi lado, era ya d
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